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Minhyuk salió de la oficina de Hoseok con una carpeta en mano para hacerle entrega de la misma a Hyungwon. Iba tímido por todo el pasillo porque las miradas curiosas se posaban en su espalda, por más que trataba de ignorarlas sentía la pesadez de las mismas.

Caminó con tranquilidad a la oficina de su jefe, pensando una y otra vez en cómo le diría lo que sentía por él y ver la expresión de su cara. Su corazón latía con fuerza con cada paso que daba hacia la puerta de su oficina.

Entró después de tocar la puerta y que el alto le cediera el paso desde el interior. Hyungwon estaba como siempre, concentrado en su trabajo y vio el refractario encima de su escritorio, intacto.

—¿No has desayunado?

—No tengo apetito, puede llevárselo.

Se acercó temeroso al escritorio para dejar la carpeta encima de éste. No era que no estuviera acostumbrado a que Hyungwon le hablara de usted, pero esta vez la manera en la que fueron pronunciadas aquellas palabras era diferente; como si fuese más amargo.

Minhyuk asintió y lo llevó al lugar donde preparaba el café. Ya ni siquiera quería preguntarle si quería uno por pensar en la posible respuesta que recibiría.

Pensaba en que ese día el alto ya había pasado por mucho con la presencia de su padre esa mañana como para decirle lo que sentía por él y aumentarle la carga. Negó. No le diría. Además era absurdo.

Por lo que sabía, Hyungwon nunca se había visto involucrado en algo relacionado a su orientación sexual y que él fuera la causa de que ahora ese tema ande de boca en boca por todo el edificio, le hacía sentir culpable. Quizá alejarse sería una buena opción.

Esa noche, sentado frente a Kihyun en la cena, se mantuvo callado y su amigo por supuesto que lo notó raro desde que llegó pero no quería preguntarle nada hasta que él mismo se lo dijera, pero parecía que no lo haría. El sonido de los cubiertos chocando con los platos era lo único que se escuchaba y ya comenzaba a enfadar a Kihyun.

—¿Está todo en orden? No has probado nada desde que nos sentamos.

—Seguramente Hoseok ya te contó —respondió el rubio.

—No sé de qué podríamos haber hablado.

—Por favor Kihyun, no soy tonto. Seguro tomó el teléfono y te llamó hoy en la tarde en cuanto salí de su oficina.

Dejó caer los cubiertos en el plato y se levantó de la mesa.

—Lo lamento, pero no tengo apetito. Con permiso —sin más, se fue a su habitación cerrando la puerta con seguro.

Kihyun lo había seguido con la mirada y suspiró. No podía creer que su amigo estuviera así de afectado por un hombre que no le hacía el mínimo caso y lo trataba como a cualquier otro.

Por supuesto que Hoseok lo había puesto al tanto de lo que sucedía porque Minhyuk era amigo de los dos y se preocupaban por él, pero Kihyun quería escuchar del propio Minhyuk lo que había sucedido y que le hiciera saber cómo se sentía.

Sin embargo, el rubio parecía querer pensar todo con tranquilidad, asimilar lo que estaba pasando y tomar una decisión final.

En su habitación miraba un punto fijo en el blanco techo, Minhyuk estaba tratando de entender o quizá buscar algo que le dijera que Hyungwon estaba mintiendo sobre la noticia que les dio a Hoseok y a él en su oficina, pero era difícil percibirlo porque el alto se encargaba de trasmitir seguridad a la hora de hablar.

Lo odiaba, pero más se odiaba a sí mismo por querer que el alto se fije en él, que lo ame y que rompa con esa tal Jung Chaeyeon. Abrazó una almohada y pataleó sobre el colchón; más que triste estaba furioso.

¿Por qué trabajaba para él?

¿Por qué lo llevó a su casa aquella noche después del incidente en el bar?

¿Por qué en la boda de SunHee lo defendió dos veces?

¿Por qué lo había estado acompañando a la empresa de los Jung y le regalaba sonrisas que parecían sinceras?

Tantas preguntas que quería hacerle pero seguramente no obtendría ninguna respuesta y eso era lo que lo tenía furioso.

No quería saber nada, no quería saber nada de Chae Hyungwon y lo que hiciera con su vida. Ese hombre que se había encargado de transformar el amor que sentía Minhyuk por él, en odio; lo detestaba, no había otra palabra que lo describiera mejor.

Pequeñas acciones eran las que hacían ilusionar al menor de que podría tener una oportunidad de derrumbar la barrera en el corazón de Hyungwon, pero éste se encargaba de hacer ese muro aún más grande con su tonta indiferencia.

Minhyuk hundió la cara en la almohada, ahogando un grito de frustración porque se estaba volviendo loco; Chae Hyungwon lo estaba volviendo loco. Sin embargo, también estaba cansado de que nada de lo que hiciera por él fuese bueno.

No tardó mucho cuando se escuchó la puerta de la habitación de Kihyun cerrarse. Se levantó de la cama, tomó una toalla y ropa para darse una ducha.

Estaba bajo aquella lluvia artificial, con sus ojos cerrados y jabonando su cuerpo. Inmediatamente su mente comenzó a viajar más allá de lo que podía esperar. De pronto ya no eran sus propias manos las que recorrían su cuerpo, sino unas más grande que llenaban de calidez todo su interior, haciéndole sentir una corriente eléctrica.

Jadeó cuando sus manos descendieron hasta su entrepierna. Apoyó la palma de su mano izquierda en la pared mientras con la diestra se acariciaba. Aún con los ojos cerrados, Hyungwon estaba ahí con él recorriéndolo. Entonces comenzó a masturbarse, acallando con su mano libre los gemidos que querían escapar de su boca.

—Hyungwon... —susurró y tapó más su boca. No quería ser escuchado por su mejor amigo. Le daría vergüenza que se diera cuenta que fantaseaba con su jefe.

Se dejó llevar por el placer que estaba sintiendo. Sus piernas temblaban y pequeños espasmos se apoderaban de su cuerpo. Un par de minutos más bastaron para que el orgasmo lo invadiera y terminara manchando la pared con sus fluidos.

Sus ojos se abrieron atónitos y su respiración era agitada. Sus mejillas se volvieron color rojo al darse cuenta de lo que había hecho, limpió su mano y la pared sintiendo la vergüenza.

No podía creer que se había tocado pensando en un hombre.

No podía creer que había fantaseado con que Chae Hyungwon tocaba su cuerpo.

In a heartbeat - Hyunghyuk Where stories live. Discover now