06

262 51 29
                                    

Después de eso compramos mucho, no sólo en esa tienda sino en casi todas las demás. Recorrimos el centro comercial de punta a punta y al final apenas podía creer que Tzuyu pudiera cargar todas esas bolsas ella sola, pero obviamente yo no le iba a ayudar con ninguna. Suficiente había hecho ya con salvar su imagen. 

Salí de la casa y me dirigí hasta donde ella se encontraba. Al verme, ella se irguió sobre su espalda y rápidamente fue a dejar las cosas que estaba utilizando para limpiar el auto a un almacén que estaba no muy lejos de ahí. 

Regresó antes de que yo llegara al coche, se colocó a lado de la puerta del copiloto y la abrió para mí, gesto que a decir verdad me sorprendió pero me metí al auto sin decir nada, a fin de cuentas ese era su trabajo. 

Pronto ella rodeó el vehículo y se metió al asiento del piloto, introdujo la llave y encendió el motor. Casi pude ver placer en su rostro al escuchar el rugir de la máquina y yo lo entendía perfectamente. Mi bebé era un auto asombroso. 

Estuvimos varios minutos sumidas en un silencio espeso ya que pese a la "cordialidad" del trato de Tzuyu sabía perfectamente que a ella no le agradaba mi presencia, tanto como a mí la suya. Sin embargo, me resultaba tan incómodo que decidí poner un poco de música. 

Conecté mi teléfono vía bluetooth al estéreo del porsche y puse el reproductor en modo aleatorio. Un sonido envolvente de violines llenó el auto mientras Tzuyu se mantenía con la mirada seria y fija en el camino. El cielo era de un color azul blanquecino, debido a que el sol apenas estaba saliendo en la lejanía, pintando un halo difuminado en colores naranjas y amarillos brillantes que se mezclaban con el resto de los tonos tenues y serenos del amanecer. Entonces la voz de Lana del Rey comenzó a sonar. 

My pussy tastes like Pepsi Cola....

Tzuyu soltó una pequeña risa ahogada y yo volteé a verla, encontrándome de nuevo con su perfil. 

—¿Qué? —Le pregunté. 

—No me esperaba ese primer verso —Respondió ella sonriendo y encongiéndose de hombros mientras sostenía el volante con las dos manos. —¿Quién canta?

—Lana del Rey. ¿No la conoces? —Le pregunté arqueando una ceja ¿Vivía debajo de una piedra?

—No. Pero si su vagina sabe tan bien como suena su voz, quiero conocerla. —Respondió riendo. 

Abrí mi boca completamente ¿Realmente había dicho eso? 

—¿No dijiste eso cierto? —Pregunté sin poder creérmelo, era incluso perturbador, casi me hizo sonrojar. Ella sólo me miró por un momento sonriendo aún más grande y yo bufé para decirle —Dios, me das asco. Deberías bajar de mi auto.

Tzuyu sólo continuó con la sonrisa pegada a su rostro y devolvió la mirada al frente mientras subía el volumen de la música y yo no pude aguantar que una risa ligera se me escapara ante la brutal sinceridad de mi chofer. 

Un rato después llegamos a la universidad, finalmente a una hora en la que la gente normal solía llegar también. Mi lugar en el estacionamiento seguía libre, tal como lo había estado los dos días que estuve sin mi bebé. Le ordené a Tzuyu que aparcara el auto ahí y ella obedeció. Por un momento empecé a considerar la idea de que tener un chofer no era tan malo. Tzuyu se bajó del coche y lo rodeó rápidamente para abrirme la puerta y ofrecerme su mano para bajar. Era extraño, no esperaba que fuera tan amable aunque fuese su obligación serlo. 

Tuve la familiar sensación de que alguien me estaba mirando pero eso era natural. Se había vuelto una costumbre el que los ojos de muchas personas estuvieran puestos sobre mí, sin embargo, la sensación era más intensa que de costumbre y al levantar la vista me encontré con que había quienes también miraban a Tzuyu que caminaba con seriedad unos pasos detrás de mí. 

roads¹ | satzu [terminada]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt