Capítulo 41

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Punto de vista de Evelyn Hawkings

Cuando Draco se despertó el día siguiente, yo estaba medio desplomada en un lado de su cama con mis ojos cerrados, la entera enfermería vacía en excepción por nosotros dos. Él se desplazó por debajo de mí y automáticamente abrí mis ojos, levantándome rápidamente y olvidando todo sobre estar cansada. Los ojos de Draco estaban nublados mientras luchaba para levantarse, levantando una de sus manos para sentir el vendaje alrededor de su pecho que parecía estar contrayéndolo.

Rápidamente agarré su brazo para mantenerlo alejado de tocarlo, usando mi otra mano para intentar suavemente empujarlo hacia atrás contra la cama.

─No te levantes, te harás daño.

Draco tragó duramente mientras se inclinaba sobre sí mismo para mirarme, preguntando en una voz ronca: ─¿Estás... estás bien?

Lo miré en shock; ayer casi moría, ¿y la primera cosa que hace es preguntarme si yo estoy bien? Pero sabía que no se tranquilizaría hasta que le contestara así que le dije de prisa: ─Sí, estoy bien. ¿Estás bien? ¿Cómo te sientes?

─Como la mierda ─dijo, y fue entonces cuando me di cuenta de cuánto de pálido estaba.

─¿Debería llamar a Pomfrey? ─le pregunté, preocupada de que fuera a desmayarse de nuevo al haber perdido tanta sangre─ Acaba de bajar a desayunar, puedo...

─No, quédate aquí ─Draco me interrumpió, su voz rompiéndose y sonando como si no hubiera sido usada durante días. Se acercó hacía mí y agarré su mano, mirándolo por encima con ojos abiertos.

Pomfrey acababa de cambiar los vendajes antes de que se fuera, así que aún no había ninguna mancha de sangre. Había tenido que apartar su camisa rota cuando Snape había traído a Draco a la enfermería, y me estremecí mientras recordaba ver los cortes profundos formados en su piel. Aún seguía sin estar segura de cómo Snape se las había arreglado para hacer que parara de sangrar; me sentía mareada cuando recordaba cuanto de malo había sido.

─Hey ─Draco dijo en una voz silenciosa, alzando su mano izquierda de debajo de las sábanas para sostener mi mano con ambas de las suyas. Él podía ver lo triste que estaba por las lágrimas que rebosaban mis ojos, haciendo borrosa mi visión porque rehusaba a dejarlas caer. No quería llorar delante de él por lo que probablemente sería la vigésima vez.

─¿Lo... lo recuerdas todo? ─me ahogué, sorbiendo y limpiando la parte trasera de mi mano contra los labios. Me había dicho a mí misma que no iba a ponerme triste una vez que él se despertara.

Draco parpadeó, mirando hacia el techo y exhalando duramente. Su voz era fina mientras me respondía: ─Recuerdo que Potter es gilipollas.

Por primera vez, estuve de acuerdo con él. Enfadadamente, le dije: ─Quería matarlo ayer. Cuando Snape te trajo aquí, él solamente se fue. Ni siquiera me dijo nada.

─Te lo he dicho, es gilipollas. Dime que ha sido expulsado.

Entonces miró en mi dirección, deslizándose en la cama a pesar de mis protestas.

─¿No... no habrás estado aquí toda la noche, no?

Miré hacia abajo inquietamente, a donde se encontraban las sábanas, para evitar su dura mirada, porque sabía que él estaría triste si sabía que no me había alejado de su lado des de lo que había sucedido. Y definitivamente se volvería loco si descubría que no había dormido en toda la noche.

─Eve ─espetó cuando no le contesté inmediatamente─ ¿Te has quedado aquí toda la noche?

─Sí, pero ¿y qué? ─le dije enfadadamente, las lágrimas todavía forzándose en mis ojos─ ¿Crees que iba a dejarte aquí solo? Estaba asustada. Cuando te vi ahí tumbado en el baño, pensé que estabas muerto. No sabía que pasaba, y pensé... pensé...

Little BirdWhere stories live. Discover now