-Mikey, quiero ser parte de los Tokyo Manji.- Aquella frase dejó en silencio a los dos rubios, pues no pensaron en ningún momento que pediría algo así-. Quiero ser como ustedes.
-Bueno, no hay chicas pero podrías ser la primera.
-¿Estás loco, Mikey? Ni en broma dejaré que la metas.
-¿Por qué? Está lo suficientemente mayor para pensarlo, además si sabe pelear.
-No, y eso no se discutirá.
-Kenchin, estás siendo paranoico ¿por qué no podría unirse?
-Porque yo lo digo, y no discutiré más.
-Pero no eres su dueño, no tiene dueño, ella puede hacerlo si quiere.
-Dije que no, ella no entrará a los ToMan y esta es mi decisión final.
-Pues la decisión es mía, no tuya.
-Chicos...
-No me interesa, no entrará y se acabó.
-Y a mi no me importa eso. Es una petición de ella y no tienes porqué interferir en eso.
-Draken, Mikey tiene razón. La decisión la tomé yo y-
-Cállate, ni una sola palabra, no te metas.- La voz con la que le habló dejó helada a la joven. Mikey se quedó en silencio, esperando a ver su reacción pues nunca había escuchado a Draken hablarle así a la más baja.
-¿Y quién eres tú para decirme eso?
-No me importa, no entrarás y se acabó.
-¡No te haré caso!
-¡No entrarás, ya haz silencio!
-Imbécil.
-Tu lo eres más.
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-Entonces... Mikey y Draken se pelearon ¿uhm?
-Creo que fue... mi culpa.- Admitió ante el de cabellos lavanda, soltando un suspiro para después sentarse a su lado, recogiendo sus piernas contra su pecho-. Lo siento.
-No creo que lo haya sido pero... ¿qué ocurrió?
-Le dije a Mikey que quería unirme a los ToMan. Draken se enojó conmigo por pedir eso, y luego Mikey dijo que estaría bien pero Draken se oponía y-
-Tranquila, respira.- Intentó calmarla, pues sus ojos se habían llenado de lágrimas. Mitsuya era el mejor escuchándola, así que siempre terminaba bastante emocional con él-. Entiendo, quieres ser parte de ToMan... y supongo que Draken no dejará que eso pase.
-Exacto, luego Mikey le dijo que porqué, que el no era nadie para decirme que no y entonces...
-Terminaron discutiendo, entiendo.- Se quedó unos segundos pensando, mirándola de reojo-. Los dos tienen razón.
-Pero...
-Draken no quiere ponerte en peligro, cuando eres parte de la ToMan ocurren muchas cosas no tan buenas. Entiendo el que Draken se haya opuesto a esa decisión, pero tampoco es quien para decirte qué hacer, en realidad creo que Draken, bueno ¿cómo te explico? Será mejor que hables con él.
-Se enojó conmigo también, no me habla y yo no le hablo...
-Espera a que las cosas se calmen un poco, los dos a veces son muy precipitados, solo dale un tiempo.
-Gracias por escucharme, Mitsuya.
-De nada, sabes que siempre estaré aquí para la princesa de los ToMan.
-Golpearé a Mikey por darme un apodo tan estúpido.
-Sí, tal vez lo necesite.
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Cuando sus ojos se encontraron el rubio simplemente desvió la mirada, soltando un largo suspiro. Le había aplicado la ley del hielo después de la discusión, así que no habían hablado hasta ahora.
-Hey, quiero hablar contigo.
-Lo estás haciendo.
-Pero quiero que me mires.- Aquello lo dijo con tal firmeza que la joven no pudo negarse, dirigiendo su mirada a el-. Quiero... pedir disculpas por lo que pasó.
-Uhm, asombroso que tu te disculpes.
-Puede que haya sido un poco grosero, pero tengo mis motivos.
-¿Hacerme sentir mal lo vale?
-Me pasé, lo admito.- Rascó su nuca, aún manteniendo la mirada. No iba a ceder, la verdad es que si se había pasado un poco pero era por una buena razón-. Es solo que... tu sabes las consecuencias de ser parte de los ToMan, sabes las cosas que otras pandillas quieren hacernos.
-Draken, soy fuerte, puedo con eso.
-¿Y si no? ¿Qué harías si son muchas personas? ¿Si no está alguno de nosotros para pelear junto a ti?
-¿Recibir una paliza?
-No entiendes lo bajo que llegan a caer esos imbéciles, no saldrías... bien.
-Draken...
-Escucha, solo no quiero que nada malo te pase ¿entiendes? Eres... importante para mi, si resultaras lastimada por alguna tontería que tenga que ver conmigo no podría seguir. En serio no sabes cuanto te... quiero, y no estaré dispuesto a discutir algo que tenga que ver con tu seguridad.- Aquella confesión la tomó por sorpresa, quedándose en silencio por un largo rato pues sentía que debía ordenar sus pensamientos primero-. Lo siento si te grité, o si dije cosas que no debería, pero mi opinión no cambiará. Te quiero a salvo, no metida en cosas que son tan peligrosas.
-¿Y cómo crees que me siento yo, Draken? ¿Crees que no me afecta cuando regresas todo lastimado? ¿cuando no sé dónde estás peleando? ¿cuando me dices "ya vuelvo" sin saber si realmente lo harás después de una gran pelea? Eres... egoísta ¿por qué piensas que eres el único preocupado? También te quiero, idiota.- Esta vez fue el rubio quien se quedó sin palabras, pues no esperaba aquella confesión tampoco. Los dos habían sido amigos desde hace tiempo, pero nunca imaginó que ella compartiría aquel sentimiento-. Es tan frustrante porque no entiendes cómo me siento.
-Lo siento, sabes que a veces soy algo malo con las palabras.- No dudó en abrazarla, dejando que se hunda en su pecho, acariciando su cabello al escuchar un suave hipeo que provenía de sus labios-. Los dos nos tenemos que mantener a salvo, entonces será una promesa ¿te parece?
-Eres un tonto, Ken.
-¿Me perdonas?.- Solo sintió como asintió con la cabeza, sonriendo al darse cuenta de lo que había pasado-. Gracias, prometo que cuidaré más de mi mismo de ahora en adelante, después de todo no quiero que vuelvas a llorar.
-Perdón por ser imprudente y no pensar en las demás consecuencias.
-Te perdono porque yo también lo soy... Como recompensa te puedo invitar a comer, al lugar que quieras.
-Podemos ir a comer Taiyakis, y luego visitar a Mikey para disculparme con el por haber causado esta pelea.
-Tal vez le debo una disculpa también...
-Entonces vamos.
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