34 (+18)

424 55 21
                                    

TZUYU

Eran aproximadamente las nueve de la noche y yo sabía que pronto Sana rondaría la piscina ya que eran sus horas favoritas para nadar, exceptuando cuando se iba de fiesta, claro. Hoy no era el día, parecía que no habría nada este fin de semana y eso me alegraba porque podría dar mi primer movimiento sin muchas personas observando.

Caminé descalza sobre el frío piso de mármol de la mansión hasta llegar a la alberca, cuya agua estaba temblada gracias a un termostato. Me quité la bata que llevaba puesta quedándome únicamente en un bikini negro, pequeño, pero sólo lo suficiente para dejar mucho a la imaginación. Me solté el cabello y me lancé al agua.

La sensación del agua era gloriosa, relajante y refrescante. Ahora entendía por qué a Sana le gustaba tanto. Nade por un rato, me sumergí bajo el agua y nadé de un extremo de la piscina al otro, eran varios metros de longitud. Cuando llegué al otro lado de la alberca y salí por oxígeno, Sana estaba ahí, parada justo en el borde observándome.

—¿Qué estás haciendo aquí? —Me preguntó con molestia en su voz, poniéndose en cuclillas. Ella estaba usando un bikini blanco que cubría apenas lo necesario y que tenía espacios vacíos donde se podía observar la piel de sus caderas y del nacimiento de sus senos. Se veía como una diosa.

—Nadando. Duh —Le respondí rodando los ojos y ella me miró con el ceño fruncido. Yo le sonreí.

—¿A ti nadie te dijo que esta piscina es mía? —Me preguntó aún más enojada que antes. Supe que estaba haciendo las cosas bien.

—Le pedí permiso al señor Hoseok y él me dijo que podía usar la piscina cuando quisiera. —Mentí. Ella gruñó.

—Pues esta no. Si tantas ganas tienes de nadar ve afuera. —Espetó y yo reí bajito, negando con la cabeza.

—Vamos Sana... Este lugar es suficientemente grande para ambas.

—No lo creo. Salte. —Me exigió y yo negué.

—Dormiste conmigo en un cama que no es ni la décima parte de esta piscina. —Empecé a decir en voz baja, provocando que saliera un poco más rasposa de lo normal, pude notar que Sana se ponía nerviosa. —No pareció molestarte. ¿Por qué no te unes a mí, Sanny?

Le di una media sonrisa y ella se humedeció los labios mientras miraba los míos.

—No. —Me respondió después de un momento.

—¿No? —Me burlé y ella volvió a negar.

-—Voy a esperar a que termines. —Me dijo y sonreí al ver que ella se acostaba en un camastro no muy lejos del borde de la piscina. Yo continué nadando sin apartar mi vista de su cuerpo. Creo que las cosas no me estaban saliendo bien porque yo estaba mucho más pendiente de ella que ella de mí.

De pronto algo de música comenzó a sonar en a través de un sistema de sonido que ni siquiera me había dado cuenta de que estaba ahí. Era una música suave, como jazz pero con beats de hip hop muy lentos y la voz de un hombre salía por las bocinas, una voz ligeramente rasposa pero no demasiado grave sino del tono adecuado para acompañar la música. Me di cuenta de que Sana había puesto a reproducir todo un álbum de ese sujeto una vez que pasaron un par de canciones que continuaban con el mismo estilo y voz.

—¿Sana? —La llamé luego de unos minutos.

—Mmm —Respondió ella.

—¿Cuánto durará nuestro noviazgo? —Le pregunté y esto provocó que ella se sentara en el camastro. —¿Jimin sigue molestándote?

—A veces... —Respondió confusa —¿Y a ti?

—Ya no. —Dije con sinceridad y sonreí divertida. —Creo que por fin comprendió que nunca voy a tener nada con él. Lo mío son y serán siempre las vaginas.

roads¹ | satzu [terminada]Where stories live. Discover now