Capítulo 34

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   Apretó los párpados para mitigar el resplandor de una luz

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   Apretó los párpados para mitigar el resplandor de una luz.

   Estaba recostada. Abrió los ojos, y se protegió con una mano.

   ―Le volvió el color. ―Reconoció la voz de Alan―. Tu bella durmiente despertó, Exan.

   Ery miró a su izquierda. El Buscador sonreía, inclinado junto al sofá donde ella estaba ahora. Alrededor, las llamas de los quinqués eran estrellas doradas en el salón circular. ¿Cuánto tiempo había pasado desde lo último que recordaba?

   ―¿No te dejamos en Belas Siren? ―dijo Ery, y cuando Valken estaba por responderle resonaron los pasos de Exan, quien dijo:

   ―Alan, no la molestes.

   Al otro lado del sofá, el Cazador iba y venía mientras pasaba las hojas de un libro de cubierta roja. Ery abrió su bolso de cuero: encontró la cruz de jaspe negro, pero no el libro que Exan Deil le entregó en la iglesia de Belas Siren. Se lo habían sacado mientras ella estaba inconsciente.

   Y estaba por protestar, cuando Valken se inclinó ante ella y le tendió la mano para ayudarla a levantarse. Ery se incorporó y se apoyó en el brazo de él. Los hombres solían cubrir sus impertinencias con alguna muestra de caballerosidad.

   ―Debes de tener un hambre atroz ―dijo Alan.

   Se detuvieron junto a una mesa auxiliar sobre la que había un cuenco rebosante de manzanas. Ery atacó una con pasión.

   ―Esta bella durmiente devora como un lobo. Exan me contó lo que ocurrió contigo, Ery, respecto a la sangre nóckut. Fue demasiado para ti, y perdiste la consciencia. ―Ery asintió, y sin dejar de masticar ya estaba eligiendo con los ojos una segunda manzana―. Deberás aprender a convivir con los poderes de la sangre nóckut, sean los que fuesen. Vony, por poner un caso ―Alan Valken bajó la mirada, sombrío―, tenía la capacidad de soñar con eventos futuros. Pero no sabemos cuál es tu don. Y, cuando seamos conscientes de él, deberás entrenarlo y controlarlo, para que esa nueva habilidad no te controle a ti.

   Ery quedó pensativa. ¿Ella también podría soñar con el futuro, como Voryanda Rynfer?

   Dejó a un lado la media manzana, se cubrió la cara y respiró profundo. El corazón le latía muy rápido.

   Alan se había alejado hasta Exan.

   ―No te preocupes, Cazador ―estaba diciendo―. Nada ni nadie se acercará a esta casa: los sellos son a prueba de vampiros.

   ―Veo que no tuviste dificultades en encontrarme.

   ―Tuve la corazonada de que invitarías a tu protegida a la morada de tu cazadora favorita.

   ―Vamos, Alan. Los dos sabemos que el príncipe elegido por Voryanda eras tú.

   ―Gracias por recordármelo. ―Valken sacudió la cabeza―. Pasando a otro asunto: ¿revisaste los portales de aquí?

Venganza y Despertar ||| Libro 1 de Sombras de CondenaciónWhere stories live. Discover now