Capítulo 31

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Capítulo 31

Mi infierno favorito

Violett

Polvo y escombros; es lo que queda del edificio en el que segundos antes estábamos celebrando el cumpleaños de Brott. No hubo ningún herido gracias a la intervención rápida del teniente coronel, bueno él y yo estábamos ocupados en otra cosa, pero igual fue gracias a él.

La policía rodea y pone cintas de peligro por toda la zona, mientras yo lo único que puedo hacer es mirar a Killiam hacer su trabajo, y a Brott quejarse.

Dante Bianco, ¿qué quieres? No lo entiendo. Aunque sería ilógico querer entender a un mafioso, simplemente son eso; personas malas. Y no del malo en el que puedes encontrarle algo bueno, es del malo que simplemente es malo.

Un maldito desalmado, incapaz de pensar en alguien más que el mismo, matando niños, todo el que se le cruce, personas inocentes y haciendo dinero del dolor.

«¿Y a Killiam dónde lo dejas? Él también es malo» -yang

«Killiam no es solo malo, él es malo por una razón, por un propósito y por una causa» -yin

«La maldad no se justifica» -yang

Eso es verdad, la maldad no se justifica. Sin embargo, siempre busco justificar la suya. Me gusta muchísimo, al punto de no importarme que sea malo.

¿Qué me has hecho Killiam Anderson? ¿Por qué entraste a mi vida? Necesito una razón para justificar mis sentimientos hacía ti.

Nunca obtengo una respuesta a esa pregunta. ¿Por qué me gustas? No lo sé.

Luego, tenemos a Brott, el hombre que supuestamente amé por cuatro años, y que ahora es la última persona que deseo ver seguido. ¿Cómo se puede pasar del amor al odio y del odio al amor tan rápido? Definitivamente odio a Brott, aunque antes lo amaba.

En este momento está triste porque su fiesta se arruinó, y enfurecido por la misma causa, en parte porque acaba de notar a Killiam en traje, y me está buscando entre la multitud. Sabe que, si Killiam está cerca, yo también.

Mi celular suena dentro de mi cartera, sé que es Brott y no quiero responderle.

Doy dos pasos detrás del camión de los bomberos que acaba de llegar para ocultarme, si me ve, y nota mi cabello o vestido, no le quedará ninguna duda de las razones de Killiam para estar aquí. En parte, quiero restregarle en la cara que me acabo de coger a un hombre que no es él porque lo desprecio, pero mi razonamiento me dice que no es buena idea.

Observo a Killiam hablar por celular unos minutos, y luego buscar a alguien entre la gente. Saco mi celular de la cartera y veo las veinticinco llamadas de Brott y las elimino.

—¿Dónde estás? — marco el número de Killiam y eso es lo primero que me pregunta.

—Detrás del camión de los bomberos, ocultándome de Brott — la explicación es fácil.

—¿Te llevo a tu casa? — pregunta con duda, no me quiere llevar a casa.

—Sí — afirmo.

—Quédate ahí, iré por el auto — cuelga y yo sigo viendo sus movimientos, y también los de Brott. Gracias al altísimo paso desapercibida detrás de esto, solo uno que otro bombero me mira raro.

Brott se acerca a Killiam, y este ni le toma en cuenta. Me muevo con cautela hasta estar en un punto más cercano para poder escuchar.

—Killiam — Brott es el primero en hablar.

ARRITMIA ©®Where stories live. Discover now