32. El día de Sanji

1.3K 97 34
                                    

—Tengo un mal presentimiento— dijo Sanji.

—Es la sexta vez que lo dices— bufó Ferlu— ¡ya te hemos oído!

—Esta vez estoy de acuerdo contigo— le dijo Arlong y Sanji lo miró— yo también noto que algo malo va a pasar— asintió dándole la razón.

—¿Os habéis puesto de acuerdo para ponernos nerviosos? — dijo Neol.

—Ahora son videntes— se rio Ferlu— saben lo que va a pasar en el futuro— volvió a reírse a carcajadas.

—Yo ya os dije que mis malos presentimientos se cumplen— se cruzó Sanji de brazos.

—Ya, claro...— alzó Ferlu una ceja chistoso.

—¿Qué apostamos? — preguntó Sanji.

—¿Qué te parece una hostia? — propuso Ferlu girándose un poco del asiento del coopiloto para verle la cara a Sanji.

—¡Ferlu! — le gritó Zuro.

—Si no pasa nada malo, me pegas una hostia y si finalmente tienes razón, me la pegas tú a mí— sonrió.

—Trato hecho— estrechó la mano y Ferlu se la cogió cerrando así el trato.

—Cómo hacer el gilipollas nivel, Dios— dijo Arlong tras verlos cerrar el trato.

—Me gustaría saber quién gana— dijo Diol intrigado por saber si pasaría algo malo o no.

—¿No tenías algo más elegante para ponerte? — le preguntó Zuro a Ferlu cambiando de tema.

—Perdona, pero esta sudadera vieja es la última moda entre los hombres— estiró un poco de la tela— ¡es de la nueva colección! ¿lo sabías? — se rió.

—Bueno, no eres el único que lleva algo de ese estilo— miró por el retrovisor a Arlong que se dio por aludido.

—Deja de tener envidia— se rió de él.

—Tío, que vamos a una discoteca, lo menos que podías hacer era arreglarte un poco— dijo Neol.

—¿Y estar incómodo?, paso— negó con la mano— Es más, ¿quién se va a fijar en mis pantalones de chándal? — estiró de la tela.

—Seguro que toda la discoteca— aseguró Zuro.

—Se suponía que no teníamos que llamar la atención e infiltrarnos entre la gente— suspiró Diol mientras que se llevaba la mano a la frente.

—Como no os deje entrar el portero me voy a reír— dijo Sanji.

—No sabía que ahora un traficante de armas, un vendedor de órganos y dos ladrones eran asesores de moda— dijo Arlong.

—Ojalá— pensó Diol en voz alta y todos le miraron raro— ¿qué? Seguro que si asesoro, no me amenazan de muerte— gruñó.

—Marica— susurró Ferlu y Neol le dio un manotazo en la nuca desde atrás.

—Según tú seré un marica, pero tú eres un gilipollas y en eso, todos estamos de acuerdo— se rió Diol por lo bajo.

Arlong se rió a carcajadas y Zuro entre risas intentó calmar el ambiente.

—Bueno, ya vale— los regañó un poco— ya mismo vamos a llegar.

Arlong miró por el cristal tintado de negro y frunció el ceño.

Tras un cuarto de hora en carretera, se dio cuenta que un coche plateado lo estaban siguiendo, ya que cada vez que giraban por una rotonda o cambiaban de carril, el mismo auto iba tras ellos. ¿Casualidad? Lo dudaba mucho, estaba claro que no era casualidad ni por asomo, algo pasaba, ¿por qué los seguían?

SEIS DEMONIOS  [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora