Capítulo 35

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Punto de vista de Draco Malfoy

Cuando el Señor Oscuro había finalmente desaparecido y fuimos capaces de abandonar el comedor, se estaba haciendo muy difícil para mí el mantenerme junto.

Entramos en el salón donde Lucius estaba esperando, ambos mirando a nuestro alrededor como si estuviéramos en algún tipo de aturdimiento y tuviéramos solo una pequeña idea de donde estábamos. Lucius se paró de pie desde su asiento y empezó a caminar hacia nosotros, mirándome cuidadosamente como si pudiera sentir que estaba a segundos de desmayarme.

─¿Estáis bien? ¿Se ha ido?

─Sí. Se ha ido ─dije silenciosamente, teniendo que tragar duramente para hacer que mi voz funcionara. Las manos de Eve estaban agarradas alrededor de la parte superior de mi brazo, como si pudiera sostenerme para no caerme; pero si mis rodillas no dieran más, ambos probablemente caeríamos.

─¿Te lo ha contado, entonces? ─Lucius preguntó, ignorando mi pálida cara y mi expresión enferma─ El colegio empieza en menos de tres semanas, tendré que enseñarte como...

─Necesito salir ─espeté de repente, el aire no fresco, dentro de la reducción de espacio que era la habitación, empezando a sofocarme. Empecé a caminar por el pasillo que dirigía a la puerta trasera, Eve todavía sosteniendo mi brazo y automáticamente siguiéndome.

Lucius hubo de haber abierto su boca o movido para seguirnos, porque Eve dijo por encima de su hombro rápidamente: ─Estaremos pronto de vuelta ─A pesar de que ambos sabíamos que no era así.

La idea de dejar la mansión atrás para siempre estaba empezando a mejorar por momentos.

Me apresuré a lo largo del pasillo con Eve justo detrás de mí, alcanzando el pomo de la puerta con mi visión ennegrecida alrededor de los bordes. Cuando abrí la puerta y salí al exterior, aspiré profundamente una bocanada de aire fresco y me tropecé alejándome de la casa. Eve soltó mi brazo y se quedó parada a mi lado mientras colocaba mis manos en mis rodillas y me inclinaba hacia delante, teniendo leves arcadas e intentando no vomitar. Fijé mi mirada en las hojas de hierba colocadas en mis pies y centrándome en solo tomar respiraciones profundas, tragando duramente para mantener alejada mi bilis de que se elevara más allá de mi garganta. Apretando mis ojos, traté de forzar las imágenes de Dumbledore en mi mente, porque cuanto más que pensara sobre ello, más vueltas daba mi estómago en mi interior.

Había sabido que la misión sería algo malo, pero nunca hubiera pensado que el Señor Oscuro me diría que tenía que matar a alguien; mucho menos a Dumbledore.

Después de toser un poco y tragar duro, giré mi cabeza hacia un lado para mirar a Eve. Estaba mirando al suelo justo donde estaban sus pies, su cara entera se había vuelto pálida y sus labios imposiblemente blancos. Me di cuenta que estaba temblando levemente, una pequeña capa de sudor brillaba en su piel.

Me enderecé automáticamente y me acerqué hacia ella, preguntando en una voz tensa: ─¿Estás bien? ¿Estás mala? Puedo...

Pero Eve sacudió su cabeza rápidamente, apretando su mandíbula y corriendo su lengua sobre sus pálidos labios. Sus ojos empezaron a aguarse entonces, así que agarré su brazo suavemente para hacerla saber que estaba allí; a pesar del bulto que se estaba formando en mi garganta y que no quería nada más que correr lejos de todo aquello.

─Necesito sentarme ─dije, pero mayoritariamente solo porque no podía ver como Eve estaba a segundos de caerse hacia el suelo. Nos aguantamos uno al otro mientras hacíamos nuestro camino de nuevo hacia la puerta, sentándonos al principio de las escaleras y de espaldas a la casa. Sostuve su mano, ninguno notando que nuestras palmas estaban sudadas o que nuestros dedos estaban temblando levemente.

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