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 Después de irse de la cafetería, Minhyuk pudo estar más tranquilo. Llegaron a la empresa y ambos tomaron sus caminos hacia sus respectivas oficinas luego de entrar.

Tocó levemente la puerta de la oficina de su jefe para no interrumpir. No se escuchaba nada, como pensaba, hasta que la voz del alto le dio anuncio de pasar. Entró haciendo una reverencia y se disculpó por estar tan tarde en la oficina, le dio explicaciones de adónde había ido y con quién, cosa que, como siempre, Hyungwon le dio mínima importancia a eso y se encargó de llamarle la atención.

No sabía si era idea suya o su jefe estaba siendo más duro con él desde la aparición de esa mujer. Como castigo lo había mandado a los almacenes para que organizara las carpetas que estaban ahí. La bodega en la que se encontraban todos esos archivos estaba oscura y helada, como si nadie nunca pisara esos lugares; y era exactamente por eso, porque nadie iba ahí.

Montañas y más montañas de carpetas llenas de papales desordenados fue lo primero que vio cuando encendió la luz.

—¿Es en serio? —se dijo a sí mismo y un pequeño eco lo hizo sobresaltarse—. Este lugar bien puede ser para ocultar cadáveres o algo peor.

Trabó la puerta con una pesada caja que estaba a su alcance para que no se cerrara sola. Miró una vez más el cuarto y ni siquiera sabía por dónde comenzar. Esperaba que eso le tomara poco tiempo, hablando de días.

Se puso en marcha para que al menos una parte ya se viera un poco más ordenada. Eran papeles viejos, archivos de los empleados que ya no trabajan en ese lugar y otros cuantos que Minhyuk pasó por alto.

Exactamente no sabía que hora era, cuando escuchó un golpe a sus espaldas haciendo que de asustara. Volteó inmediatamente para ver de qué se trataba y solo era Chae Hyungwon, que había dejado caer una carpeta encima de la caja que detenía la puerta.

—Mañana puedes continuar con esto, es hora de ir a casa.

Minhyuk asintió. El alto se dio la vuelta e inmediatamente Minhyuk corrió detrás de él. No tenía idea de su aspecto hasta que vio sus manos llenas de polvo, se puso a recordar las veces en las que tocó su rostro y ahora tampoco quería saber cómo se encontraba éste.

—No entiendo porqué mandarme hasta aquí abajo para ordenar papeles que ya no son relevantes —dijo por lo bajo.

—Si cuestionará lo que le ordeno hacer, entonces no sé qué sigue haciendo aquí.

—Tú fuiste quien me mandó aquí a ordenar todo ese desastre, en primer lugar.

—Creo que no fui claro, ¿no, Lee? —se detuvo y volteó de manera que quedó frente a frente con el rubio. Minhyuk chocó en su pecho e inmediatamente retrocedió, no quería ensuciar el elegante traje de su jefe—. Si también va a continuar con sus quejas, debería dejar de trabajar en esta empresa.

Minhyuk frunció el ceño y lo miró, no comprendía con claridad las palabras que Hyungwon estaba diciendo en ese momento. En primer lugar, el alto debería reconocer que él era el único responsable de que Minhyuk estuviera en esa empresa; independientemente de lo que hubiera sucedido. Minhyuk también era culpable por haber aceptado el trabajo, pero le iba a demostrar a Chae Hyungwon que no se rendiría tan fácil.

—Que descanse, señor —sonrió levemente y pasó de largo por el lado de Hyungwon.

Subió las escaleras corriendo. Llegando a la recepción detuvo la carrera y comenzó a caminar, se despidió del guardia de la puerta con una reverencia. Cuando se aseguró de ya no estar a la vista de aquel hombre, volvió a correr antes de encontrarse con Hyungwon saliendo del edificio.

Solo una cosa tenía presente: nunca se volvería a subir al auto de Chae Hyungwon, la segunda vez que lo hizo, fue una experiencia desagradable al llevarlo a aquel bar. Corrió sin detenerse a tomar aire, el lugar donde vivíaestaba retirado, pero no se iba a detener.

In a heartbeat - Hyunghyuk Where stories live. Discover now