42. Tienes que vivir

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¡HE VUELTO!


—¿Ahora dónde te has metido? — se rió mientras miraba a su alrededor—¿eso es lo único que sabes hacer?

Arlong respiró pausadamente evitando transmitir algún tipo de sonido, aquel tipo había mejorado bastante y su oído era muy agudo.

—¿Sólo esquivas y te escondes? — le preguntó sin moverse del sitio mientras veía pausadamente su alrededor— ¿y a ti te llaman Satán? — sonrió de medio lado— ¡SAL YA! — le gritó perdiendo algo la paciencia.

Arlong se asomó lo suficiente para ver que su cabeza estaba ladeada mirando hacia otro lado, aprovechó aquel despiste para salir de su escondite y a la vez lanzar como un dardo una de sus navajas directo hacia la cabeza de aquel gilipollas. Por un momento pensó que toda aquella pérdida de tiempo iba a acabar con aquel ataque, pero su contrincante alzó la mano parando entre dos de sus dedos el arma cortándole en el proceso un poco la piel.

<<Mierda>> pensó mientras fruncía el ceño.

—Parece ser que tu oído te falló al no escucharme decir que sabía todo sobre ti— agarró la navaja por el puñal y se colocó en posición de ataque— todo, también incluye tu manera de atacar— sonrió y Arlong se agachó un poco para coger impulso y salir corriendo a toda velocidad hacia él.

Su contrincante lo imitó colocando sus dos armas por delante de él y cuando estuvieron uno frente al otro, este alzó ambas manos para apuñalarle en los hombros, pero Arlong al ver lo que pretendía, saltó por encima de él esquivando su ataque y al bajar, le pisó la cabeza haciendo que chocase contra el suelo bruscamente y soltase ambas armas. Al pisar el suelo, cogió su navaja, pero justo cuando se agachó para hacerlo, su contrincante reaccionó y en un visto y no visto cogió con rapidez su arma blanca y se giró hacia Arlong con la intención de hincarle de lleno su arma en el abdomen, pero antes de que pudiera hacerlo, Arlong lo evitó, pero no del todo.

Gruñó por el dolor y dio varios pasos atrás mientras se llevaba la mano hacia el puño de la bayoneta. Abrió los ojos de la impresión mientras se miraba dónde había sido herido. Nunca les había llegado hacer daño de aquella forma, nunca supo lo que se sentía cuando él mismo hacía lo que su contrincante le acababa de hacer. ¿Aquello era el dolor? ¿Así se sentía? ¿Eso era ser apuñalado?

Miró a su contrincante que lo miraba entre sonriente y extrañado y de nuevo dirigió su vista hacia la bayoneta hincada en su hombro izquierdo, la agarró con fuerza y la sacó de su hombro. Su camiseta se empezaba a empapar de sangre y él se sintió débil por primera vez en su vida.

Sonrió descolocando completamente a su oponente.

—¿Ya está? — le preguntó Arlong alzando una ceja— ¿eso es todo, Samuel?

—Está claro que no— sonrió maliciosamente mientras sacaba de detrás de su pantalón una pistola, apretó el gatillo sin pensárselo y justo al hacerlo, Arlong se agachó al suelo haciendo que la bala pasase por encima de su cabeza y salió de allí corriendo.

Le dolía, el hombro le dolía mucho y su vista empezaba a fallarle, ¿aquel era su fin? Negó un poco con la cabeza.

<<Una bayoneta no acabará conmigo>>

Se dirigió hacia el bosque de nuevo para esconderse, pero a medida que se adentraba cambió de parecer. Rodeó la furgoneta entre los árboles mientras corría.

—¿Otra vez te escondes gallina? — le oyó decir a Samuel de fondo— me recuerdas a tu hermana— escupió con rabia y aquello hizo que Arlong parase en seco entre los árboles— ¿sabes por qué la maté? — preguntó en voz alta— porque era una guarra— aquella respuesta hizo que Arlong apretase sus puños con fuerza hasta hacerse daño— ¿y sabes por qué? — se rió— se acostaba con hombres más mayores que yo por dinero estando novia conmigo— hizo una pausa— ¿cómo dijo que se llamaba? ¡ah si! Sugar Daddys.

SEIS DEMONIOS  [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora