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—¿Estás bien?

Fue lo primero que preguntó Hoseok cuando ambos se encontraban en su oficina. Se sintió tonto al preguntar eso, ya que evidentemente sabía lo que respondería el rubio.

—Sí.

Hoseok se sorprendió.

—Minhyuk, no tienes que fingir conmigo y lo sabes.

—Tampoco me puedo permitir llorar por él, dejar que se me hinchen los ojos, salir de tu oficina y que todos vean mi mal aspecto.

—Min...

—No, Hoseok, en verdad ya entendí que Hyungwon no puede sentir nada por mí. Le di tantas vueltas al asunto desde que dijo que anunciaría su relación con esa otra mujer...

—Dijo que no estaba seguro de hacerlo.

—Un hombre como Hyungwon nunca se fijaría en alguien como yo.

—No te desprecies por el dolor que sientes. Tú eres mucho mejor que cualquiera. Además escuchaste bien: su padre le pidió hacerlo. Anunciar una relación en la que los sentimientos no son mutuos solo le traerá problemas a la pareja.

—Es detestable.

—Ve y dile lo que sientes por él, Minhyuk. Que sea ahora o nunca. Enfréntalo y dile todos los sentimientos que tienes hacia él o para cuando decidas hacerlo, será demasiado tarde.

De nuevo se puso a pensar en silencio. Por una parte, Hoseok tenía razón y por eso lo odiaba un poco. Siempre buscaba la manera en que cambiara de opinión, pero por otro lado se sentía inseguro. Aunque con su confesión no pudiera hacer que algo en Hyungwon cambiara, de alguna manera se sentiría con un enorme peso menos al decirle lo que sentía por él.

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Hace un poco más de tres años atrás, Chae Hyungwon se había sentido completo al pensar que tenía a su lado a la mujer de sus sueños, con la que se casaría, tendría hijos y serían felices juntos por el resto de su vida. Sin embargo, todo eso se había ido a la basura cuando descubrió la infidelidad de ella. Le había costado superarla más tiempo del que tardó en enamorarse, se dijo a sí mismo que había desperdiciado tres años de su vida, pero debía admitir que le había dado buenos momentos.

Luego de eso, se dedicó por completo a sus negocios, pues estaba a nada de que su padre lo dejara al mando de la empresa y debía concentrarse, poner su cuerpo y alma en eso.

No obstante, dedicarse a los negocios casi las veinticuatro horas del día lo estaban consumiendo. Hoseok, que para ese entonces ya era su amigo, se preocupaba por el alto debido a que en una ocasión había bajado mucho de peso en poco tiempo. Hyungwon hizo caso omiso hasta que tuvo una recaída y llegó a parar en el hospital. Por suerte, la anemia no estaba muy avanzada y logró recuperarse con medicamentos y constantes visitas en el médico.

Un mes después de su recaída, tuvo otro accidente en el que no esperaba conocer a la persona más parlante del mundo; Lee Minhyuk era como un huracán en su oficina, destruyendo todo a su paso, siendo tan torpe, tan distraído. Todos en su empresa sabían de la poca paciencia con la que contaba Hyungwon, pero extrañamente con Lee la tenía. Había algo en ese chico de cabellos rubios que lo hacía tener toda la paciencia del mundo.

De no ser porque Hoseok le había insistido en que consiguiera un asistente para que le llevase sus comidas a la hora que las necesitaba, no le hubiera dado el trabajo.

Pensaba en que un chico podría ser útil, si fuese una mujer también sería útil, pero probablemente llegaría el momento en que su propia asistente lo sedujera o viceversa y no quería verse involucrado en ese tipo de relaciones.

In a heartbeat - Hyunghyuk Where stories live. Discover now