Shinichiro Sano: Tokyo Revengers

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AU: Ultima línea de tiempo



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-Hola, vi que tu negocio es nuevo así que... traje un pequeño regalo.

La voz femenina que escuchó hizo que se girara, parándose del banco en el que estaba sentado trabajando en una moto. Sus miradas se encontraron y Shinichiro sintió como todo su cuerpo se erizaba, amor a primera vista dirían algunos.

-¿Puedo... dejarlas en la mesa?

-Oh, sí, sí.- Asintió enseguida, tomando una toalla para limpiarse lo suficiente para estar un poco más presentable, su corazón latiendo como loco-. Lo siento, no esperaba visitas.

-Discúlpame a mi por la interrupción.- Sonrió algo apenada.

-Ah, mis modales.- Se dio un golpe en la frente, ensuciándose sin querer con algo de grasa-. Shinichiro Sano, un gusto.

-U-Uh, te... espera un momento.- Se acercó a él con cuidado, alzándose para limpiar la mancha de grasa en su rostro con un pañuelo, sonriendo divertida-. Listo, Shinichiro-san.

-Que torpe, lo siento.- Rió algo apenado, simplemente dejándose hacer.

-Soy la dueña de la floristería que está al frente, vine para darte un pequeño regalo de bienvenida, pensé que le vendrían bien a tu tienda.- Señaló su local, pues era posible ver todo desde la ventana. La mirada del pelinegro viajó hacia el pequeño florero que había dejado en la mesa, sonriendo sin darse cuenta-. Son de la buena suerte.

-Muchísimas gracias.- Asintió algo embobado, perdido en su pequeña figura-. Eres muy linda al hacer esto.

-No hay de qué, yo... uhm, debo ir de regreso a mi tienda, pero estaré ahí todo el día si quieres charlar o si necesitas ayuda. Es un gusto haberte conocido, Shinichiro-san.

-El gusto es completamente mío.

El mayor de los Sano solo vio como salía de la puerta, dándose cuenta de que probablemente esa chica se iba a convertir en su perdición.

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-Oh, Shinichiro-san no pensé verte de vuelta por aquí tan rápido. Solo ayer me compraste un par de macetas.

-Uh, sí... pensé en darle un regalo a mi hermana, pronto será su cumpleaños y... ya sabes.-Rascó su cuello, algo nervioso-. Pensaba en algo lindo, pero realmente no soy bueno en esas cosas así que quería tu ayuda.

-Entiendo, entiendo... ¿quieres que arme algo para ti?

-Eso sería... genial.- Se paró frente a ella, mirándola con una pequeña sonrisa-. Por favor, me ayudarías mucho.

-Es para la pequeña Emma ¿no? Me contaste de ella, así que...

Shinichiro se quedó en silencio, escuchándola hablar de todas las flores habidas y por haber mientras armaba aquel ramo. No entendía casi nada de lo que decía, debía admitirlo, pero verla tan emocionada al hacerlo le derritió aún más el corazón.

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