Brujería y sexo

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Durante las cazas de brujas medievales, las mujeres que se sentían un poco cómodas con su sexualidad solían ser juzgadas como brujas. El patriarcado siempre ha considerado a las mujeres sexualmente liberadas como una amenaza. Sin embargo, la brujería siempre ha apoyado la libertad sexual. La energía sexual es una energía muy intensa y poderosa, pues nos conecta con nuestro Yo Superior, con el Universo y con el amor. 

Las brujas aceptan cualquier expresión e identidad y,  por lo tanto, cualquier orientación sexual; pese a que todas estamos cortadas por el mismo patrón, las brujas modernas sí reconocemos nuestras diferencias y, además, las celebramos. Son más las cosas que nos unen que las que nos separan. La sexualidad es una parte natural y ancestral de nuestro ser y, del mismo modo que ha ocurrido con nuestra consciencia, también debe evolucionar. La brujería te insta a explorar tu sexualidad y tu energía sexual, siempre y cuando no la utilices para hacer daño a nadie.

Una bruja es consciente de que la energía sexual es energía vital; la energía vida-muerte-vida está arraigada a nuestro estado más primario, más eufórico. El orgasmo y la energía que se libera durante las relaciones sexuales y los preliminares (con o sin una pareja) son las formas de energía más poderosas que existen, pues no tienen ningún tipo de censura. ¡Por algo es tan agradable! Las brujas jamás respaldarían la idea de que una mujer esté sucia oh aya pecado por la vida sexual que decida llevar. De hecho, la brujería apoya y defiende la exploración sexual para así saber lo que te gusta y lo que no.

El Universo no se rige por binarios de género, pues el concepto en sí mismo fue creado por el ser humano. El Dios es la personificación de la conciencia, de esa parte de nosotros que se propone unos objetivos, que brilla como el sol, que riega los campos de cultivo, que trabaja, que organiza y que termina todo lo que empieza. Es esa parte de nuestro ser que desea y anhela alcanzar sus metas, que quiere ser dominante, que piensa con la cabeza y no con el corazón. La Diosa, en cambio, es la personificación del subconsciente; esa parte de nosotros que es intuitiva y emocional, que siente con la profundidad del océano, que escucha las estrellasen la noche, que presiente el amor del otro antes de que sea declarado. Esa energía tan suave y sutil se conoce como la Femineidad Divina. Estas dos fuerzas también pueden describirse como el yin y el yang, las dos energías opuestas pero a la vez complementarias que describe la antigua filosofía china.



La brujería como empoderamiento.

La brujería te enseña nuevas formas de honrar tus necesidades y así aprovechar todo tu potencial. Para las mujeres (entre las que me incluyo) que se han criado en entornos que intentan despojarnos de nuestra integridad corporal y autonomía personal, la brujería es una forma de aprender a dominar nuestra resistencia personal. Es jugar según unas normas que nadie más conoce. Es una manera de recuperar nuestro poder al mismo tiempo que nos conectamos con algo más grande que nosotras.

Resulta revitalizante comprender cosas como las fases de la Luna, el funcionamiento de la astrología o el impacto de las distintas épocas del año en nuestra composición energética personal. Saber cuándo y cómo trabajar con estos ciclos es liberador y, sin lugar a dudas, no deja indiferente a nadie.

Hay quien trata de convencer a las mujeres de que son inferiores. También hay quien intenta convencernos de que para ser «la mujer ideal» debemos invertir en los últimos productos de belleza, en ropa, en operaciones estéticas y en un montón de cosas más porque así seremos más atractivas, menos salvajes y más fáciles de digerir. Por supuesto, todo eso es mentira. Si una mujer es consciente de lo mucho que vale y se niega a apagar su luz, será capaz de lograr todo lo que se proponga.


La brujería como activismo espiritual.

Para cambiar el mundo exterior, debemos empezar por nuestro mundo interior. Este es el principio básico del activismo espiritual: trata de cambiar tu universo interior y esfuérzate por ser más abierta, receptiva e implicada. Así conseguirás marcar una diferencia en el reino físico. La magiak es un elemento clave para cambiar nuestra vida, pues crea un espacio nuevo para nosotras y nos ofrece mucho más de lo que queremos. Además, es un espacio mucho más creativo, consciente, artístico y tolerante.

Ser una activista espiritual significa admitir que estamos conectadas con otros seres en espíritu. Debemos transformar nuestra compasión en acción. La brujería nos exige que demos un paso atrás, que nos alejemos de nuestro ego y nos adentremos en una consciencia colectiva; así, trabajaremos desde un lugar común. El activismo espiritual es una forma de recordar que hacer daño a otro es, al fin y al cabo, hacerte daño a ti misma. Eso no significa que vayas a cambiar el mundo con tan solo un hechizo, obviamente, sino que la energía que crees actuará como una oleada de luz que se propaga y que, de una forma u otra, puede llegar a cualquier rincón del mundo. Funciona como una base interna para el activismo de la vida real.



Como ser una bruja modernaWhere stories live. Discover now