SEIS DEMONIOS [TERMINADA]

55. Ese tanga esconde algo

Subiré cuatro capítulos seguidos ahora mismo, ¡¡así que aseguraos que lo estéis leyendo en orden y no os saltéis ninguno!!

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—Seguro que esconde algo...— susurró Diol intranquilo mientras comenzaba a rebuscar por la habitación de su madre adoptiva.

—¿Qué haces loco? — le preguntó Neol al verlo revolverlo todo a su paso.

—Ayúdame— le dijo sin apartar la mirada de lo que iba encontrando por la habitación.

—¿A qué? — se acercó a él— ¿qué buscas? — frunció el ceño.

—¿No me dijiste que tú también pensabas que escondía algo? — su hermano asintió— ayúdame— le volvió a decir.

—¿Por qué piensas que esconde algo por aquí? — Neol comenzó a ayudarle a buscar lo que fuese.

—Tengo una corazonada de esas que le dan a Sanji.

—Presentimiento— le corrigió.

—¿No es lo mismo? — se giró con una ceja alzada para mirarle.

—Pues no lo sé— paró Neol de buscar para pensarlo.

—Bueno da igual— volvió Diol a lo suyo— tiene que haber algo por aquí igualmente.

Todo el orden que había en los cajones del tocador, los del escritorio, el armario, el zapatero que había tras la puerta, el baúl que había a los pies de la cama y la estantería con libros se fue al garete. Todo quedó desordenado esparcido por los suelos, la ropa roblada quedó echa una bola por el armario, apenas podían pisar por el suelo por todo lo que había por ahí, pero aun así le daban igual aquel desorden.

—¿Y si esconde algo dentro del colchón de la cama? — se giró de golpe hacia su hermano.

—¿Qué? — lo miró extrañado.

—¡Si! — insistió— como las abuelas que antiguamente escondían el dinero en el colchón para que nadie se lo robase— iba a dirigirse hacia el colchón para comprobar si su teoría era cierta, pero su hermano lo paró.

—Diol no seas cutre— puso los ojos en blanco— esta señora no tiene pinta de haber vivido en el siglo tres antes de cristo, ¿no ves que...— se quedó pensativo— que... prácticamente es una pija?

Diol bufó dándole la razón, era verdad, aquella mujer no tenía pinta de hacer ese tipo de cosas.

—Por cierto— le llamó la atención Neol— ese cajón no se ha mirado— señaló el único que no estaba entreabierto con cosas fuera como los demás.

—Ah— lo miró— ahí tiene la ropa interior— le restó importancia.

—¿Y por qué aquí no has mirado? — frunció Neol el ceño.

—Dudo que esa cosa que buscamos esté escondida ahí— se encogió de hombros.

—¿Y dentro de un colchón si? — se burló de él— venga...— le tiró del brazo— vamos a buscar.

—¡Es que me da asco! — se negó Diol completamente mientras se sentaba sobre la cama desordenada de brazos cruzados.

—Vale, lo hago yo— rodó los ojos y se agachó delante del cajón.

Como bien dijo su hermano Diol, todo era ropa interior que cubría la femineidad de la mujer, bueno... más bien, que "cubría", ya que casi la mayoría se trataba de tangas de encaje o directamente transparentes.