04

268 52 8
                                    

SANA

Martes por la mañana. Papá había ido a dejarme a la universidad una vez más. Durante el camino le dije que prefería mil veces que él me llevara a la escuela y pasar por mí en lugar de Tzuyu, pero se negó de nuevo. No tengo idea de qué habrá hecho esa chica para ganarse su confianza tan rápido. 

Estaba aburrida, sentada en uno de los comedores del campus cuando vi a Tzuyu caminar por el jardín contiguo. Iba, si era posible, peor vestida que el día anterior. Caminé hacia ella rápidamente, tenía que dejarle en claro que si iba a trabajar para mí entonces iba a tener que acatar mis órdenes. 

—Oye, tú. —La llamé y ella giró su rostro para mirarme. 

—Me llamo Tzuyu. —Me respondió seria y yo sonreí con soberbia. —¿No deberías disfrutar tu último día sin mí? Mañana por la mañana estarás llegando conmigo y no creo que te agrade mucho la idea, a menos que hayas cambiado de opinión.

—No. Me desagrada totalmente, Tzuyu. —Dije su nombre tratando de imitarla a ella —Pero por alguna razón a mi padre se le ha metido en la cabeza que te necesito.

—Si claro, por alguna razón —Dijo ella con sarcasmo y yo rodé los ojos. —Deberías dejarme en paz antes de que lleguen tus amiguitos y te vean conmigo. Sería un suicidio social para ti ¿No? 

—Precisamente por eso es que estoy aquí. Tú y yo nos vamos a ver más tarde. A la hora que terminen las clases.

—Mi tortura no comienza hasta mañana —Dijo ella con fastidio —Esfúmate.

—Tú vas a hacer lo que yo digo, Zhou. Porque si no lo haces me voy a encargar no sólo de que pierdas tu mugre trabajo de chofer que todavía no comienza. Si no que también te quiten la beca con la que estás estudiando aquí.

—Es evidente, Sana, que no puedes hacer eso, porque de haber podido me habrías sacado ayer mismo de aquí y eso no pasó. Así que, no te tengo miedo. —Me contestó con furia pero su voz era tranquila. Su mandíbula estaba apretada y su ceño fruncido pero sus ojos continuaban viéndose increíbles. 

—Tú realmente no quieres retarme, Zhou. Así que te aconsejo que le bajes un poco a tu tono y te calmes. Hoy no tengo ganas de discutir.

—Bendito el cielo —Contestó ella rodando los ojos —Entonces dime rápido qué quieres.

—Ya te lo dije. Pero veo que te da cierto placer el interrumpirme. Vamos a salir hoy a comprarte ropa decente. No voy a permitir que te subas a mi coche con esas harapos. —Ella me miró con enojo y luego volteó hacia otro lado.

—No tengo dinero para gastarlo en ropa. —Dijo casi como un gruñido. 

—No importa. Papá me lo dio —Le dije. 

—¿Me lo van a descontar de mi sueldo? —Preguntó rápidamente y casi pude ver preocupación en su rostro. 

—No. Deberíamos porque básicamente te estoy haciendo un favor con cambiar tu imagen. Pero papá insistió en que esto era un capricho mío y que si no te daba un uniforme entonces la ropa que deberías ponerte debe correr por nuestra cuenta.

Tzuyu suspiró, me vio un momento y luego desvió su mirada al piso. Yo la seguí y vi sus zapatillas deportivas, las mismas del día anterior, ligeramente sucias y rotas de la parte frontal. 

—Bien. —Aceptó.

—¿Bien? Deberías estar besándome los pies por esto. —Dije indignada. 

—Yo no te lo pedí y tú no lo haces por mí, sino por ti. Así que no trates de hacerlo parecer un acto de bondad Sana.

roads¹ | satzu [terminada]Where stories live. Discover now