36. Citas

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     Citas

Ryder.-

No sé qué estaba pasando por la mente de hermana cuando planeo esta cita a ciega, estaba cansado, esta mañana había despertado con un horrible dolor de cabeza y tuve el sueño más extraño del mundo, pero estaba seguro de que había sido el mejor sueño de mi vida, ni siquiera quería despertar, cuando abrí los ojos recé para volver a dormir y volver a mi sueño donde Savannah por fin era mía, no sé ni cómo mierda había llegado a mi habitación si mi auto se había quedado en Illuminate Night, no sé lo que hice, y me preocupa.

Loren colocó el primer botón de mi camisa que había dejado abierto a propósito, ni siquiera me gustaba el restaurante, la verdad es que últimamente nada me gustaba solo quería ir a mi habitación y pasarme todo el día viendo la serie favorita de Savannah, donde había un adolescente que se convertía en lobo y... no puedo creer que se me haya olvidado el nombre cuando amanecí tres días viendo una sola temporada.

— Ella te va a encantar, es una amiga que conocí en Brasil, estudia en Georgetown actualmente. — Ella sonrió. ¿Y eso que viene al caso?

— Lou, la verdad es que ni mi interesa conocer a tu amiga, ¿puedo volver al instituto?

— Vamos Ryder, dale una oportunidad, date una oportunidad. — Ella se cruzó de brazos y bufé. — Su nombre es Rebecca, pórtate bien.

— ¿Que quieres que haga? ¿Que entre y adivine que chica ahí dentro se llame Rebecca?

— No, tienes un reservación, ella estará ahí.

— ¿Reservación? — Fruncí el ceño.

— Yo la hice por ti. — Sonrió. — Ahora sal del auto y ve a tu cita.

Suspiré y abrí la puerta del auto, arreglé mi camiseta y caminé dentro de aquel restaurante, me hubiera ido si no fuera porque Loren me espiaba y no se iba a ir hasta verme dentro, me acerqué a la chica detrás del mostrador y ella me dio una enorme sonrisa.

— Bienvenido a Blue Duck Tavern ¿Desea una mesa?

— Tengo una reservación.

— ¿Nombre? — Preguntó para luego sonreírme.

— Ryder Adams.

— Claro, sígueme.

Caminé detrás de ella, había una chica sentada con un vestido rojo y su cabello marrón recogido, ella sonrió al verme y se levantó para besar mi mejilla lo cual correspondí, me senté en la silla al lado de ella y agradecí a la chica que me dio el menú.

— Tu debes ser Ryder, Loren me habló mucho de ti. — Ella sonrió, la verdad era que tenía bonita sonrisa. — Yo soy Rebecca, pero me gusta más Becca.

— Ryder, pero ya lo sabías. — Ella se echó a reír y no pude evitar sonreír.

— Lo siento, es que estoy algo nerviosa, y hablo mucho cuando lo estoy.

— Esta bien, no te culpo, yo también lo estoy. — Confesé.

— Tu hermana me dijo que quería ir a Georgetown, eso es genial, es una de las mejores universidades. — Fruncí el ceño ¿Como mierda se enteró? Aún no le había dicho a nadie. — ¿Que quieres estudiar?

— Ahm... Administración.

— Eso es genial, tengo muchos amigos de esa carrera, podría presentártelos, ellos podrían responderte cualquier duda, podríamos planear algún día, podría llevarte a la universidad y te familiarizas con ella.

— Gracias Becca, eso me sería de gran ayuda. — Le sonreí. Llevé mi vista alrededor mirando algunas de las mesas alrededor, habían muchas personas en traje y... Oh mierda.

Savannah estaba allí tan perfecta como siempre, estaba riéndose al lado del capullo que estaba en una no-famosa banda, por algo será, él estaba contándole algo mientras ella solo reía y asentía, sentía que mi vena iba a explotar, ¿Por qué están en una cita? ¿Una cita no es para intentar algo? ¿Ella estaba realmente intentándolo? mi pierna estaba temblando bajo la mesa y sentía la necesidad de arruinar esa cita.

— ¿Desean ordenar? — Nos preguntó el mesero, ambos asentimos, ni siquiera había visto el menú así que solo pedí lo mejor de la casa, si no me gustaba igual podía terminar en burguer king.

— ¿Te parecería el viernes? — Preguntó Rebecca con una sonrisa y tomando la copa de vino.

— El viernes estaría genial.

— No sé por qué tu hermana me dijo que podrías llegar a ser un idiota, es muy agradable hablar contigo.

Busqué a Savannah con la mirada, él idiota había tomado su mano, y yo estaba empezando a desesperarme.

Cálmate Ryder, debes dejarla ser feliz.

Él se acercó a ella y pegó sus labios con los de ellas, a la mierda, a la mierda él, y todo el maldito mundo que me rodea.

— Es que a veces si soy un idiota. — Tomé la copa de vino que aún no había bebido. — Permiso.

Caminé hasta aquella mesa sin esperar una respuesta de Rebecca, me senté en la silla al lado de Savannah, ella me miró con los ojos bien abiertos y el muy idiota parecía confundido. Me estiré un poco y coloqué mi brazo en el hombro de Savannah.

— ¿Qué haces aquí? — Ella preguntó entre dientes.

— Yo solo pasaba. — Me encogí de hombros. — Tú porque no me dijiste que estarías aquí cariño, con una llamada habría sido suficiente.

— Ryder, basta. — Ella suspiró.

— No sé quién eres Ryder, pero ella y yo estamos en una cita ahora y estás molestando. — Lo ignoré completamente y seguí mirando a Savannah.

— ¿Que sucede cariño? — Tomé un mechón de su cabello. — La pasamos muy bien anoche. — Dije para molestar, a ver si el idiota se levantaba de la mesa y se iba.

La cara de Savannah se tornó roja al instante, no sabía si era por rabia o timidez, pero cuando empezó a tartamudear me di cuenta de todo, no había soñado lo de anoche, había pasado de verdad, me reí sin poder aguantarlo, extrañamente me sentía completo nuevamente, y no me sentía el que estorbaba en la mesa.

— Yo... no..o sé de qué estás hablando. — Ella tartamudeó y miré al chico que nos miraba un tanto perplejo.

— Ahora vas a fingir que no te acuerdas, yo era el que iba borracho.

— Sav ¿Que sucede? — Él la miró confundido y decepcionado, tomé mi barbilla y también la miré esperando la respuesta.

— Yo... — Nos miró a ambos y luego se paró de mesa. — No puedo hacer esto.

La vi correr hasta la salida del restaurante, miré al idiota que aún se mostraba un poco molesta y todavía muy confundido.

— Aléjate de ella. — Dije. — Esa chica es mía, y lo será por el resto de mi vida aún así tenga que pasar por encima de millones de capullos, porque hay que admitirlo. — Me encogí de hombros. — Está bien buena ¿no? Pero para tu mala suerte y del millón de capullos ella me ama a mí, igual como yo la amo a ella, ¿No somos la pareja perfecta? — Saqué el dinero de mi bolsillo y lo deje encima de la mesa. — Págale la cena a la chica del vestido rojo.

Me levanté de la mesa y caminé fuera del restaurante en busca de Savannah, ella estaba a una esquina levantando su celular buscando señal, me acerqué a ella trotando, ella me miró y empezó a caminar lejos de mí.

— Déjame en paz, no sé cuál es tu problema. — Ella se detuvo y se volteó a verme. — Necesito respirar Ryder, necesito seguir y tu lo haces más que imposible, siempre estás ahí para arruinarlo todo.

— Hey hey, oye. — Tomé sus mejillas entre mis dedos y limpié la lágrima que salió de sus ojos. — No puedo evitarlo, cada vez que te veo con alguien más que no soy yo los celos me matan por dentro y siento que necesito hacer algo, aún cuando te veo con el capullo de Jack aunque sé que él está enamorado de mi hermana, pero no puedo evitar sentir celos.

— No deberías Ryder, tú te buscaste esto.

— Lo sé, lo sé, y me duele como mil demonios, Savannah no puedo vivir sin ti, y sé que será difícil que vuelvas a creer en mí, pero lo voy a intentar hasta el último día de mi vida.

— Te daré una oportunidad. — Ella me miró directo a los ojos, y mi día no podía ser mejor. — Pero solo como amigos Ryder, podemos salir con los demás sin darnos mirada de odio, podemos saludarnos cuando pasamos por los pasillos, podemos hablar si necesitamos hablar, pero solo eso.

— Esta bien, no importa, está bien, eso está bien para mí. — Sonreí, estaba mucho más que bien para mi, se me haría más fácil estar cerca de ella, y me aprovecharía para tocarla en cualquier momento.

— Posiblemente Caleb no quiera hablarme. — Suspiró. — ¿Me llevarías devuelta al instituto?

— Vale, pero yo también estoy parado aquí, Loren se llevó mi auto.
— Por cierto, ¿Que hacías aquí?

— Todo es culpa de Loren, te lo juro, me hizo venir a una cita a ciegas, con una chica que nunca había visto en mi vida y...

— Ryder está bien. — Me interrumpió. — No tienes que darme explicaciones.

— Vale, está bien, entonces... Deberíamos caminar hasta encontrar un taxi.

— Bien. — Ella sonrió y empezó a caminar, miré su trasero en aquel vestido negro y me mordí el labios, oh Dios ¿Cómo voy hacer para no caer en la tentación? La seguí rápidamente para que no notara lo que está viendo.

— También podemos hablar de lo que pasó anoche. — Ella se sonrojó y yo me eché a reír. — Te aprovechaste de mí.

— No es cierto. — Ella mordió su labio tan fuerte que estaba haciéndose daño.

— No me molesta que te hayas aprovechado. — Tomé su cabello, ¿Por qué era tan largo? — Me hubiera molestado que no lo hicieras.

— Ryder, ¿Podemos hablar de otra cosa?

— No está mal que hablemos sobre sexo, y mucho menos cuando se trata de Ryder y Savannah teniendo sexo.

— Por favor que aparezca un taxi rápido. — Ella observó a todos lados y después se volteó a verme. — Pero no, ¿Sabes qué? Lo hice por pena. — Se cruzó de brazos, debería enseñarle a no hacer eso delante de mi o me olvidaré que somos amigos.

— ¿Por pena? — Alcé ambas cejas y pase mi mano por mi mandíbula.

— Si, estabas todo llorón y suplicándome que no me quedó de otra. — Ella me retó con la mirada, y me reí.

— Tú estabas deseando que te suplicara para no caer sola, admítelo voladora, suplicándote o no ibas a caer.

— Yo no estuviera tan seguro de eso, lo que más quería era dejarte y abandonarte en tu soledad. — Dijo y luego me dio la espalda.

— Me estás matando por dentro. — Eché la cabeza para atrás y observé el cielo lleno de estrellas. Entré las manos en mi bolsillo y luego la miré. — Aún así, te amo.

Ella se volteó a verme, y le guiñé un ojos, ella juntó sus labios y después alzo ambas cejas, estaba seguro de que quería decir algo pero no sabía si decirlo o no, se removió incomoda ajustó su bolso en su hombro.

— Oh, mira un taxi. — Dijo ella y me di la vuelta para ver el taxi que venía, ambos lo detuvimos haciéndole señas.


*

Savannah.-

Jenn me estaba mirando con una mirada acusatoria, se cruzó de brazos y siguió mirándome con el ceño fruncido, mordí mi labio y miré mi teléfono distraídamente, le había contado todo lo que sucedió anoche y ella no estaba muy feliz que digamos.

— ¿Llamaste a Caleb? — Me preguntó.

— Si, he intentado llamarlo todo el día, pero simplemente no lo coge. — Suspiré.

— Deberías buscarlo y hablar con él.

— Es que... ¿Si no quiere hablarme? o ¿Si me odia? — Me acosté en la cama y gemí de frustración. — Me gusta, es lindo conmigo, me hace reír, y ¡Por Dios! Está en una banda ¿Que tan caliente es eso? — Jenn se echó a reír.

— Tal vez ni te odie, solo tiene que estar confundido.

— ¿Sabes dónde podría encontrarlo? — Pregunté levantándome de la cama.

— Siempre ensayan en el sótano de la mamá de Allen. — Se encogió de hombros. — 612 Street, la casa azul.

— ¿Como sabes todo eso? — Alcé una ceja.

— Contactos. — Me guiño el ojo.

— Bien, espero que no me odie. — Mordí mi labio.

— Buena suerte," amiga de Ryder". — Hizo comillas con los dedos.

— ¡Jenn! — Exclamé y salí de la habitación pero antes la había escuchado reír.

Tomé un taxi para poder llegar al lugar que Jenn me había dicho, la casa era literalmente azul, y desde aquí se escuchaba el sonido de la batería, toqué el timbre una vez y esperé moviendo mis dedos.
Allen abrió la puerta con una enorme pan en su mano, estaba lleno de muchísimas cosas, me miró y me sonrió con la boca llena.

— Hola bonita ¿Que te trae por aquí? — Dijo después de masticar.

— ¿Está Caleb? — Pregunté.

— Claro, pasa.

Entré en la casa, era hermosa por dentro, todo estaba en correcto orden, los colores combinaban lo suficiente, y también era bastante espaciosa, Allen me pidió que lo siguiera haciéndome una seña, abrió una puerta blanca y después bajamos las escaleras, todos los chicos estaban ahí, estaban solo tirados en el piso mientras hablaban de componer una nueva canción.

Caleb me miró y tomó de una botella de agua ignorándome completamente, eché mi cabello hacía atrás.

— Caleb, una niña linda vino por ti. — Habló Allen sentándose en una hamaca que había allí colgada. Él volvió a mirarme y después se levantó para caminar hasta mí.

— ¿Qué haces aquí? — Preguntó susurrando para que sus amigos no lo escucharan.

— Quería hablar contigo. — Dije mirando su pecho pues no quería levantar la cabeza y mirar sus ojos.

— Bien, vayamos afuera. — Tomó mi mano y me hizo subir las escaleras, salimos fuera de la casa y él empezó a caminar hasta un pequeño parque que había en una esquina, se sentó en una banca y me senté a su lado.

— Quería disculparme por lo de anoche. — dije mirando mis dedos.

— No tienes que hacerlo, no es tu culpa, lo que estoy es un poco confundido ¿Quién es ese chico? Recuerdo haberlo visto en la playa, pero ni siquiera parecían amigos.

— Es mi ex-novio. — Dije. — Terminamos hace un mes.

— Él no parece darse cuenta de eso. — Me reí y Caleb también mi siguió. — ¿Quieres ir por un helado?

— Me encantaría.

Él se levantó y me tendió su mano, la tomé y ambos caminamos hasta una heladería que había cerca de ahí. Hablar con Caleb era genial, siempre te escuchaba sin interrumpir, y sabía que responder todo el tiempo, descubrí muchas cosas de él, como que le encanta hacer deportes, toca la guitarra desde los seis años, es de Indiana y se mudó a Washington con su mamá cuando sus padres se divorciaron, su color favorito es el negro, y ama los perros.

— ¿Aún lo amas? — Caleb me preguntó de repente, quité la vista de mi helado para mirarlo.

— ¿Ryder? — Él asintió y luego comió de su helado. Mordí mi labio sin saber que responder. — La verdad es que no es algo fácil de olvidar, he tenido a Ryder toda la vida, y ahora se siente extraño no estar con él.

— Tus ojos se iluminan cuando hablas de él, Savannah. — Agaché mi cabeza un tanto nerviosa, la verdad no quería hablar de esto con él. — Pero la verdad no me importa, me gusta lo difícil.

Negué con la cabeza riéndome, definitivamente me gustaba este chico.


          *

La canción me la envío una chica diciendo que le recordaba la novela, la escuché y me encantó, creo que debí ponerla en el capítulo anterior, gracias Marievalu, por enviarme esta hermosa canción. 

Gracias por votar y comentar. 

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Vale Fuera. 

Alerta Mujeriego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora