39. Break-up

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Break-up

Ryder.

Debía dejarla ir.

Sí, dolía, podía sentir mi corazón oprimirse con tan solo pensarlo. Pero era algo que tenía que hacer, por ella, porque la amaba tanto que lo mejor que podía hacer es alejarme y dejar que su corazón sane.

Podía sentir el peso de su mirada cuando me veía, la culpa me mataba por dentro ¿En qué estaba pensando? Sabía que fue un momento de debilidad, en su tiempo amé a Hayley de verdad, y cuando me engañó sentí como arrancaban mi corazón, por un tiempo sentí que no era lo suficiente para nadie, tuve miedo, miedo de que algo así pudiera pasarme de nuevo.

Y lo peor de todo fue que yo lo provoque, hice lo mismo por lo que sufrí a una persona que me ama de verdad.

Entré en mi habitación quitándome la ropa para poder darme un merecido baño. Al llegar al instituto nos habían castigado a ambos ayudando en la cocina toda la semana, y yo ni siquiera se tomar bien un tenedor.

— ¿Donde estaban? Estaba tan preocupado, duré toda la noche llamándote. — Jack entró en la habitación.

— Detuvieron mi auto. — Dije buscando una camiseta limpia y pantalones, recordando que debía lavar algún día todo este desastre ¿Cuando habrá sido la última vez que lavé algo? ¿Aún sabré hacerlo? — No encontramos forma de volver, así que nos quedamos en un motel.

— ¿Y por qué no tomaste un teléfono público y me llamaste para que fuera por ustedes? — Me reí y le lancé mi camiseta. Si lo había pensando, lo que no quería era perder la oportunidad de estar con Savannah y fingir que no había más opción que quedarnos solos y dormir juntos.

— Marica. — Dije, era tan astuto.

— ¿Lo planeaste, cierto? — Me lanzó mi camiseta devuelta. — Y vístete ¡Joder! no quiero andar viendo tus teticas, solo me interesan las de tu hermana.

Le pegué en la cabeza y seguí buscando algo limpio, ¿Es que no tenía nada limpio? También debería arreglar esta habitación.

— Ni siquiera lo notó... había un enorme letrero de no parquear.

— Eres un cabrón. — Jack se sentó en mi cama. — ¿Y lo hablaron? ¿Todo bien?

— Lo hablamos. — Asentí. — Todo muy mal, he decidido que lo mejor es que la deje ir, dejarla sanar, que sea feliz.

Jack me miró como si fuera un extraterrestre.

— ¿Con quien estoy hablando? Tu no eres Ryder.

— Mi iré a Brooklyn. — Me encogí de hombros. — Me encargaré de la empresa familiar.

— Pero no es lo quieres.

— Si es por lo que quisiera o no, estuviera cogiendome a Savannah ahora mismo. — Jack me lanzó una de las camisetas que estaba regadas y me reí.

— Si yo fuera tu, lucharía por ella, Savannah es una de esas chicas que valen la pena.

— Ya no sé que más hacer. — Suspiré. — Lo he intentado todo, la dañe, nunca me lo va a perdonar, ni siquiera yo lo haría.

— Savannah te ama y tu la amas. — Lo miré esperando que diga algo interesante, sin embargo entrecerró los ojos y no dijo nada más.

— ¿Y...?

— ¿Qué quieres que te diga? ¿Me ves cara de psicólogo? — Dijo a la defensiva. Gruñí.

— Le pediré matrimonio. — Dije tomando mi teléfono, e intentar buscar un anillo.

Alerta Mujeriego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora