61. La dimisión

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Ferlu chifló cuando bajó las escaleras.

—Menuda cochera— la miró con admiración.

—Ahórrate los detalles— le dio Zuro un pequeño empujón para poder pasar delante de él— he cogido sillas de arriba, sentaros donde queráis— les señaló las sillas que estaban colocadas en un círculo.

—¿Vamos a hacer un ritual satánico? — preguntó Diol mosqueado mientras se sentaba en una de las sillas.

—No tendría gracia, porque al demonio ya lo tenemos aquí— le respondió Sanji señalando a Arlong.

Este, mirándolo mal, sacó de su bolsillo la caja de Mikados que le dio su madre por la mañana y sacó uno de sus palitos de chocolate; le dio un bocado con violencia, haciendo que el choque de sus dientes resonase por el interior de la cochera.

—¿Y eso? — le preguntó Neol señalando la caja de chocolate con la mirada.

—¿Prefieres que lo mate? — le respondió con otra pregunta, evidenciando que se refería a Sanji.

—No, no...— respondió el aludido por Neol— come, come— le dijo con una sonrisa nerviosa.

—¿A qué hemos venido? — cambió Diol de tema.

—Hoy, dimitiremos— sentenció Zuro y ellos lo miraron seriamente— no podemos alargarlo más.

—¿Cómo pretendes que le pidamos nuestra dimisión? — le preguntó Ferlu — Hola Rubí, sí, mira, hemos venido para dimitir y...— hizo una pausa— ¡PUM! Disparo en la frente— se cruzó de brazos.

—No creo que se comporte así...— frunció Sanji el ceño.

—¿Cómo que no? — le preguntó Diol— ¡Es nieta de Elián! — le miró con los ojos muy abiertos— ¡Tiene la puta sangre de los Catriel!

—Dudo que la sangre influya en cómo se pueda comportar...— opinó Neol.

—Sea como sea— los interrumpió Arlong— tenemos que estar abiertos a todas las posibilidades que hayan si dimitimos.

Zuro asintió a lo que dijo este último.

—Arlong tiene razón, tenemos que prepararnos para lo que sea.

—¿Y por qué no seguimos como estamos ahora? — dijo Ferlu— no le hacemos ni puto caso y además, apenas nos llama.

—Claro, Ferlu, ¡qué gran idea! — ironizó Zuro.

—¿Si? — preguntó el nombrado ilusionado.

—¿Pero tú eres gilipollas? — le alzó Zuro la voz cabreado— ¡Claro que es una jodida mala idea! ¿Cómo pretendes que Amy nazca viendo como tú vendes droga, o cómo Sanji descuartiza, o cómo Arlong...

—Vale, vale, ya lo he pillado— le cortó Ferlu— es mala idea, captado.

—Pero... ¿y si nos mata? — preguntó Diol algo asustado— ¿Y si de primeras nos dice que sí, pero luego nos damos la vuelta y nos mete la puñalada? ¿O mata a nuestras familias? — agarró el brazo de su hermano— ¿o nos mandan una bomba?

—Eso ya es de estar paranoico...— dijo Sanji.

—¿¡Cómo que de paranoico!? — se enfadó— ¡Pero si acabáis de decir que nos tenemos que preparar para todo!

—Diol tranquilo— le habló su hermano— ha dicho eso porque él tiene la cabeza hueca. ¿No ves que aún no ha dicho nada?

—Il tiini li cibici hiici— susurró y bufó.

—Yo digo que vayamos equipados— dijo Arlong— ir armados por lo que pudiese pasar. Ese sería el último delito que cometeríamos si llegase a pasar algo.

SEIS DEMONIOS  [TERMINADA]Where stories live. Discover now