33. Dónde está Rubí

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—¿En serio que te has traído ropa de repuesto? — le preguntó Ferlu entre risas a Diol.

—Si— le contestó este encogiéndose de hombros— y más sabiendo que hay gente desquiciada entre nosotros— señaló a Sanji y Arlong.

—¡Oye! — se quejó Sanji mientras aceptaba la ropa que le tendía.

—Al final vas a tener que quitarte tu ropa cómoda— sonrió Diol un poco mientras le tendía un pantalón vaquero a Arlong que lo cogió gruñendo.

—No tenemos tiempo para perderlo, así que cambiaros rápido que ya estamos cerca— le avisó Zuro mirándolos de reojo por el espejo retrovisor y sin rechistar comenzaron a cambiarse.

En cuanto Zuro aparcó apagando después el motor, todos estuvieron listos para la acción. Salieron de la furgoneta y a medida que se iban acercando a la puerta de la discoteca, se colocaron en fila, uno al lado del otro acaparando claramente la atención de los que estaban en la cola, sobre todo la de las chicas.

—Está claro que me miran a mí— susurró Ferlu mientras se echaba el pelo hacia atrás con una mano.

—Obvio— resopló Neol— eres el único que va en chándal a una discoteca, ¿qué esperas?

Ferlu se miró por encima y se metió la mano en los bolsillos del pantalón sin importarle nada.

La cola fue disminuyendo poco a poco hasta que le tocaron a ellos el turno y como era de esperar, pasó lo que todos pensaban.

—No puedes pasar— le dijo el portero a Ferlu quien alzó una ceja en desacuerdo.

—¿Por qué? — preguntó.

—No se admiten a vagabundos— respondió el otro tajante y lo apartó con un brazo para que el grupo de chicas que había detrás de ellos pasase.

—¿Pero tú no sabes que esto es la moda? — lo intentó, pero igualmente no coló.

—Te lo hemos dicho— le dio Zuro un manotazo a Ferlu en la nuca ganándose una mala mirada de él mientras se alejaban de la puerta.

—Menos mal que hay un segundo plan— suspiró Neol mirando a su hermano y Diol sonrió un poco.

—¿Qué? — preguntó Sanji.

Neol sacó de su bolsillo un reloj de oro y lo enseñó un segundo para después dárselo a su hermano.

—¿De dónde lo habéis sacado? — preguntó Zuro algo impresionado.

—Lo tenía el portero— contestó Arlong y los hermanos se rieron.

—Con lo que pesa no sé cómo no se ha dado cuenta de que no lo tiene puesto— dijo Diol mientras lo movía un poco entre su mano.

—Bueno, menos cháchara— le empujó Neol un poco y este se guardó el reloj mientras se dirigía de nuevo a la cola.

—Vamos con él— les pidió Neol a los demás y ellos curiosos le siguieron.

De nuevo comenzaron a hacer cola, cuando se comenzaron a acercar al portero, Neol empujó a Zuro que empujó a Diol ante aquel empujón imprevisto. Diol chocó contra la espalda del de delante y aprovechó para meterle el reloj en el bolsillo trasero de su pantalón haciendo que sobresaliese un poco.

—¡Joder Zuro! — se quejó Diol falsamente.

—¡Pero si ha sido este! — se quejó Zuro y Neol se hizo el ofendido.

—¿Yo?, ¡Pero qué dices! — se quejó Neol falsamente.

—Tío tened más cuidado— pidió el de delante para después girarse de nuevo hacia el frente.

SEIS DEMONIOS  [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora