Capítulo 58

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Punto de vista de Evelyn Hawkings

El día en el que mundo cambio, Pansy me despertó sacudiéndome exactamente a las 11:17 de la noche.

─Eve. Vamos, despierta...

Medio dormida abrí mis ojos y la miré a través de la oscuridad de la habitación, mis piernas retorcidas en las sábanas plateadas de mi cama. Soñolienta, intenté sentarme, levemente molesta con Pansy porque había decido despertarme a aquellas horas, había estado teniendo un sueño agradable y un poco divertido donde Draco se había escabullido en Hogwarts a través de un pasillo secreto hasta los lavabos de chicas.

─¿Qué pasa? ─pregunté, mi voz gruesa a causa del sueño─ ¿Algo va mal?

La medio oscuridad ocultaba su expresión bien, pero todavía podía darme cuenta del hecho que los ojos de Pansy estaban imposiblemente abiertos como platos. Ella me dijo rápidamente: ─No lo sé. Snape nos ha dicho a todos que salgamos de la cama, necesitamos irnos...

Rodé de la cama de alguna manera inestable, el sueño todavía tirando de las esquinas de mi mente mientras luchaba para desenredarme a mí misma de las sábanas. Me tropecé hacia el armario al final de mi cama para buscar un par de tejanos limpios, estrechamente evitando golpear mis dedos en el tercer poste de madera que sostenía el colchón. Millicent estaba colocándose sus botas en el otro lado del dormitorio, murmurando en molestia hacia nadie en particular.

─Espero que sea importante. Tengo examen de Pociones a primera hora hoy.

No estaba muy segura de porqué, pero tenía un profundo sentimiento que nuestras clases de mañana serían pronto completamente insignificantes.

A pesar de la casi oscuridad como el carbón, me las arreglé para cambiar mi camiseta de gran tamaño, la había robado de la habitación de Draco el pasado agosto antes de volver a Hogwarts, y los pantalones cortos sin siquiera romper nada. Suavemente, metí mi varita y la última carta que Draco me había enviado en el interior del bolsillo de mi túnica, poniéndome las bambas y apresurándome a abandonar la habitación junto a Pansy.

Los otros Slytherins estaban dirigiéndose hacia la sala común también, sus expresiones cansadas coincidiendo con la mía mientras hacíamos nuestro camino hacia el portón de salida. El aire estaba lleno de suspiros de molestia a causa de haber sido sacados a la fuerza de la cama tan pronto en la mañana, unos pocos chicos de sexto año maldiciendo a Snape y acusándolo de haber perdido la cordura. Pero sus voces murieron gradualmente mientras dejábamos la sala común de Slytherin detrás, porque la entrada estaba llena de estudiantes y nadie quería ser pillado hablando de aquella manera por alguno de los Carrow.

Mi corazón se hundió profundamente dentro de mi pecho cuando seguí al resto de estudiantes hacia el Gran Salón, viendo que las mesas de madera de roble habían sido colocadas a un lado de la habitación y las velas habían sido apagadas para crear una luz penumbrosa. Snape estaba parado en el frente del comedor donde normalmente estaba la mesa de los profesores, sus manos hundidas detrás de su espalda mientras los Carrow ordenaban a todos con esmero en filas. Me encontré a mí misma al lado de Pansy por la mitad del lado derecho de la habitación, los Slytherins a nuestro alrededor compartiendo miradas confusas entre ellos o solamente parados soñolientamente.

Miré a mi alrededor inestablemente y vi a los Gryffindors parados en el otro lado de la habitación, dándome cuenta que Ginny estaba en primera fila junto a Seamus, quien tenía el ojo morado. Rápidamente aparté la mirada para no ser pillada mirando, así que miré hacia arriba para ver que los Carrow se habían movido para encontrarse parados detrás de Snape, y el sonido de las puertas del Gran Salón haciendo un ruido sordo hizo eco ruidosamente sobre nuestras cabezas mientras se cerraban detrás de nosotros. El silencio cayó como una gruesa manta mientras los curiosos susurros y las suaves preguntas se apagaban gradualmente, las cabezas de todos girándose hacia el frente de la habitación con una nerviosa anticipación.

Little BirdWhere stories live. Discover now