Capítulo 3

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Punto de vista de Evelyn Hawkings.

Descubrí que Pansy no era solo mi compañera de habitación; había otra chica llamada Millicent Bulstrode que era igual de terrible, por no decir más, que Pansy. Lo que hacía más incómoda la situación era que ellas eran amigas, así que cuando llegamos a la habitación, las dos fueron inmediatamente a su parte correspondiente de la habitación y se susurraron por horas.

Me tomó todas mis fuerzas no enviarle una lechuza a mi tía para decirle que quería volver a casa. Había estado nerviosa ante el hecho de hacer nuevos amigos aquí, pero esto era peor, mucho peor. ¿Cómo iba a hacer amigos si las únicas chicas de mi casa y año me odiaban?

Y, parecía que ser amiga de alguien fuera de la casa de Slytherin no era una opción; había visto la manera en la que Ginny y Harry me habían mirado a través del Gran Salón. Estaba claro que las otras tres casas no querían tener nada que ver con la mía, y parecía que los Slytherins se conformaban con eso.

Me fui a dormir rezando que el día siguiente fuera mejor.

En el desayuno del siguiente día, la Profesora McGonagall tendió a todos los alumnos sus horarios antes que las clases empezaran. Encontré que tenía Pociones a primera hora, y mi estómago se encogió un poco. Eso no fue porque fuera mala en pociones─ estaba preocupada ante el hecho de no saber con quien iba a sentarme.

El timbre sonó demasiado pronto para mi gusto y de mala gana me levanté de la mesa de Slytherin para salir del Gran Salón siguiendo a todos los demás. Buscaba entre todos los estudiantes a Ginny Weasley, pero no pude encontrarla en ningún lugar. Intentando decidir si eso era bueno o malo, agarré mi horario y concentré mi vista en la espalda de Pansy. Por mucho que no me gustara, no había ninguna manera de que encontrara la clase de pociones sin seguirla.

Descubrí que la clase de Pociones estaba en las mazmorras, cerca de la sala común de Slytherin. Respirando profundamente y subiendo el asa de la mochila, entré en la clase.

Mi corazón se hundió tan pronto como entré dentro. La clase estaba llena de Slytherins, y mientras miraba por las mesas, me di cuenta que no había ni un solo alumno que no fuera un Slytherin. Ya casi había dado la vuelta para hacerme camino hacia el final de la clase donde había visto un asiento libre donde sentarme, cuando escuché que alguien llamaba mi nombre.

─ ¡Hawkings! Siéntate aquí.

Giré mi cabeza en aquel momento, y para mi sorpresa, vi a Blaise Zabini señalándome un asiento libre en su mesa. No sabía si mantenerme alejada de él, ya que no sabría decir si estaba bromeando o no.

Él rio ante mi expresión de inseguridad y me dijo que solo me sentara. Vacilé, notando por primera vez quien más estaba sentado en aquella mesa. Draco Malfoy y otro chico de Slytherin que no conocía estaban sentados alrededor de la mesa. Rápidamente, empecé a sentir que la urgencia de ir hacia la mesa del fondo aparecía.

─Relájate, puedes sentarte aquí ─dijo Blaise, finalmente sentándome; ¿Dónde más iba a sentarme?

Mientras le lanzaba una tímida sonrisa y me sentaba en el asiento a su lado, escuché como Malfoy maldecía por lo bajo: ─ ¿Tiene que hacerlo?

Sin importar lo mucho que lo ignorara, noté como mis mejillas se ruborizaban. La intensa rabia que me había ayudado a contestarle a Pansy la noche anterior había desaparecido, y sabía que volvía de nuevo a mi manera de ser: callada y no contestándole a nadie.

Blaise rodó los ojos hacia Malfoy, y estaba a punto de decir algo cuando el profesor de Pociones se aclaró la garganta en la delantera de la clase. Todos instantáneamente callaron, y alcé la vista para ver a un hombre pequeño parado delante de todas las mesas, vestido de negro de la cabeza a los pies, con una grasienta melena. Sentí como él miraba inquietamente a través de la multitud de estudiantes.

Little BirdWhere stories live. Discover now