19. Estúpido crío.

2.2K 159 7
                                    

Arlong.

Era sobre las tres de la tarde, estaba andando por la calle de día, algo demasiado inusual viniendo de mi ya que casi nunca salía de casa y si salía era por la noche por temas de trabajo. Hoy necesitaba despejarme, dar una vuelta al aire libre, ya que me encontraba en un aprieto desde aquel incidente donde el asesino de mi hermana salió vivo con algún que otro rasguño...

Sonreí al recordar su sangre recorrer mis manos.

No pude estar tranquilo, no podía permitirme aquel tipo de error tan grave, por ello, durante estas últimas semanas después de aquel inesperado encuentro, me dediqué a espiarlo, a saber cada uno de sus movimientos, saber qué tan feliz parecía su vida después de haber matado a mi hermana, saber todo sobre él para que finalmente sólo fuese un recuerdo, ya que juré que acabaría con él, por mi hermana.

Tras la muerte de su querido padre, toda su familia se presentó al funeral excepto él, era una persona tan sucia, que aquel día se quedó en casa follándose a una como si no hubiese pasado nada, como si su padre no fuese tan importante como aparentaba que era. Días después se fue a casa de su abuela por parte de padre, sólo para que ella le hiciese de comer, ya que él se alimentaba a base de pedidos a domicilio o algún que otro tupper que su vecina le daba porque esta le daba pena su estado y lo ocurrido de su padre.

Me daba rabia, me daba demasiada rabia que aquel tipo de persona siguiese viva después de lo que le hizo a mi hermana, después de cómo está actuando tras la muerte de su padre, ningún tipo de lástima, nada... símplemente actuaba que estaba triste y deprimido para que las personas se compadeciesen de él y estas acabasen haciendo las cosas que este les pedía sólo por su propio beneficio. Se aprovechaba de las personas inocentes...

«Arlong, déjame salir.»

Me quedé quieto por un segundo haciendo que la gente que pasaba por mi lado me mirase raro, así que reaccioné rápido y seguí andando mientras me encapuchaba más de lo que estaba.

«Sabes que compadeciéndote por la gente no puedes hacer nada.»

—Cállate— susurré.

«¿Por qué no me dejas salir ahora?»

—Necesito pensar qué hacer y tu no estás muy cuerdo para hacer eso— le respondí.

«¿Y tú si lo estás?» se rió.

Preferí no contestarle, sabía que él sabía que estaba nervioso y los nervios me causaban una mala pasada, así que preferí respirar lentamente calmando mis impulsos nerviosos de ansia de venganza, haciendo que mi otro yo se estuviese quieto en mi interior y no me diese golpes tan fuertes por querer salir.

Me adentré en el parque a paso lento mientras me presionaba el pecho cuando mi otro yo comenzó a golpearme fuerte seguramente al saber mi intención de no dejarlo salir y al rato paró al darse cuenta que sería en vano. Acabé sentándome en un banco que daba frente a un parque donde los niños pequeños corrían, chillaban, se reían y otras típicas cosas que hacen los críos chicos en un sitio así.
Me quedé fijamente mirando aquel escenario que tenían montado mientras mi mente maquinaba cómo matar al asesino de mi hermana antes de que mi jefe me matase a mí por mi error.
Mientras me aventuraba en la búsqueda de un salvavidas en mi mente, hubo cierta cosa que me llamó la atención y observé atentamente.

Había un niño pequeño, aproximadamente cinco o seis años que cogía de la mano a una chica, que podía ser su madre o su hermana. Me recordé a mi cuando era pequeño con mi hermana empujándome en el columpio o cogiéndome en brazos cuando bajaba del tobogán... Unos recuerdos que me partían el alma cada vez que recordaba que por culpa de aquel hijo de puta ya no la tenía conmigo.

SEIS DEMONIOS  [TERMINADA]Where stories live. Discover now