17. Pelea de gallos

3.2K 216 9
                                    

Ferlu.

Me choqué contra una chica.

—¡Eh!— se quejó, pero cuando se giró le cambió completamente la cara al darme un repaso con la mirada de arriba abajo.
—Perdón— me disculpé, andaba haciendo una cosa que ya no recordaba e iba realmente borracho, no sabía por donde iba.
—¿Tú eres el que va vendiendo maría?— me preguntó con una sonrisa juguetona.
—Pues si que se ha corrido la voz— pensé en voz alta.
—Si me das de esa maría, a lo mejor te perdono por lo de antes— me dijo mientras me agarraba de la camiseta desesperadamente.
—No caerá esa breva— le aparté la mano sonriendo.

La chica bufó.

—Necesito de esa mierda— se quejó—y no tengo pasta— hizo un puchero mientras volvió ha hacer lo mismo de antes, pero de nuevo le aparté las manos de mi camiseta.
—Lo siento guapa, pero si quieres, tienes que pagar— le hice un gesto con la mano indicándole que quería dinero mientras me encogía de hombros.
—Te puedo pagar de otra forma— insistió mordiéndose el labio.

La situación me pareció tan patética que acabé riéndome y la chica se fue indignada de allí.

Me quedé allí plantado con una sonrisa de idiota provocada por el alcohol mirándola como desaparecía entre la gente de la discoteca. Ahora que lo pensaba mejor, después de tantos culos restregándose por mi entrepierna mientras bailaba, tuvo como resultado que mi querido amigo se despertase y aquel polvo que me había ofrecido aquella chica por maría, me hubiese venido muy bien, pero me parecía muy sucio que me pagasen de aquella manera y siempre que se daba el caso, me negaba.

Me dirigí hacia la barra a pedirme otra copa, y cuando me la estaban preparando fue cuando recordé qué estaba haciendo en un principio antes de chocarme con aquella chica.

Alcé la vista buscando una cabellera pelirroja entre la multitud y no muy lejos, la vi besándose con un chico que le faltaba poco para sacarle la teta en mitad de la pista de baile y follársela ahí mismo.

Rodé los ojos y bebí de la copa, era de esperar en Rubí.

Ella fue la que me invitó a la fiesta, en un principio iba a negarme, pero, como siempre, me recalcó que era la hija de mi jefe y finalmente con desgana, accedí, es más, gracias a ello gané un montón de pasta vendiendo maría por el local; debería de haberme planteado antes vender en este tipo de sitios.

Me acabé la mitad de la copa de un trago y si antes estaba mareado y desubicado, ahora me encontraba peor.
Intenté salir de allí a que me diese el aire fresco y fumarme un cigarro para calmarme ya que me estaba agobiando estar apretado entre tanta gente, pero un brazo me rodeó el cuello y me alarmé.

—¡Eh amigo!— me dijo el chaval que me rodeó el cuello con su brazo— ¿tienes un momento?— me preguntó mientras que haciendo fuerza con el brazo que me sujetaba me cambió el rumbo.
—Pero, necesito...
—No te preocupes, será un segundo— insistió y me llevó hacia una puerta que había por la discoteca.

Al entrar, había un pasillo pintado con grafitis y muchas "parejas" estaban allí comiéndose la boca con ganas sin importarles cuánta gente más había en su situación casi al lado.
Como era de esperar, no me sorprendió que Rubí estuviese por este pasillo siendo penetrada por aquel chico que había visto antes con ella en la pista y lo que más asco me dio fue cuando me fijé que tres chicos miraban aquella escena como si de porno se tratase mientras se estaban tocando, agradecí en ese momento que el pasillo se terminase y me encontrase en un callejón iluminado sólamente por la luz de la luna y un chico apoyado en el contenedor que había en frente de la puerta por donde acababa de salir.
El otro quitó la mano de mi cuello y se sentó en las escaleras de la puerta.

—He oído que vendes maría— me dijo el que estaba apoyando en el contenedor— ¿sabes que este sitio ya está adjudicado?— sonó amenazante y sólo pude tragar saliva.
—No le hagas caso, está borracho y fumado— me dijo el quien me trajo hasta aquí en un susurro.
—Tio, no me jodas la broma— se quejó el otro— Yo soy Brend y el JP— se presentó amistosamente.
—Ferlu— me presenté sin moverme del sitio, estaba tan bebido que todo lo que me dijesen en aquel momento, aunque fuese mentira, me lo creería.
—Oye Ferlu, ¿sigues teniendo de eso?— se acercó Brend a mí.
—Emm... ¿s-si?— contesté no muy seguro, aún estaba acojonado por lo de antes.
—Eh, tío, no te rayes por lo de antes, era sólo para ver tu cara— se rió y pasó su brazo por mi cuello amistosamente— anda, dame toda la que tengas— se sacó la cartera con la otra mano y me tendió el dinero sin darme tiempo a darle toda la maría que tenía.
—Wow— exclamé al ver que me había dado de más— ¿de dónde has sacado tanto dinero?— con las pintas que llevaba y el mal olor que desprendía me pareció bastante raro que el dinero lo hubiese ganado legalmente.
—¿Conoces las peleas de gallos?— me preguntó mientras que yo miraba a trasluz si los billetes eran buenos y asentí— hay un sitio escondido donde todavía se sigue haciendo ese tipo de cosas— explicó— empecé con veinte céntimos que me encontré por la calle y he acabado ganando todo este dinero— dijo sacándose de nuevo la cartera para dejarme ver el resto de la pasta que llevaba encima— ¿te lo puedes creer?— se rió él sólo y yo símplemente me reí sintiéndome obligado a hacerlo ante tal situación.
—Oye, me has caído bien— sonrió y me pasó de nuevo su brazo por mi cuello— te llevaré allí, seguramente, si apuestas por el gallo Paco ganarás el doble de lo que ganas vendiendo maría — pasamos por el lado de su amigo y le dio una patada haciendo que se cayese al suelo, se había quedsdo dormido— Vamos JP, Paco nos espera— se rió a carcajadas y me guiaron hacia aquel lugar.

[...]

—¡VAMOS PACO!— gritó Brend al gallo por el que había apostado.

Aquel pobre gallo casi desplumado con los ojos inyectados en sangre, picoteba a su adversario mientras sacudía sus alas haciendo que alguna que otra pluma distrajese a su oponente.

Brend, al llegar, apostó por Paco como prueba para que supiese que no había mentido y mientras tanto, JP, apostaba con los espectadores por el mismo gallo y acababa ganando dinero como me dijeron en un principio.
Por probar, yo también aposté por Paco y como me dijo Brend, gané el doble de lo que gano con la maría y por pura avaricia, seguí apostado por él tres peleas más hasta que me di cuenta que el pobre gallo estaba cansado, tenía heridas de picotazos por todo su cuerpo y apenas podía moverse, así que dejé de apostar y me limité a mirar a Brend.

—Esto es lo mejor— dijo Brend cuando Paco ganó de nuevo el asalto.
—Y que lo digas— contestó JP mientras contaba el dinero que había ganado.

Nos íbamos a ir, pero de golpe, la puerta cayó al suelo, una fila de hombres entraron armados al local y a ninguno que había allí dentro le dio tiempo a escapar.

—¡COMO SE MUEVAN DISPARO!— advirtió uno que llevaba el arma en alto.

Nos habían pillado, me habían pillado, me había metido en un gran lío, ¿ahora qué hago?

SEIS DEMONIOS  [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora