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Meses atrás.

Sentado frente a la mesa de centro de su sala de estar, se encontraba Lee Minhyuk, observando la pila de periódicos que tenía por delante. ¿Cuándo había sido la última vez que trató de conseguir un trabajo y había fallado en el intento? La gente solía ser muy cruel de una forma tan... sutil, eso le quedaba demasiado claro. ¿Por qué no simplemente decirle que no podían contratarlo porque no superaba las expectativas y era un inútil? Todos terminaban diciéndole que ya no habían vacantes. ¡Era una pesadilla!

Consiguió un par de trabajos, pero no le ayudaban económicamente para ayudarle a Kihyun con los gastos del departamento en el que vivían los dos. Su amigo castaño le había ofrecido trabajar con él en su cafetería, más sin embargo, Minhyuk no aceptó porque el dinero que estaría recibiendo, saldrían de las mismas ganancias del negocio de su amigo. Luego de tanto insistir, Kihyun convenció al rubio, pero con la condición de que no recibiría salario.

—¡Me rindo! No logro conseguir algo que me guste hacer —se dijo a sí mismo, dejándose caer completamente en el sofá.

—No te detengas. Verás que pronto encontrarás algo que realmente te guste y que valga la pena trabajar en eso si te van a pagar bien —le dijo su mejor amigo llegando a la sala de estar con dos tazas de café.

A la mañana siguiente, Kihyun le dio aviso a su amigo rubio de que uno de sus empleados pasaría nuevamente por él, por lo que su auto estaría a disposición de Minhyuk para que cuando saliera a buscar trabajo, tuviera mejor accesibilidad en el transporte.

Minhyuk salió del edificio encaminádose al estacionamiento. Una vez dentro del auto, soltó un pesado suspiro. Esto realmente le estaba cansando demasiado; no encontrar un buen trabajo le estaba frustrado.

—Está es tu última oportunidad, Lee Minhyuk. Debes llegar a casa diciéndole a tu amigo que has conseguido un buen trabajo.

Minhyuk era un chico alegre, demasiado simpático, pero también rebelde y problemático. Uno de los factores de los cuales le habían corrido de la preparatoria sin antes haberla concluido. Quizá era una de las causas por las cuales también le negaban el trabajo; no tenía sus estudios completos.

En la carretera, iba tan sumergido en su propio punto que no se dio cuenta que el semáforo había cambiado a color rojo para ceder el paso a los peatones. Un golpe en su frente le hizo salir del transe, dándose cuenta de que le había pegado al auto de adelante. Inmediatamente sus nervios se hicieron presentes porque nunca le había ocurrido algo así.

—Ay no, ay no, ay no —se repitió a sí mismo. Sus ojos se abrieron más cuando vio que el conductor del auto ajeno, abría la puerta y salía del auto— ¿Ahora qué diablos hago? ¿Qué le digo?

Un hombre alto con lentes oscuros apareció ante sus ojos, de traje impecable, hombros anchos y parecía que no salía del gimnasio pues desde donde se encontraba Minhyuk, se veía que tenía músculos por debajo de esa ropa. Un empresario, pensó Min, ahora querrá hacerme pagar el golpe o peor aún me meterá a la cárcel por no tener esa cantidad que me pida.

El hombre observó el golpe en la parte trasera de su auto. Incorporándose, acomodó nuevamente su bien presentable traje. Minhyuk para no verse más cobarde, salió del auto con cuidado captando la atención del hombre de negocios.

—Parece que... hubo un pequeño accidente —comentó Minhyuk, acercándose a ver el golpe del auto. Kihyun lo iba a matar si llegaba a enterarse de que ocurrió un accidente.

El ajeno se mantuvo neutro, demasiado callado, observándolo detrás de aquellas gafas negras que por alguna razón intimidaban al rubio. Sacó su celular poniendo más nervioso a Minhyuk, creía que iba a llamar a la policía por lo que le arrebató el celular lanzándolo al otro extremo de la calle.

In a heartbeat - Hyunghyuk Where stories live. Discover now