Toge Inumaki: Jujutsu Kaisen

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-Oh dios mio es muy brillante.

-¿Es de primero?

-Dijeron que es amiga de ese chico, Itadori.

-Okaka...

-¿Eh?.- Panda y Maki se giraron a ver al peliblanco, pues su mirada se había perdido en la joven-. ¿Estás bien?

-Shake.- Los dos casi se quedan sin aire al ver cómo Inumaki desviaba la mirada, escondiéndose entre su uniforme, bastante avergonzado.

-¡Hey! Ustedes deben ser nuestros senpais, gracias por recibirme.- La joven en cuestión se acercó con una sonrisa, haciendo una corta reverencia hacia el grupo-. Por favor, cuiden de mi.

-Shake shake.

-¿Uhm? Es... bueno, luego te lo explicamos, bienvenida.- La más alta apoyó su mano en su cabeza, sonriendo levemente-. Maki Zenin, Toge Inumaki y Panda, un gusto.

-Igualmente, senpai.

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-Inumaki-senpai está más... hablador de lo usual.- Megumi solo observó como su nueva compañera y el peliblanco charlaban, bastante sorprendido-. Es raro verlo interactuar tanto.

-Sí, digamos que tiene un... crush con ella.

-¿En serio, Maki-san?

-Lo descubrimos cuando llegó, nunca habíamos visto sus ojos brillar de esa manera.

-Vaya...

-Entonces debemos hacer que funcione.

-¿Hablas en serio, Nobara?

-Muy en serio.

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-Sé que... tal vez ustedes no lo conocieron, pero que Yuuji se haya ido es... ¿triste? Claro que lo es, fue mi amigo, pero no he podido llorarlo, y eso me preocupa.

-Shake shake.

-Lo sé... es solo que con todo este entrenamiento, el que tengamos que ganarles a los de Kioto, es tan... frustrante. Tal vez todo estaría mejor con el aquí, el... sabía cómo alegrarme.- Sintió la mano del peliblanco sobre la suya, subiendo la mirada enseguida. El muchacho le sonreía con calidez, y solo con eso pudo estar segura de que las cosas mejorarían-. Ah, gracias. Perdón por abrumarte de esta manera, pero eres bueno escuchando.

Inumaki ni siquiera respondió, abrazándola con cuidado contra el. Su corazón latía como loco, quería decirle que todo estaba bien, pero estaba maldito por su familia, así que esperaba que con eso bastara.

Sintió como la muchacha correspondió aquel abrazo, y juraba que podía considerarse la persona más feliz del mundo. Se quedaron así un largo rato, simplemente abrazándose, diciéndose cientos de cosas sin pronunciar siquiera una palabra, para el mayor era como tocar el cielo ¿cuándo fue la última vez que pudo sentir algo así? Claro que sus amigos lo hacían, pero sentía aquello tan íntimo, tan diferente.

-Gracias, en serio.- Se separó finalmente de él, tomándolo del rostro mientras sonreía. Sus amigos tenían razón, era como un sol-. Creo que mereces que te invite un helado ¿te gustaría?

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