25. Alerta Hermana

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25.

Alerta hermana.

Me coloqué un lindo enterizo corto de color negro, hice de mi cabello rizos, me coloqué zapatillas bajitas y me maquillé un poco.

Jenn caminaba de aquí para allá poniéndose todo lo que encontraba en medio, ya me tenía nerviosa y desesperada. Coloqué la última pulsera en mi mano y me ví por última vez en el espejo.

— ¡No me digas que estás lista! Por favor no. — Dijo pasándose la plancha con una mano, y con la otra tratando de atarse el zapato.

— ¿Por durás tanto? Entraste al baño primero que yo.

— ¡Tengo que estar perfecta! Es año nuevo, y Matías y yo tenemos una noche especial preparada. — Sonrío de oreja a oreja.

Sonreí porque sabía que Ryder también tenía algo preparado para esta noche, y estaba demasiado ansiosa, incluso traté de borrarlo de mi mente para que las mariposas en mi estomágo no me molestaran todo el día.

El sonido de la puerta me hizo levantarme rápidamente, fui hasta ella y la abrí para encontrarme a Matiás arreglando el cuello de su camisa, él sonrió al verme.

— ¿Está Jenn? — Preguntó.

Iba a hablar que aún no estaba lista, pero Jenn se adelantó saliendo por la puerta y alisando su vestido.
— ¡Aquí estoy! — Dijo ella sonriente y besándo sus labios. Sonreí para ambos. — ¿Vienes con nosotros Sav?

— No, esta bien, voy a esperar a Ryder.

Ella asintió y se alejó por el pasillo con Matías enganchado a su brazo, ellos eran una extraña relación, cerré la puerta nuevamente y me senté a esperar mientras jugaba con mi teléfono.

Ya había pasado una hora y aún seguía acostada en mi cama ¿Que le pasaba a Ryder? Él nunca llegaba tarde, y ni siquiera me había mandado un mensaje para avisar, quiero pensar que se quedó dormido y no que me dejó plantada.

Quince minutos después ya estaba desesperada, así que tomé mi bolso y salí de la habitación.

***

La casa de hermandad donde se celebraba la fiesta estaba completamente llena, estaba literalmente todo el instituto allí, sin falta de nadie.

Como son los jóvenes, prefieren estar en fiestas de año nuevo en vez de su familia.

Hice una mueca ante mis pensamientos, yo también era uno de ellos.

Entré en aquella casa, buscando caras conocidas, rápidamente encontré a los chicos y a Jenn que estaba sentanda encima de Matías bebiendo de su vaso rojo.

Me acerqué a ellos, y Jack rápidamente corrío abrazarme y levantarme del suelo.

— Luces como una diosa.

— Gracias. — Mis pies volvieron a tocar el piso. — Tú tampoco te ves para nada mal.

— Me galaneé para tí. — Me guiño el ojo y me eché a reir de su abundante diccionario inventado.

— ¿Has visto a Ryder? — Pregunté.

— ¿Qué? — Me miró confundido. — Hace una hora dijo que iba por tí.

— Si, pero no fue así, he venido sola.

— Que extraño. — Se encogió de hombros. — ¿Te ayudo a buscarlo?

— Te lo agradecería.
Ambos caminamos por toda la casa en busca de Ryder, incluso volvimos hasta su habitación para asegurarnos de que no estaba allí, los pies me dolían y por suerte me había decidido por zapatos bajitos.

Alerta Mujeriego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora