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SANA

—Te quiero. —Le dije a Tzuyu provocando una tenue sonrisa en sus labios mientras ella trataba de no presionar mucho sus párpados cerrados, ya que le estaba aplicando sombras. A veces sentía la necesidad de decir algo más que te quiero pero me contenía. 

Cuando la veía por las tardes puliendo el cofre de mi auto, sólo por gusto, sentía ganas de gritarle esas dos palabras que no me atrevía a dejar escapar. Por un lado no sabía si era el momento correcto y por otro tenía miedo del peso que esas dos palabras pudieran cargar consigo. 

Eso se repetía la mayor parte del tiempo. Cada mañana al encontrarme con ella en el garage de la mansión, o cuando nadábamos juntas en mi piscina privada. También cuando me acompañaba de compras, o cuando dejaba rosas en mi cama o a lado de mi desayuno sin que nadie más lo notara. 

Quería decirle esas dos palabras. Pero no lo hacía. 

¿Sabían que la gente se arrepienten más de las cosas que no hizo que de las que hizo? Bueno, recuérdenlo, porque yo tuve que aprender eso por experiencia propia. A la mala. 

—No te muevas. —Le dije sosteniendo su barbilla entre mis dedos pulgar e índice mientras que con la otra mano le aplicaba el maquillaje. 

—No seas linda. —Me respondió esta vez haciéndome sonreír a mí.

—Te quiero. —Le repetí porque era lo único que me permitía decirle para expresarle lo que sentía. Tzuyu suspiró. 

—Yo también te quiero, Sana.

[...] 

Un par de horas después todo estaba listo. 

El sol había desaparecido completamente dejando espacio a la luna para brillar sobre el cielo nocturno mientras que, dentro de la mansión, habían sido instaladas luces de colores que le darían ambiente a la fiesta dando giros y destellos al ritmo de la música del DJ que había contratado y que en ese momento se encontraba casi reventando las ventanas con el estridente sonido de su equipo. 

—Mierda. —dijo Tzuyu a mi lado en voz muy alta para que pudiera escucharla. —Este lugar no puede contener un alma más. —Señaló y yo asentí. 

Era verdad, la mansión estaba a punto de estallar por tanta gente. Yo calculaba que habían asistido casi ochocientas personas que estaban repartidas por toda la parte baja de la casa y en los jardines. 

La alberca estaba llena de gente alcoholizada que jugueteaba con el agua, muchos de ellos se habían lanzado ahí completamente vestidos, mientras que otros bailaban sobre el césped y dentro de los salones de la mansión. 

—Esto será interesante. —Le dije en respuesta. La verdad era que no podía apartar mis ojos de Tzuyu, estaba ardiendo. 

Se había puesto un jumper de color negro con mangas que llegaban poco más abajo de sus codos y que dejaban al descubierto más de la mitad de sus muslos mientras que en la parte superior tenía una abertura al centro que formaba un escote muy, pero muy pronunciado. Me moría de ganas de que se largara todo el mundo para quedarme a solas con ella. Mi padre no volvería hasta dentro de dos días después y yo quería aprovechar el tiempo. 

—Tanta gente me molesta. —Dijo ella y yo la miré con reproche, Tzuyu me dio un corto beso en los labios. —Pero lo soporto porque te a... te quiero mucho. —Completó después de que me aparté de ella. De no haber sido por el ruido y por las luces que se movían de un lado a otro a gran velocidad me habría dado cuenta de que ella estuvo a punto de decir las dos palabras también. 

—Vamos a bailar amor. —La invité y tomé su mano sin esperar respuesta, guiándola a la "pista" que estaba atiborrada de gente. 

Los cuerpos se movían unos contra otros pero ni bien se daban cuenta de que Tzuyu y yo estábamos caminando entre ellos, se apartaban de inmediato para hacer espacio para nosotras y ahí en medio de toda esa gente, Tzuyu me tomó de las caderas y empezó a marcar el ritmo al que quería que me moviera. 

roads¹ | satzu [terminada]Where stories live. Discover now