31. Perdóname mamá

1.2K 107 9
                                    

—Muy bien chicos— los felicitó Mike en cuanto los seis le dijeron todo lo que sabían.

—Ahora— habló Zuro acaparando toda su atención— lo prometido— lo miró fijamente.

—Si, si...— rodó Mike los ojos.

Se sacó del pantalón un pequeño móvil y se lo tendió, Zuro sin pensárselo marcó el número de teléfono de su casa.

¿Mike? — oyó la voz de su madre y una lágrima se le escapó al escucharla, saber que estaba bien, que estaba viva.

—Mamá...— susurró, la emoción de escucharla le venció y no pudo controlar llorar un poco.

—¡Zuro! — gritó su nombre— Zuro, hijo mío, ¿estás bien? — le preguntó y por su voz supo que también se había emocionado.

—Te prometí que te llamaría— le recordó mientras se secaba las lágrimas.

Estoy bien— contestó— estamos bien— rectificó.

Suspiró aliviado.

Mike viene a verme de vez en cuando, me trae comida y algún que otro antojo— se rió— no salí de casa desde que te fuiste como tú me pediste— le informó— aun así Mike ha dejado al cargo de mí dos de sus hombres para protegerme por si pasaba algo.

Miró de reojo a Mike y sonrió un poco.

—Se te acaba el tiempo Zuro— le avisó este.

—Te echo de menos...— confesó.

Y yo, pequeño— susurró.

—Tengo que dejarte mamá— le avisó cuando vio que Mike se aproximaba hacia él.

Vuelve pronto a casa, Zuro— le pidió antes de que colgase— sano y salvo.

—Te lo prometo— aseguró Zuro y colgó.

—¿Puedo llamar yo ahora? — pidió Sanji cuando vio que Zuro ya había terminado.

Mike alzó una ceja, pero, después del trabajo que habían hecho, era lo único que podía darles a cambio.

Sanji cogió el móvil y cuando vio que Zuro se fue con los demás y que Mike se alejó dejando intimidad, marcó con rapidez el número de teléfono del restaurante.

Restaurante Baratie— escuchó al viejo al segundo toque— ¿qué desea?

—Hola viejo— lo saludó sonriente aunque no le viese.

¡SANJI! — gritó su nombre, lo que provocó que se alejase un poco el móvil de la oreja— Dios mío, Sanji, ¡estás vivo! — lo escuchó llorar y se sorprendió.

—Oye, oye— lo intentó tranquilizar— pensaba que los huesos duros de roer no lloraban— bromeó y escuchó la risa de este.

Estúpido niño— le insultó— pensé que te habían matado o algo— confesó sus temores— ¿dónde estás?

—No lo sé— se encogió de hombros— pero da igual dónde esté— le restó importancia— lo importante es que estoy vivo y que cuando vuelva al restaurante me podrás dar manotazos con la espátula en las manos— se rió.

Ahora no es con la espátula, ahora es con el rodillo de amasar— se rió con ganas y sonrió.

—Me haré fuerte para soportar el dolor— bromeó.

Sanji— le habló de pronto en un susurro— te echo de menos renacuajo— le confesó.

—Pronto estaré allí para que me regañes— sonrió.

SEIS DEMONIOS  [TERMINADA]Where stories live. Discover now