Haruchiyo Sanzu: Tokyo Revengers

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-¿Crees que soy como tus chicas de una noche? Ja, como si no me conocieras.- Rió al notar el ceño fruncido de Sanzu, negando con la cabeza.

-¿Quién te crees que eres? No eres más que una mald-

-Cuida tu vocabulario cuando hablas de nuestra princesa, Sanzu.- La voz de Ran hizo que se callara, un gruñido escapando de su garganta-. Ella sabe lo que vale, por eso no está interesada en un cualquiera como tu~. Peor en este estado tan... deplorable.

Y no mentía, Sanzu se había pasado de pastillas en aquella ocasión, solo por eso había tenido la valentía, o la desgracia, de haberla invitado a una noche de fiesta con él, pues bien sabía que la menor de los Haitani estaba fuera de sus límites.

-No estás a la altura de una Haitani.- Comentó también Rindou, carcajeándose junto al mayor-. ¿Verdad, princesa?

-No puedes negar eso, hermanito~.

-Son insufribles.- El pelirrosa simplemente salió de ahí, murmurando un par de insultos hacia el trío de hermanos. 

-¿Vieron su cara? Pobrecito~. Se quiso hacer el listo~.

-Ya, parece que no estaba en sus cabales.- Chasqueó la lengua, mirando hacia el otro lado-. Otra vez.

-¿Acaso sientes pena por él?

-Ran, el no era así... 

Y no mentía, conoció a Sanzu cuando estaba en la Tokyo Manji, pues en ese tiempo él también estaba envuelta en aquellas pandillas muy a pesar de sus hermanos.

Los dos se conocieron cuando entró a la división de Mucho, siguiendo siempre sus órdenes al pie de la letra, por lo que terminó siendo bastante cercana al de cicatrices. Era callado la mayoría del tiempo, pero llegaron a entenderse bien sin necesidad de palabras; y a él también le agradaba, más de lo que le agradaban la mayoría de miembros.

Pero todo se fue al caño cuando entraron a Bonten, Sanzu recurrió a las drogas, y poco a poco fueron separándose, sin siquiera dar motivos, en silencio.

Había perdido a su amigo, y a pesar de las constantes burlas hacia él por parte de ella y sus hermanos, aquello le dolía. 

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-Agh, este imbécil...- Tocó nuevamente el timbre, sin respuesta alguna. Sabía la contraseña del apartamento porque Ran se la dijo, así que ingresó la clave y entró sin más-. ¿Haruc-?

-¡N-No hice nada! Lo juro, el solo... se tomó todas las pastillas, no lo maté yo.- Se descolocó cuando aquella mujer salió de la nada, más que asustada y con lágrimas en los ojos-. Juro que no hice nada.

-¿Quien eres? ¿Qué haces aquí?

-E-El está... todo pasó muy rápido, solo venía por algo de sexo y-

-Espera ¿dónde está Haruchiyo?

-Juro que no lo hice yo.

Todo cobró sentido en aquel momento. La echó de la casa rápidamente no sin antes advertirle que esto no debía saberlo nadie, y que se alejara de Bonten desde ahora, corriendo por el lugar para encontrar al pelirrosa más que preocupada.

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