Capitulo 27

Depuis le début
                                    

—No es tu mansión de lujo, pero es un lugar cálido y acogedor— comento mi padre mientras nos llevaba a la cocina.

—Tiene razón, es una casa muy bonita— dijo Roberto sinceramente. Aunque yo de bonita, no le veía mucho.

—Buenas tardes, siéntense o si quieren primero lávense las manos, la comida ya esta lista— comentó la novia de mi papá.

Después de saludar y presentarle a la novia de mi papi, a mi novio, lavamos nuestras manos, y tomamos asiento en el comedor. Regina situó una cazuela de barro al centro de la mesa, una jarra de agua de limón a su lado y un tortillero.

—Regina preparo tu plato favorito, hasta parece que sabía que ibas a venir— la señora destapo la cazuela, y me encontré con el guisado que más me gustaba: chicharrón en salsa verde.

—¡Señora Regina, se acaba de ganar mi aprecio!— dije sobando mi estomago.

—No voy a cantar victoria hasta que lo pruebes y sepa que te gustó... También hice frijoles, arroz, agarren de lo que quieran—

—Aquí no tenemos sirvientes, así que, cada quien se sirve solo— rodé los ojos ante la indirecta de mi padre.

—Lo creas o no, Roberto sabe valerse por sí solo, ¿verdad amor?— le pregunté lanzándole una mirada de "sígueme la corriente".

Sabía que Roberto nunca había lavado ni un plato, pero mi padre no tenia que enterarse que era un total inútil... en el sentido de valerse por sí mismo. Papá no hubiera soportado que yo me casara con alguien así.

—Así es, y también se comer yo solito— su comentario gracioso, bajó el nivel de tensión que se sentía en el ambiente.

Estaba segura de que mi padre presentía lo que iba a pasar, de otra manera, se hubiera portado igual de amable que cuando fue el día de la boda de Heivy.

Servidos los platos, comenzamos con el ataque a la comida, por lo menos yo así lo hice. Por primera vez en hacía mucho tiempo, comí como se debe... ¡Con las manos! Usando tortillas como cubiertos.

—¿Cuánto tiempo piensan quedarse en el D.F.?— inquirió mi padre. Como yo tenía la boca llena, mi esposito, contestó por los dos:

—Un mes, más o menos— los ojos de mi padre se iluminaron, y no es que yo estuviera molesta con pasar tiempo con mi familia, pero Roberto no me había dicho que será tanto tiempo.

Me limite a sonreír y a asentir con la cabeza, mirando como mi padre sonreía también.

—Son bienvenidos de quedarse en nuestra casa si quieren, ¿verdad Tomás?—

—Sabes que solo tenemos dos habitaciones, pero, pues ustedes son pareja, no creo que les moleste el hecho de compartir una. Así, no gastan en hoteles o renta de casa, ¿o en donde se pensaban quedar? ¿Tienes una casa aquí en el D.F. Roberto?—

—Lamentablemente no he comprado una casa o algún departamento aquí. Nos íbamos a quedar en el hotel Marriott, todo el mes. Son muy amables en ofrecernos su casa, yo acepto con gusto, si Lilith quiere—

—Échame a mí la responsabilidad— murmuré bajito. Mi padre me miró expectante, y no tuve otra opción más que aceptar su propuesta:

—Gracias papi, Regina. Entonces... Le diremos a Jaime que nos traiga las maletas...—

—Yo le informare a mi asistente que cancele las reservaciones— recordé a Karla, y traté de sujetarme a esa oportunidad.

—Es verdad, no me acordaba de Karla, ¿cómo vamos a dejar que se quede solita en el hotel?— pregunté mirando a mi confundido esposo.

Te casaste con la GORDA! (Regresa!!)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant