La emoción es inverosímil e imprevista, pues nunca me he emocionado con algo tan superficial como mi aspecto.

Sin dejar de mirar a la chica extraña del espejo cambio mi postura a una erguida y perfecta, fingiendo llevar un cúmulo de libros sobre mi cabeza, acomodo los hombros en una altura perfecta, las clavículas se marcan y ya está, soy toda una famosa.

De pronto el timbre resuena como el cantar de un pájaro en las paredes de la casa y todo mi cuerpo ha reaccionado ante él como una actitud nerviosa e imprecisa.

–Santo cielo, Jake, te ves muy bien –mamá no suele intimidar a las personas, pero la risa nerviosa que emite Jake y sube todo el camino de las escaleras, me demuestra que Kate debe estar toda hiperventilada–. Hey, que no puedes subir, se cómo esos novios de las películas y espera a la chica aquí abajo. Ary debe de estar por bajar…Ary mi amor, ¿estás lista?

Dios ¿lo estoy? ¿Estoy preparada?

Pues como sea, no puedo quedarme encerrada toda la noche en este cuarto, ocultándome de un día que no puedo evitar que pase.

–Enseguida voy.

Me baño en mi perfume, y echando un último vistazo en el espejo comienzo el descenso incómodo de las escaleras.

Las piernas parecen un par de miembros flácidos que no podrán sostener mi cuerpo por mucho tiempo, como si de poco en poco se fuesen a convertir en enervadas gelatinas.

Me gustaría que los escalones fuesen muchos más, sin embargo, no es así, y de pronto estoy en el último peldaño, he tocado el piso mientras sostengo una mano rígida que si no fuese porque de pronto me ha presionado con fuerza los dedos, juraría que es de una estatua.

Mi madre parece en un coma, tiene una expresión ahogada en su semblante, sorprendida y apenada, una emoción de por si extraña porque aún me cuesta entender del todo como es que las lágrimas se pueden mezclar con las sonrisas.

–Creo que deberías hacerme un cumplido o al menos sonreírme, Jake –bromeo volviendo en un estado de normalidad, como si ver a Jake devolviese toda mi seguridad.

–Yo…lo siento…es que –sacude la cabeza evidentemente incrédulo–, cualquier palabra queda corta para describirte, Ary. Dijiste que te verías bien, pero esto es más que bien. Sobrepasa los límites de deslumbrante.

–Tengo que admitir que hacemos una buena pareja, sabes elegir una corbata y un esmoquin, no te ves ridículo como dijiste que te verías.

Su mirada se ablanda como si comprendiera que en verdad soy yo y no una chica al azar disfrazada con mi rostro.

–Cielos, Ary… –me toma el rostro entre sus manos, y noto el cambio de sus ojos cuando las pupilas se dilatan casi consumiendo el iris verde de sus ojos. Se inclina muy despacio y yo formo con mis labios la forma de un delicado beso pero ellos no reciben nada, si no mi frente donde se estampa con profunda calidez su boca–. Te adoro.

De pronto noto que estamos solos, mi madre se ha ido y si el tiempo no me jugase en contra, me gustaría quedarme de por vida encerrada en su mirada.

–Bueno, creo que un baile nos espera, presidenta.

La mano de Jake quema la piel desnuda de mi espalda en cuanto su mano se posa en ella, guiándome a su auto con la caballerosidad de un noble.

Sí, lo supe desde muy pequeña. Jake siempre fue mi príncipe.

–Espera –mi mano detiene a Jake, y yo paso a estar de frente a él, lo sostengo por lo hombros, y por los tacones no necesito ponerme de puntillas, solo le abrazo por el cuello y nuestros labios están sutilmente unidos–. Prométeme, que pase lo que pase, jamás olvidaremos este día.

Solo túWhere stories live. Discover now