Capítulo 20

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Punto de vista de Evelyn Hawkings

El día siguiente, durante la clase de Cuidado de Criaturas Mágicas, Draco me apartó de la gente, a un lado de la clase, y me preguntó si nos podíamos encontrar luego en la sala común.

Estábamos intentando alimentar a las salamandras que sacaban fuego por la boca, las cuales Hagrid nos había traído de Mullingar, y yo estaba trabajando con Draco y Crabbe. Mientras Crabbe estaba corriendo detrás de uno que había intentado ir a la deriva y adentrarse en el Bosque Prohibido, Draco se giró hacia mí y me pregunto en voz baja: ─¿Quedarías conmigo en la sala común esta noche una vez que todos se hayan dormido?

A pesar de que todo me estaba confundiendo, lo miré un poco insegura. ¿No sabía que todo lo que podía escuchar era la voz de Zabini haciéndome la misma pregunta?

Suspiro cuando vio mi expresión y añadió tranquilamente: ─Solo quiero hablar contigo, cálmate. No soy nada parecido a Zabini.

─Sé que no lo eres ─dije, y esta vez honestamente me lo creí. Crabbe estaba caminando de vuelta a nosotros, así que le dirigí una pequeña sonrisa y le dije a Draco─ Sí. Vale.

─Será divertido ─Draco sonrió─ Vamos a pasar el rato.

Reí ante su expresión, rodando mis ojos e intentando muy fuertemente no pegar suavemente su hombro en broma. Cuando Crabbe finalmente nos alcanzó y colocó de nuevo la salamandra entre nosotros, yo estaba un poco sonrojada.

No sabía exactamente cómo comportarme alrededor de Draco ahora, pero tenía el sentimiento de que él tampoco sabía cómo arreglárselas. Y puede que eso lo hiciera un poco más fácil, des de que ninguno de nosotros tenía ni idea de lo que estaba haciendo.

Así que aquella noche, me mantuve estirada en la cama hasta que pasaron las once de la noche y los ronquidos de Millicent se hicieron sonoros y hundieron la pequeña habitación como siempre. Rodé saliendo de mi cama con unas nerviosas mariposas en el estómago, apartando las sábanas y silenciosamente me coloqué las zapatillas. Hacía frío a causa del frío aire del invierno, así que me coloqué un jersey grueso sobre mi cabeza antes de dirigirme escaleras abajo.

Draco ya estaba sentado delante del fuego cuando alcancé la sala común, y él miró por encima de mí mientras bajaba las escaleras restantes. Me sonrió un poco adormilado, y esta vez yo se la devolví sin ningún segundo pensamiento.

─Casi me quedo dormido esperándote ─Draco dijo mientras llegaba al lado del sofá y me sentaba a su lado. No estaba segura de cuanto de cerca debería de sentarme a su lado, así que cuidadosamente me senté sobre medio metro alejada de él. Preocupada de si estaba bien, lo miré por encima e inmediatamente me relajé cuando él sonrió.

─Esto es extraño ─dijo, inclinándose hacia detrás sobre el respaldo del sofá─ Nunca nos habíamos sentado en el mismo sofá antes.

─Es un entero nuevo mundo ─estuve de acuerdo con él─ Tuve que esperar hasta que Millicent empezara a roncar antes de poder irme.

Draco se rio fuertemente ante mi comentario, exclamando: ─¿Ronca?

─Muy fuerte, a decir verdad.

─Me gustaría decir que estoy sorprendido ─dijo Draco─ pero realmente no lo estoy.

Sacudí mi cabeza y reí, mirándolo sobre la turbia luz de la sala común. La luz verde de las llamas que estaban delante de nosotros emitió un resplandor en la cara de Draco mientras se inclinaba un poco más cerca, mirando a su derecha en mi dirección con una expresión relajada en su rostro. Se giró en el sofá para poder verme mejor, colocando su codo derecho arriba y diciendo: ─Así que cuéntame sobre Beaubaxtons. ¿Es parecido a este lugar?

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