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SANA

Las cosas estaban bien.

Tzuyu y yo habíamos solucionado nuestros problemas y tanto ella como yo estábamos haciendo lo posible por evitar hacer cosas que nos hicieran daño la una a la otra. Ella y Sorn habían puesto distancia entre ellas y eso me hacía sentir más tranquila, aunque al mismo tiempo, convivir con esa chica me provocaba un sentimiento de inferioridad con relación a Tzuyu.

Sorn parecía saber todo lo que la complacía, desde preparar su comida favorita hasta sus manías más extrañas. Como el hecho de que Tzuyu siempre se vestía empezando por el lado izquierdo, si iba a ponerse los zapatos se ponía primero el izquierdo o si iba a usar una chaqueta metía el brazo izquierdo antes que el derecho. Nadie sabía por qué. O también sabía que cuando Tzuyu tenía una idea necesitaba inmediatamente escribirla o dibujarla en papel para no olvidarla, pero eso sí, tenían que ser hojas blancas porque las líneas o los cuadros de los cuadernos la hacían perder la concentración. Yo había notado que Tzuyu siempre llevaba un par de hojas blancas en el bolsillo de su pantalón o dentro de su mochila de la universidad, pero nunca imaginé que fuera por eso, de hecho creía que era por si se le ocurría escribir una nota para mí, como era su costumbre.

Era algo intimidante estar con ellas dos en el mismo lugar y escucharlas hablar la una de la otra o contar sus aventuras de niñas y sus recuerdos compartidos. Yo no tenía eso con Tzuyu y la realización de eso me hacía sentir una pésima novia.

Por todo lo demás, debía admitir que Sorn no era una mala persona, era divertida y lista y detestaba eso porque una parte de mí, que me había obligado a reprimir cuando se trataba de Tzuyu, estaba deseando odiarla con todas sus fuerzas y hacer todo lo posible para separarla de mi chica.

Pero no podía hacerlo. Sorn no me daba motivos y esperaba que no me los diera.

En fin, por todo lo demás, las cosas estaban bien.

Tzuyu, Jeonghan, Hyunjin y yo habíamos vuelto juntos a la mansión y cuando llegamos ya todo estaba en perfectas condiciones. Todo limpio y acomodado en su lugar, no quedaba un solo vestigio de la fiesta que se había llevado a cabo en ese lugar y que, desgraciadamente, había puesto en peligro mi relación con Tzuyu.

Mi padre había vuelto de su viaje y no había tardado mucho en volver a encerrarse dentro de su despacho, mientras que Tzuyu y yo disfrutábamos de nuestras cortas vacaciones antes de que el siguiente semestre comenzara. Mis notas y las de ella habían sido casi perfectas y ambas estábamos contentas por ello así que no teníamos preocupación alguna.

Bueno, sólo una, cuidar que Hyunjin no se cayera a la piscina del jardín ya que ahora que ya caminaba y corría mejor no había quien la parara de juguetear y andar de un lado a otro en el patio o dentro de la mansión.

Yo estaba considerando seriamente el empezar a hacer adaptaciones a la mansión para que la seguridad de Hyunjin, ya saben, cosas como puertas en las escaleras, protectores de goma para las esquinas de los muebles, seguros a prueba de niños y demás, pero Tzuyu no me permitió hacerlo ya que decía que ellos no iban a quedarse en la mansión para siempre y que en algún momento deberían volver a su casa.

Yo no quería pensar en eso, quería creer que ellos se quedarían conmigo para siempre. Los adoraba a los tres y no quería tener que vivir sin ellos. La mansión sin los hermanos Zhou jamás volvería a ser lo mismo para mí. No podría soportar la soledad de nuevo si ellos se fueran.

Por suerte, todo parecía indicar que faltaba mucho tiempo para que ellos se fueran, ya que resulta que Miyeon había hablado con mi padre para que le pagaran un sueldo a Jeonghan. Él participaba en las labores de la casa tanto como su hermana, él se hacía cargo de la cocina junto con Miyeon y también ayudaba en la jardinería cuando Hyunjin quería corretear afuera. Además, lo había visto hacerle ojitos a una de las chicas del servicio por lo que confiaba en que la estadía de los Zhou en la mansión Minatozaki se extendiera. Jeonghan había saltado de alegría cuando recibió su primer pago y la sonrisa de Tzuyu reflejaba total orgullo. Eran una hermosa familia y yo deseaba con todo mi corazón formar parte de ella.

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