35. Déjame Amarte

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Déjame Amarte

    Salí del restaurante sin avisar a nadie y tomé el primer taxi que vi cruzando. Illuminate Night estaba tan lleno como siempre, caminé entre las personas buscando la cabeza castaña de Ryder, lo vi de espalda cerca de bar que hablaba con la chica que parecía ser batender.

— Es que la necesito. — Hipó. — No puedo vivir sin ella, siento que me estoy muriendo, ella es mi droga, pero ella nunca me va a perdonar, porque me odia.

— Ella vendrá por ti, ya la llamé. — Respondió la chica.

— ¿La llamaste? — Él levantó la cabeza. — ¿Y qué te dijo? Estoy seguro de que no vendrá, te lo dije, me odia, podría atropellarme un camión ahora mismo y ninguno de mis amigos se preocuparía, todos me dejaron, mis padres no me contestan el teléfono, y mi hermana está enamorada de mi mejor amigo, que también me odia y por eso ella también me odia, ¡Todos me odian!

Mi corazón estaba rompiéndose justo ahora.

— Tranquilo, solo es parte de la vida, alguien te va a amar como lo mereces. — Dijo la chica del mostrador y decidí acercarme, la chica me miró feliz de que ya apareciera.

— Mira, ahora estoy imaginándola, que patético soy. — Ryder agachó la cabeza y llevó su boca hasta el vaso que estaba en su mano, se lo quité antes de que siguiera bebiendo, él hizo un pequeño berrinche y después agachó su cabeza hasta pegarla al mesón.

— Al fin llegaste, los guardias iban a sacarlo a patadas, pero creímos que no era lo mejor está demasiado borracho para ir así por la calle, así que lo amarramos aquí hasta conseguir alguien que viniera por él — Miré como llevaba cinta adhesiva por todo su alrededor. — Él solo decía tu nombre así que creímos que era la mejor opción.

Asentí.

— Gracias por llamar. — Ella sonrió.

Susanne, la chica me ayudó a quitar la cinta, y llevé su brazo hasta mis hombros para poder sostenerlo, caminé como pude entre las personas y en ocasiones casi se me cae de los brazos pero lo sostenía lo suficiente para que eso no sucediera.

— Sé que no eres real, así que no importa que diga todo lo que siento. — Él dijo y tomó mi cabello entre sus dedos. — Estoy... — Hipó. — Estoy muriéndome por dentro, siento que nada en mi vida tiene sentido, te perdí y es algo que no me puedo perdonar, traté de arreglarlo, traté de hacerme sentir mejor diciéndome que un error lo comete cualquiera, pero no pude, no fue lo suficiente, nunca me lo perdonaré, nunca perdonaré hacerte odiarme, te amo, y voy amarte toda mi vida, porque no hay nadie en este mundo que me haga sentir como tú, sé que un día tendrás alguien más que te trate como yo no lo hice, y yo estaré allí viéndote ser feliz, y me encanta verte feliz aunque no sea conmigo, pero eso es lo que no quiero, lo siento por ser tan egoísta, pero la verdad es que no quiero verte feliz si no es conmigo.

Limpié la lágrima que se deslizó por mi mejilla.

— A veces deseo que me perdones, y a veces no. — Continuó. — Pero no deberías perdonarme porque no lo merezco, no fui lo suficiente para ti, y si lo haces Savannah yo solo voy a hundirme más porque tú eres tan buena conmigo cuando yo solo fui un idiota, así que ahora mismo estoy aceptando que me odies, porque sé que eso es lo que merezco.

— No te odio Ryder. — Dije apenas, el nudo que había en mi garganta no me dejaba hablar.

— No, por favor, no me lo digas, no quiero escucharlo.

Tomé un taxi sin decir una palabra más, Ryder se aferró a mi cuerpo sin dejarme casi sin respirar, él respiraba despacio y parecía estar durmiendo, pero entonces murmuraba cosas acerca de lo lindo que estaba mi cabello, y que aún no podía creer que estaba imaginándome.

Pagué el taxista y salí con Ryder caminando hasta su habitación, el gemía en cada escalón que subíamos por que sentía que su cabeza iba a explotar. Abrí la puerta de su habitación y lo llevé hasta la cama para sentarlo allí, mi teléfono no dejaba de vibrar en mi bolsillo y sabía que era Caleb o alguno de los chicos para saber donde me había ido, así que solo lo ignoré.

— ¿Por qué no fuiste al entrenamiento hoy? — Le pregunté mientras quitaba sus zapatos, Ryder miraba el techo con mucha devoción parecía estar mirando un mundo.

— Me salí, no podía soportar ver mi amigos odiándome todo el tiempo. — Él suspiró. Y después llevó su mano hasta su cabeza.

— ¿Qué pasa con tu padres? — Pregunté recordando la conversación con Susanne. Me acerqué a él y levanté su camiseta hasta quitársela, la eché en el cesto de la ropa sucia pues olía terriblemente mal.

— No lo sé, la última vez que hablé con ellos me dijeron que no podían venir a mi graduación, me sentí lo bastante especial. — Dijo con sarcasmo. Me acerqué al botón de sus pantalones y se lo quité para después bajarlo por sus piernas, los doblé y los coloqué a un lado en la cama.

— De seguro harán tiempo y vendrán. — Dije rogando que fuera cierto.

— Si claro. — Ryder bufó. — Tampoco voy a ir, no me importa que no vengan.

— Tienes que ir a tu graduación. — Fruncí el ceño.

— ¿Para qué? ¿Subir y buscar un diploma? Lo haré en la semana después, igual me lo entregaran sin tanto drama. — Ryder se sentó en la cama rápidamente y frunció el ceño. — Mierda.

Lo vi levantarse y caminar tropezando hasta el baño y luego lo escuché vomitar, caminé hasta el baño y lo miré con la cabeza dentro del retrete, después levantó la cabeza limpio su boca con su mano y se recostó de la pared cerrando los ojos.

— Cepíllate los dientes. — Me crucé de brazos.

— No quiero. — Murmuró.

Revoloteé los ojos y busqué su cepillos de dientes, le unté pasta y luego me acerqué a él para entregárselo.

— Cepíllate. — Dije al ver que no lo tomaba.

— Dije que no quiero.

Suspiré y me agaché para sentarme en sus piernas, hice que abriera la boca y entre el cepillo de dientes, empecé a moverlos cepillando cada parte de su boca mientras él solo se quejaba que lo dejara, que no iba a cepillarse aunque ya lo estaba haciendo. Me levanté para buscar un vaso de agua y se lo entregué para que se enjaguara.

Lo levanté nuevamente para llevarlo hasta su cama donde él se acomodó como una cucharita, esperé unos minutos para asegurarme que no vaya a vomitar otra vez y cuando creí que estaba profundamente dormido caminé hasta la puerta.

— Savannah, por favor no me dejes. — Lo escuché sollozar. — No me dejes, por favor, te lo pido, sé que si sales por esa puerta volveré a sentirme vacío, no quiero sentirme así, me duele demasiado.

No sé ni siquiera que estaba haciendo o que estaba pensando, pero parecer ser que de verdad te sientes confundido alrededor de la persona que amas, di media vuelta y me quité los zapatos para subir a su cama, Ryder me rodeó rápidamente aferrándose a mí sin querer soltarme.

— Te mentí. — Susurró él en mi oído. — No amo a Hayley, solo lo dije porque quería que me odiarás, quería que me hicieras sentir como merecía por lo que hice, Jack me dijo algo y lo entendí todo, entendí que contigo todo era real, era yo mismo, confiaba en ti, confiaba en lo nuestro, con ella solo estaba asustado, sabía que cualquier estupidez ella me lo devolvería aún peor, como la vez de la marihuana, le rogué disculpas porque sabía que iba a ser peor lo que ella me haría, y así fue, me perdono pero se fue a la cama con otro idiota, le perdoné porque esa vez creí que era mi culpa, sin embargo contigo todo era diferente, Savannah, no amo a Hayley, no la amé, yo solo creí que era así.

— Ryder, descansa. — Bese su pecho a lo que él se tensó pero luego se relajó y me apretó más contra él. Miré aquel tatuajes en su costilla con mis iniciales y pasé mi dedo por ahí, él estaba tan loco, ¿Por qué me hacía amarlo tanto?

— Déjame amarte Savannah. — Lo escuché murmurar después de un largo silencio, abrí mis ojos y lo miré, él me miraba directo a los ojos. — Déjame amarte esta noche, déjame demostrarte cuando te amo y todo lo que te mereces. — Él acercó su mano hasta acariciar mi mejilla, cerré los ojos dejando que me tocara.

Su mano bajo hasta mi cuello suavemente y de allí siguió bajando tocando mi cuerpo despacio, llegó hasta el dobladillo de mi blusa y entró su mano dentro y subió nuevamente hasta el inicio de mi sujetador, quería que subiera más pero volvió a bajar su mano hasta mi muslo, empezó a acariciar de arriba hacia abajo, levanté mi cabeza aún con los ojos cerrados buscando sus labios. Lo sentí besarme suave, despacio, su lengua se movió al compás de la mía acariciándome totalmente, sus dientes se clavaron en mi labio inferior y gemí, su mano volvió a tomar mi mejilla y me apretó más a él para profundizar aquel beso.

Su cuerpo de movió completamente subiendo encima de mí, se acomodó lo bastante bien dentro de mis piernas, sin dejar de besarme ambas manos fueron hasta el dobladillo de mi blusa, la levantó y me la sacó sin dejar de mirarme a los ojos, volvió a unir sus labios con los míos, sus manos acariciaron mi estomago, y luego los llevó hasta el inicio de mis pechos, me arqueé lo suficiente cuando sus manos fueron a desabrochar mi sujetador y lo lanzó lejos en la habitación.

Sus besos empezaron a bajar por mi cuello, y tomé su cabello entre mis dedos y mordí mi labio evitando gemir, sus besos siguieron bajando hasta atrapar uno de mi pechos en sus boca y no pude evitar el chillido que salió de mi labios, lo vi sonreír y yo no pude evitarlo tampoco, él subió nuevamente y beso mi boca.

— Te amo. — Dije entre mis labios y llevó sus manos al botón de mis pantalones, lo quitó y se alejó lo suficiente para poder sacármelos.

Subió a besar mi estomago, y siguió repartiendo besos hasta llegar a mi cuello, llevé mis inquietas manos hasta el elástico de sus boxers, y lo empujé un poco para abajo, pero Ryder tomo mi mano y acarició mi palma para luego depositar un beso.

— Esta noche se trata de ti. — Besó mi frente y luego mi nariz. — Esta noche voy a entregarte mi corazón para siempre, te amo.

Yo también te amo.

*

Estaba borracho, de seguro ni lo recuerda.

No sé por qué lo hice, le rezaba a todos los cielos que estuviera lo suficientemente borracho como para haberlo olvidado, ¡Dios! Era solo que lo necesitaba tanto, aunque sea por última vez necesitaba sentirme amada en los brazos de Ryder.

— Te he estado buscando, ayer nos dejaste ¿Donde fuiste?

Apreté mis ojos mordí mi labio, extrañamente mientras más te escondes más rápido te encuentran, me volteé para ver a Caleb mirándome confundido, cerré la puerta de mi casillero, ni siquiera había llegado a mi habitación para que Jenn no me aborde de preguntas.

— Yo... tuve que hacer algo.

— Debió ser muy importante, nos dejaste sin avisar ¿Por qué no atendiste mi llamada? Estaba muy preocupado.

— Si, lo sé, lo siento, no las escuché. — Sonreí esperando que me creyera.

— Esta bien, vale, no importa, ¿Quieres ir a cenar esta noche? Solos tu y yo. — Sonreí y asentí.

— Me encantaría.

— Paso por ti a las ochos. — Él me sonrió y se acercó para besar mi mejilla. Lo vi caminar fuera del instituto, ni siquiera sabía que hacía aquí.

Caminé hasta la biblioteca para entretenerme con algún libro nuevo, deje mi mochila y cuadernos en una mesa y me dispuse a caminar por los pasillos de literatura romance, habían millones de libro en esta biblioteca y por eso la amaba, recorrí mi vista por cada libro buscando alguno que me llamara la atención.

Tomé algunos libros y pensé en ir a la computadora para leer reseñas para elegir uno, pero esta ya estaba ocupada, Ryder estaba allí sentando dándome la espalda con un Hoodie del instituto color rojo y unos pantalones de pijamas, tenía su cabeza recostada en su mano mientras daba clik en aquella página.

Universidad de Georgetown ¿Por qué estaba investigando acerca de aquella universidad cuando él iba a irse a Brooklyn cuando se graduara? La universidad quedaba literalmente a diecisiete kilómetros de aquí y era la universidad más reconocida de Washington, él abrió la página de admisiones y escribió su nombre.

Me puse de puntas para tratar de leer lo que puso en el formulario en especial cuando le preguntaban qué carrera escogería, quería salir de mi escondite y abordarlo de preguntas acerca de la universidad, ¿Por qué se había decidido estudiar? ¡No veo nada! Su cuerpo taba casi toda la pantalla.

— ¿Savannah? — Todos los libros de cayeron de mi mano y miré a Loren que me miraba confundida, Ay Dios mío. — ¿Que estás haciendo?

— Yo... Ahm, iba a la computadora a chequear reseñas. — Dije, realmente era la verdad. Ella caminó cerca de mí y vio a su hermano pegado a la computadora por suerte ni se había dado cuenta de que lo espiaba.

— ¿Que está haciendo? — Ella entrecerró los ojos. — ¿Georgetown? ¿Desde cuando quiere ir a la universidad? — Ella frunció el ceño, al parecer yo no era la única que estaba tan confundida. — ¿Y porqué Georgetown? Podía buscar una Brooklyn y al mismo tiempo estar en la empresa de mi padre.

— Tal vez solo quiere él mismo decidir su futuro. — Dije sin pensarlo, pero Loren pareció comprender.

— Estoy tan orgullosa de él. — Dijo ella sonriendo. — ¡Tengo una idea! ¡Te veo luego Savannah! — Dijo ella alejándose y caminando fuera de la biblioteca.

Negué con la cabeza y lo miré por última vez como él tecleaba en la computadora y después daba clik, me alejé por los pasillos llevando todos los libros conmigo, ni siquiera sé porqué estaba espiándolo.
 

     *

No os desesperéis, no voy a desaparecer. 
Próximo mañana.
Me encantan todos sus comentarios. 


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Vale Fuera. 

Alerta Mujeriego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora