52. La cena

951 75 17
                                    

Debido al mágico crecimiento de seguidores y ver que ya son 400 personas las que me siguen, decidí como agradecimiento subir cuatro capítulos seguidos de esta historia, así que si tu eres una de las 400 personas que me sigue...

¡MUCHÍSIMAS GRACIAS POR TODO TU APOYO!

Y ahora sin más dilaciones, subiré cuatro capítulos seguidos ahora mismo, ¡¡así que aseguraos que lo estéis leyendo en orden y no os saltéis ninguno!!

1/4


—Mamá— la llamé cuando vi que se iba a llevar de nuevo la mano a los ojos— como intentes quitarte de nuevo el pañuelo, te doy un manotazo— la avisé y en respuesta escuché como resopló mientras llevaba de nuevo su mano sobre su regazo.

—Joder hijo— se quejó— pero, ¿por qué no puedo ver a dónde vamos? — volvió a preguntarme por sexta vez.

—Te he dicho ya mil veces que es una sorpresa— puse los ojos en blanco— y por si no lo sabías, si te quitas la venda, la sorpresa se iría a la mierda y nos volveríamos a nuestra puta casa— dije esto último perdiendo ya lo poco que me quedaba de paciencia.

—Pero, ¿qué es? — preguntó curiosa sin darse por vencida— ¿no me puedes dar aunque sea una pista minúscula?

—No.

—¡Joe! — se quejó como una niña pequeña y me reí mientras negaba con la cabeza.

Cuando salí de casa de Zuro, en cierta parte me dio un poco de envidia que él y su madre se llevasen tan bien y no precisamente porque la mujer estuviera embarazada, sino porque su relación fue buena desde siempre, por favor... ¡incluso cuando estábamos trabajando para Elián no paraba de hablar de ella! Y en cierta parte me molestaba, yo nunca en la vida me llevé así de bien con mi madre, aparte, ella tampoco me daba razones para intentarlo, pero, cuando me encaminaba hacia mi casa, pensé, ¿desde hace cuánto que mi madre y yo no habíamos compartido algún momento feliz juntos? Y la respuesta era la de siempre: desde que mi padre nos abandonó, así que por hacer algo aquella tarde y avanzar aunque fuese un poco en nuestra relación madre e hijo, decidí hacerle una sorpresa llevándola al restaurante de Sanji a comer y también porque prácticamente no tenía ni un euro, así que lo más seguro es que la cena saliese gratis.

—¿Hemos llegado ya? — me preguntó cortando el silencio que hace poco había en el coche.

—Mamá, por favor, no seas pesada— le pedí casi en súplica, porque no quería que por su constante insistencia me hiciese llevarla de nuevo a casa y ¡a la mierda la sorpresa y el avance de la relación madre e hijo!

—Ferlu, ¿cómo pretendes que no pare de preguntar? Me has sacado de la nada de casa sin decir ni mu y lo único que me has dicho era que me vistiera y que era una sorpresa.

—Bueno, relájate— le pedí porque vi que ya quedaba nada y menos para llegar al destino de una puta vez— ¿qué te piensas que es? — esta vez curioseé yo.

—Pues yo que sé hijo, de ti me espero de todo.

Y aquello en cierto modo me molestó un poco, ¿qué narices pensaría que era la sorpresa?

Me quedé en silencio sin saber qué decirle a aquello y me adentré en la zona de aparcamiento que había al lado del restaurante. Justo delante de mí, había otro coche que dio la casualidad que esperaba a que otro coche saliera de su plaza de aparcamiento para poder aparcar él, pero como me daba pereza buscar si había otra zona libre, al ver que el coche de enfrente tiró hacia delante, aproveché la distancia que tomó para aparcar él, para poder aparcar yo en su lugar y en respuesta recibí un pitido cuando el culo de su coche casi choca con el lateral del mío.

SEIS DEMONIOS  [TERMINADA]Where stories live. Discover now