6. Helen Adams

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Primera hora del martes me tocaba natación, no era muy buena nadadora, pero estaba faltaba de un chapuzon.

Salí de los vestidores de chicas y me encamine a la piscina, miré a las bancas donde estaba Ryder y sus amigos y fruncí el seño.

— ¿Que haces aquí? — Le grite.

— Me gusta verte en traje de baño, cariño.

— ¿Así? ¿ A mi y a cuantas más?

— Oooh — todos los chicos siguieron el coro.

— Auch. — Se puso la mano en el corazón. — Me dolió.

Negué con la cabeza y fui a mi línea de meta, me preparé para nadar, cuando el silvato sonó y todas saltaron para nadar, yo incluida.

— ¡Nada Savannah! — Podía escuchar a lo lejos, no se porque se molestaban, yo no iba a ganar ni de aquí a un millón de años.

Y para mi extraña suerte había llegado en segundo lugar, nueva meta.

— Excelente Savannah, haz mejorado un montón.

El entrenador me ayudó a salir de la piscina y le agradecí. El palmeó mi espalda.

Ryder me abrazó haciendo que mis pies no tocaran el piso.

— Felicidades, hoy debemos celebrar. — Beso mi frente.

— Eso es chica ave, ahora también eres acuática. — Jack apareció a nuestro lado. Siempre estaba en todas partes.

Los demás sólo despeinaron mi cabello mojado felicitando mi nuevo logro.

Fui a los vestidores a cambiarme nuevamente por mi ropa.

Al salir, Ryder me esperaba recostado de la pared con los brazos cruzados sobre su pecho.

— Hola Linda. — El abrió sus brazos para abrazarme. 

— Ryder Macdaniels Adams.

— Ay no. — Murmuró Ryder. El dejó de abrazarme para dar la vuelta. — Mamá ¿Que haces aquí?

— ¿Así saludas a tú madre luego de tiempo sin verla?

— Lo siento. — Se acercó a ella y la abrazó. — Hola mamá.

— Que grande estas cariño. — Ella plameó su espalda. — Savannah, querida ¿Como estas? — Ella se acercó para abrazarme igual.

— Señora Adams, es un placer verla.

— Entonces ¿Que haces aquí? — Preguntó Ryder rascándose la nuca.

— Ya que tú no me visitas, yo decidí hacerlo, podemos ir a tomar un café todos juntos, puedes invitar a Hayley también.

Fruncí el seño, ¿El no le había contado sobre Hayley?

— Mamá, Hayley y yo terminamos.

— Oops, es una pena, era muy buena chica.

Y primera vez en mi vida había sentido celos por Hayley Williams, y  eso no ne gustaba para nada.

— ¿Por que no vamos por el café y me dices la verdadera razón de porque estas aquí? 

— Claro, claro.

Salimos del instituto detrás de Helen Adams, una limosina de color negro la esperaba afuera, los tres entramos en ella.

La limosina condujo, el camino fue algo incómodo ya que nadie dijo nada.

Entramos en una pequeña cafetería, que se veía muy lujosa.

Alerta Mujeriego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora