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SANA

—Sana, abre la puerta. —Decía Tzuyu mientras golpeaba ligeramente la puerta de mi habitación una y otra vez. Yo no respondí, me quedé acostada en mi cama, hecha un ovillo ¿Qué mierda acababa de pasar? 

—Bien, si no quieres abrir ahora yo entiendo —Continuó Tzuyu con voz tranquila. —Me quedaré aquí afuera hasta que quieras hablar. —Declaró y luego se quedó todo silencioso. 

Apenas podía procesar todo lo que había pasado en la última media hora. Primero Jimin había llegado a molestarme otra vez y yo, otra vez, había sido incapaz de defenderme. Luego había llegado Tzuyu a apartarlo a empujones y había intentado golpearlo hasta que lo detuve y finalmente, le había dicho que ella y yo eramos novias. ¿Qué demonios?

Estaba tan asustada, tan insegura que por un momento realmente agradecía que Tzuyu hubiera llegado a quitármelo de encima. 

Luego de decir eso ella me había tomado de la mano para llevarme al auto ante la mirada atónita de Jimin. Tzuyu definitivamente era imbécil ¿Cómo se le ocurrió meterse con él? Seguramente no tenía idea del poder que tenía. No sólo sobre mí, sino sobre todo. 

Me sentía tan mal, tan débil. Una vez más estaba hecha pedazos por culpa de ese imbécil. Una vez más me desconocía a mí misma y tenía miedo de mirarme en el espejo. No podía permitir que Tzuyu me viera de esta forma, ya lo había hecho lo suficiente. Ya había sido suficiente humillación para mí. 

Me levanté de la cama, me acerqué al cajón de un mueble que estaba ubicado cerca de mi tocador y saqué unas pastillas para dormir. Me tomé una de ellas así, sin agua, y me acosté. Necesitaba dejar de pensar, necesitaba dejar de sentir para poder calmarme y recuperarme de todo lo que acababa de suceder. 

TZUYU

Pasaron dos horas. Dos horas y yo seguía sentada afuera de la habitación de Sana, con mi espalda recargada en su puerta. ¿Qué diablos estaba pensando?

En nada.

Esa era la única respuesta.

Simplemente no estaba pensando cuando dije aquello pero sentí tanto coraje, tantas ganas de destrozar a ese idiota con mis manos. ¿Cómo se atrevía a tratarla de esa manera? Jamás creí que vería a Sana de esa forma. Estaba pálida, inmóvil, no era ni la sombre de la chica que yo conocía, no podía permitir que ese tipo la siguiera tocando si ella no lo deseaba. 

Pero aún así ¿Por qué había dicho que era su novia? Esa era la más grande estupidez que se me pudo haber ocurrido. 

Llevé a Sana a su casa inmediatamente, sin haber esperado respuesta del tal Jimin. La ayudé a subir al auto y arranqué rápidamente con dirección hacia la mansión Kim—Minatozaki. En cuanto llegamos Sana echó a correr por el jardín hasta llegar a una de las entradas de la casa, yo la seguí lo más rápido que pude, me sorprendió que pudiera correr de esa forma en tacones. Cuando por fin la alcancé ella ya estaba dentro de su habitación y me había cerrado la puerta en la cara. 

No sabía qué hacer, tal vez debía disculparme con ella por meterme en lo que no me importaba, pero al menos esperaba que estuviera agradecida de que la ayudara. Quería hacer más por ella, de verdad, se veía tan afectada y no lograba entender como verla de es manera me había afectado a mí también.

¿Qué tanto escondía Sana?

Antes de que pudiera seguir divagando en mis pensamientos, sentí la puerta abrirse detrás de mí, a penas tuve tiempo de girar mi espalda para no caer a los pies de Sana. Me levanté rápidamente y la vi ahí parada en el marco de la puerta. 

roads¹ | satzu [terminada]Where stories live. Discover now