Capítulo 25

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Se acabó

Killiam

DÍA DEL SECUESTRO

—¿Le hiciste algo a Violett? Se la ve deprimida — Chris no puede dejar de meter su nariz donde no lo llaman —No me ruedes los ojos, no te estoy diciendo nada, solo te estoy preguntando si le hiciste algo.

—Cuando dijiste que no volverías a mencionar el tema, te creí — comento algo molesto.

—Y no estoy mencionando el tema, solo que como su expresión era rara, pensé que se habían vuelto a pelear. Ya sabes, ella es agresiva y tú un idiota, sería raro si no pelearan cada diez segundos — se encoje de hombros y seguimos caminando.

No le digo nada de lo que pasó entre Violett y yo porque eso no debería ser algo de su interés.

—¿Quién te dijo que nos daría ese celular? — pregunto para cambiar el tema.

Chris me había conseguido a los hombres del mayor rival de Bahir Hassam, y a cambio de que le quitemos a Bahir de encima nos ayudarían a comunicarnos con Londres sin que la llamada fuera monitoreada.

—Uno de los hombres de colmillo de oro. — contesta Chris y la verdad que me pongo a pensar que es el sobrenombre más cojudo que he escuchado para un criminal terrorista.

—Sabes que no podemos fiarnos de él ¿no? — es obvio que Chris tiene todo controlado, pero aun así la pregunta no está de más.

No después de que sabemos que incluso dentro de nuestras propias filas tenemos espías.

—Eso es algo que no necesitas decirme, sé perfectamente que él también es enemigo del estado, y que va a aprovechar la mínima oportunidad de matarnos. Sin embargo, dejará que le quitemos a Bahir del medio primero.

—Tratemos de no demorar mucho, no me gusta la idea de dejarlas a ambas solas — desde que me levanté he tenido esta rara sensación en el pecho que no me ha dejado tranquilo, creo que debe ser algo con los síntomas extraños que he tenido estos días.

—¿Te da miedo que les pasé algo? — Chris me pincha otra vez, haciéndolo pasar por una simple pregunta.

—Me da miedo que ambas quemen el edificio, ¿Las has visto? Ambas están totalmente desequilibradas — bromeo y a Chris se le achican más los ojos por la sonrisa que se le forma.

—Mueve que llegamos tarde — Caminamos con sigilo entre los callejones de la ciudad, el olor en ciertos lugares son mucho peores que en otros. También se nota que las personas que están bajo la protección de Bahir tienen mejor condición de vida que quienes rechazaron su dictadura.

—¿Es aquí? — Nos detenemos delante de una puerta roja, demasiado llamativa para ser el refugio de un terrorista buscado por todo el ejército estadounidense, y por su contrincante más sanguinario; Bahir.

—Así dice en el papel que me dieron — Ambos sacamos nuestras armas al mismo tiempo pensando que puede ser una trampa.

Nos apegamos a los lados de la puerta, y la toco 3 veces rápido y luego 2 veces lento, tal y como dijo el informante que hiciéramos para tener acceso.

Luego de eso esperamos, le quito el seguro al arma y observo mi alrededor por algún indicio de una emboscada.

3 segundos pasan hasta que la madera cede y se abre con un chillido.

—Venimos a ver a colmillo de oro —Chris es el que habla.

—¿Quiénes son ustedes?

—Dile que Killiam Anderson está aquí para verlo — mi voz sale segura y luego de cerciorar de que no es una trampa, guardo mi arma en su lugar.

ARRITMIA ©®Where stories live. Discover now