Capítulo 41

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El cesto de basura voló unos centímetros de TaeHyung, mientras este lloraba de los nervios. Estaba hecho un desastre de lágrimas mientras EunBi trataba de calmarlo.

—¡TaeHyung, por favor!— pidió la castaña con lágrimas en sus ojos, ella también estaba sintiendo como su corazón comenzaba a latir con tanta fuerza en su pecho, que podría salir tranquilamente.— ¡Escúchame por un segundo!

Este se giró tapándose los labios temblorosos, su rostro lleno de lágrimas calientes cayendo sobre sus mejillas hizo que EunBi sintiera como se le estrujaba el corazón.

—Mírame por un segundo, ey, mírame.— pidió la castaña está vez más tranquila y puso sus manos sobre los hombros del rubio.— JungKook va a salir de esto, hay una manera de prevenir todo esto.

Los ojos de TaeHyung expresaron ilusión, así que EunBi pudo llenar los pulmones por primera vez en aquella noche.

—Encontré a un velo.— dijo por fin la castaña y TaeHyung guardó silencio.— Es HeeYoon.

Hubo un silencio y las miradas hablaron por si solas.

—No.

—TaeHyung...

—¡No arriesgaré a mí hijo!

—¡No hay otro, TaeHyung! ¡Sé que es una locura, pero servirá!— exclamó EunBi y vieron llegar a JunMyeon exaltado.— HeeYoon... cuándo fuimos por los analgésicos presenciamos un accidente y él mismo me dijo que habían almas persiguiendolo.

TaeHyung negó una y otra vez mientras sus ojos se llenaban de lágrimas nuevamente. Se soltó del agarre de la castaña y se sentó en la entrada del hospital. JunMyeon se sentó a su lado luego de darle una rápida mirada a la castaña y tragó saliva.

—TaeHyung, queda un pétalo. ¿Quieres realmente quedarte con los brazos cruzados? ¿Quieres perder a JungKook de esta manera?

—Pero es HeeYoon, JunMyeon. Y-yo no quiero herirlo.— murmuró TaeHyung y alzó la mirada para verlo a los ojos.— Mucho menos, cuándo... temo que le llegue a hacer algo mí madrastra.

—¿Por qué ella? ¿Por qué siempre es ella la que nos quiere perturbar?

—Nunca me quiso, JunMyeon.— contestó TaeHyung y jugó con sus dedos nervioso.— Nunca me vió como un hijo más, realmente no se cómo ese odio salió de ella. Pero créeme que haré lo posible para prevenir esto, no puedo hacer caso a JungKook está vez.

—En realidad, hay que buscarla y tomar el collar.— dijo EunBi y ambos chicos la miraron.— Se supone que eso, hará que los pétalos se reconstruyan, pero hay que hacerlo ahora, no mañana, es ahora.

—¿Podemos pedirle ayuda a JieUn?— preguntó TaeHyung y EunBi pareció dudar.— ¿Quienes de nosotros debemos entrar?

—Se supone que JungKook, yo tomaré los pétalos, JieUn quizás nos dé tiempo y... HeeYoon, pero es pequeño, no sé si podrá sostener a tantas almas.— respondió EunBi y todos se miraron.— Hay que salvar a JungKook, y mandar a esa perra a dónde siempre perteneció.














JieUn le dió un sorbo a su té, sus manos no paraban de temblar. Sus pies se sentían como gelatina al caminar de una esquina en la habitación hacía la otra sintiendo la mirada de San detrás suyo. Los padres de JungKook, parecían no procesar la información, haciendo lo posible en la recepción para que todos se pudieran quedar en la habitación.

—JieUn...

—Estoy bien, San. Solo mira los signos vitales de JungKook.— dijo cortante y San asintió lentamente con una mueca extraña. Ambos sintieron como si el hilo se quejase, pero ninguno se giró.

𝗢𝗵! 𝗦𝗔𝗩𝗘 𝗠𝗘 ᵗᵃᵉᵏᵒᵒᵏWhere stories live. Discover now