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Hoseok estaba en su auto, nervioso, sí. Había detenido el vehículo a una cuadra de la cafetería a la que fue una vez con Minhyuk y que resultó ser de Yoo Kihyun.

Tarareando los dedos en el volante, se mentalizaba sobre qué cosa diría en cuando se encontrara de frente con Kihyun. Su corazón estaba igual de emocionado como la vez que tuvieron su primera cita.

—Si no lo hago ahora, no lo haré nunca —se dijo a sí mismo y salió de auto cerciorándose de haberlo dejado bien cerrado.

Metió las manos dentro de los bolsillos de su saco y se encaminó a la cafetería. Aún trataba de hacerse una idea de qué podría decir o cómo actuaría si se veían.

Se detuvo a unos pocos pasos antes de que el local quedara a su vista. Se sentía como un tonto, así que se dio media vuelta para regresar a su auto. Sin embargo, se detuvo de golpe cuando de frente, se encontró con la razón del porqué estaba en ese lugar.

Al verlo, el semblante de Kihyun se puso serio y lo único que hizo Hoseok fue regalarle una pequeña sonrisa, la cual no recibió respuesta por parte del menor; era de esperarse.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Kihyun, tensando la mandíbula. Sabía que tarde o temprano debía enfrentarse a esta situación, pero no tenía idea que sería tan pronto.

—¿No te alegra verme?

—No deviste volver.

—Nunca me fui —Kihyun negó ante su respuesta y trató pasar de largo por un costado del mayor, pero éste lo detuvo de un brazo, acto que hizo a Kihyun sorprenderse y safarse de aquel agarre

—No me toques —dijo entre dientes.

—Sí, lo lamento.

Kihyun miró a su alrededor, no le agradaba la idea de hacer ese tipo de escenas y que las personas se detuvieran o miraran para ver qué sucedía.

—Vete.

—No, no lo haré —Hoseok habló firme, sosteniéndole la mirada—. Ha pasado mucho tiempo desde que no sabía nada de ti. En aquel entonces decidiste creer en esos malditos rumores antes de que yo pudiera explicártelo; preferiste dejarme en el olvido...

—Cállate —trató de esquivarlo nuevamente, pero el pelinegro se lo impidió.

—No, no lo haré —volvió a repetir—. Minhyuk fue el único que me creyó aquel día, y hace algunos meses lo volví a encontrar trabajando en la misma empresa donde estoy yo. ¿Por qué tú no hiciste eso mismo, ah? ¿Por qué no me creíste?

—Minhyuk no sabía diferenciar entre el bien y el mal.

—Deja de protegerlo como si todavía fuese un niño, ya pasaron tres años desde eso. Minhyuk ha crecido y ahora sabe lo que está bien y lo que no... —hizo una pausa—. Pero no es Minhyuk el tema principal, somos tú y yo.

—No, no somos tú y yo. Creo que dejé muy claras las cosas cuando decidí terminar contigo.

—¿Al menos alguien te confirmó si me acosté con una de esas chicas? ¿Alguien te mostró fotos donde probaban que era yo el que estaba en la cama con esas chicas?

—Sabía que eras un maldito casanova antes de que me pidieras salir contigo.

—Eso no lo niego, pero desde que te conocí comencé a cambiar todo de mí. Ya no salía a fiestas, alejé al montón de chicas que me seguían y a ti te consta. Dejé todo lo malo por ti... conocí a Hyungwon gracias a ti y ahora tengo un buen trabajo. Si no hubiese sido por eso, estoy seguro de que ahora mismo no estaría hablando contigo y me encontraría enterrado tres metros bajo tierra —el tono de voz de Hoseok comenzaba a subir y su respiración se tornaba más acelerada; estaba triste y molesto.

Kihyun bajó la mirada y sus ojos comenzaban a humedecerse. No obstante, no se permitió derramar ni una lágrima pues las limpió a tiempo.

Era verdad que nunca nadie le había dado pruebas para demostrar que Shin Hoseok sí se había metido con ese montón de chicas de las que hablaban. Ahora se sentía tonto, pero no podía saltar a los brazos del mayor como si no hubiese sucedido nada.

Por su parte, Hoseok trató de tranquilizarse. Avanzó un poco hacia el más bajo, pero éste retrocedió y el pelinegro comprendió.

—Solo te pido que me des una nueva oportunidad. Comenzaremos desde cero... perdí mucho más tiempo del que pude disfrutar estando a tu lado.

—Vete —dijo firme y levantó la mirada hacia aquel par de ojos color avellana.

—Kihyun...

—No Hoseok, en serio vete. Este no es el lugar ni el momento para hablar de eso.

—¿Seguirás huyendo?

—¿Sucede algo aquí, Kihyun? —una voz diferente habló a espaldas de Hoseok.

El menor se alegraba de que Jooheon apareciera en ese preciso momento. No pudo encontrar mejor oportunidad de escape que esa. Le sonrió ampliamente al chico y pasó por un costado del pelinegro.

—No, nada. Regresemos al trabajo —dijo lo mejor animado posible, pero Jooheon no se lo comía. Kihyun lo tomó del brazo y comenzaron a caminar en dirección a la cafetería.

—¿En verdad estás bien? ¿Quién era ese sujeto? —preguntó, después de haber mirado hacia atrás y ver al pelinegro alejándose.

—Hoseok.

—Ahora vuelvo —dijo con el semblante serio. Kihyun lo detuvo.

—No vale la pena. Regresemos al trabajo... y es una orden.

Jooheon soltó un suspiro. Sabía que como su jefe, debía obedecerle.

Hoseok entró a su auto. Las dos personas habían desaparecido de su vista. Golpeó el volante con furia, pero tenía clara una cosa y era que no se daría por vencido. Iba a recuperar a Kihyun; lo volvería a conquistar y se ganaría nuevamente su confianza, la confianza que las personas hicieron que se fuera cuando comenzaron con aquel montón de rumores.

En ese momento tenía sus sentimientos y emociones revueltos. Le molestaba que Kihyun no haya querido hablar con él, pero por otro lado su corazón estaba emocionado de al fin poder verlo después de tanto tiempo. También sentía un nudo en el estómago al ver que el menor casi se soltaba a llorar.

Maldición, quería ir de nuevo y enfrentarlo dentro de la cafetería. Poco le importaba la atención que llamaría de los clientes, pero de esa manera Kihyun nunca lo llegaría a perdonar y ahora sí lo echaría por completo de su vida. 

In a heartbeat - Hyunghyuk Where stories live. Discover now