Domingo, caluroso domingo, desperté en los brazos de Ryder, su cuerpo rodeandome por completo.
Miré la hira en el reloj que estaba en su mesita de noche, aún era temprano.
— Buenos días cariño. — Susurró en mi oído.
— Buenos días. — Me volteé para mirarlo, tenía su cabello todo despeinado y aún estaba asueñado.
— ¿Que quieres hacer hoy?
— ¿Dormir todo el día? — Me escondí en su pecho y lo escuché reir.
— Eres una dormilona, vamos levanta tú enorme trasero, vamos hacer ejercicio.
El se paró de la cama como si no estuviera acabado de levantar, muy energeticamente.
Me eché a reir como si hubiese dicho un gran chiste, yo no hacía ejercicio ni en educación fisica, ahora el quería obligarme, ha-ha-ha.
El me fulminó con la mirada y buscó en su armario ropa deportiva. Se desnudó frente a mi como si fuera lo más normal en el mundo.
Cerré los ojos para seguir durmiendo, y me puse boca abajo.
Sentí un leve cosquilleo en mi cuello y me estremecí, pero no quería abrir los ojos porque se sentía tan bien.
Sus besos pasaron por mi mejilla y luego recordé a Ryder y su segunda forma de despertarme.
Abrí los ojos inmediatamente y me alejé la boca de Ryder en mi cuerpo.
— Estoy despierta ¿Vale? Estoy despierta.
Salí de la cama y me senté en el piso, tenía mucho sueño.
— Eres demasiado vaga, Sav, cambiate.
— No quiero cambiarme, dejame.
El me cargó como una bebé y salió de la habitación, me llevo hasta la mía y me dejó en mi cama.
— Te doy tres minutos para cambiarte. — Dijo y salió de la habitación.
Gruñi y me paré frente mi armario, busqué lo más deportivo que tenía, me coloqué rápidamente e hice una coleta rápidamente.
Abrí la puerta y Ryder estaba ahí esperando, agarró mi mano y caminamos fuera del instituto.
Entramos en su auto y el condujo al gimnasio más cercano del instituto.
Entramos en el lugar y Ryder saludó a la recepcionista, parece que venía muy menudo aquí, lo seguí hasta las maquinas de hacer ejercicio.
Me hizo probar cada una de ellas, mi cuerpo estaba adolorido hasta la medula.
— Uno. — Bajé, el estaba contando mis abdomiales. — Dos. — Volví al piso y me acoste.
— Esto no es justo.
Ryder negó con la cabeza.
— Ven, serás mis pesas.
Me paré del piso y me coloqué en sus manos, el me levantaba como si nada.
— Ay, me siento una princesa. — Y arriba y abajo, arriba y abajo.
Cuando terminó me colocó nuevamente en el piso. Miró la hora en su reloj.
— Es mejor ir a cambiarnos, vamos a una fiesta esta noche.
— Ryder, ya estoy cansada, quieres explotarme.
El me subió en su espalda, y caminó fuera del gimnasio, me entró en el copiloto y condujo devuelta al instituto.
Fui sola hasta mi habitación y me duché rápidamente. Me cambié por unos shorts negros y una blusa apretada a mi cintura, zapatos bajitos y me maquillé un poco.
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Alerta Mujeriego.
Teen FictionRyder Adams era el chico más mujeriego en mi instituto. Y yo Savannah Jayden voy a enseñarte como tratar de no ser una más en su lista o su próxima victima. Pero tal vez no todas mi teorías funcionen y todo se vuelva un desastre como por ejemp...