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    - ¡Examen sorpresa! - dice el señor Anderson, maestro de Física, genial. 

Mi amiga aplaude de felicidad, creo que es la única que está feliz, junto con el señor Anderson.

Espero que con lo poco que sé pueda ayudarme en algo. 

Estamos a un mes y medio de que se acabe el cuarto semestre y empiece el quinto, no entiendo porque ahora dejan exámenes. Es un poco pronto. Quizá lo estoy diciendo porque no he estudiado, y odio cuando el señor Anderson nos pone exámenes sorpresa, lo más que he sacado en uno de sus exámenes fue un ochenta y cinco, nada mal, pero necesito por lo menos sacar cien para sentirme bien conmigo misma.

Cuando me llega la hoja del examen empiezo a leer las preguntas. 

Unas sí las sé, la mayoría diría yo. Presiento que me ira bien en este examen.

    - Pueden dar inicio al examen, chicos. - Nos anuncia el profesor y todos agachan la mirada para poder concentrarse.

Me relajo. Necesito relajarme para poder contestar este examen correctamente.

Veo de reojo a mi amiga y puedo ver que va rápido.

   - Sin copiar señorita Mikesmall o le cancelo el examen. - Me dice el maestro y ruedo los ojos. Maldito viejo.

Ahora sí, me concentro en mi propio examen.

Buena suerte, Mikesmall.

[...]

   - Voy a sacarme un cien en ese examen - me dice mi amiga con un gran tono de felicidad en sus palabras.

   - Yo no creo eso de mí. - Suelto un suspiro.

   - ¿Por qué?

   - No estaba lista, y tú sabes que no soy muy buena en esa materia, Lily. - Le digo.

Saco mis cuadernos del casillero que voy a necesitar y dejo los que no ocupo.

   - De todos modos me ha ayudado lo que me has explicado. Gracias. - Le digo a mi amiga y ella sonríe.

El celular de Lily suena en su mochila. Empieza a escavar entre todas su cosas hasta sacar su aparato.

   - ¿Sí?... Hola, mamá... Sí, sigo en la escuela... Ya salí... Oh, está bien... Sí, aquí te espero... Adiós. - Cuelga su teléfono. 

   - ¿Va a venir por ti? - le pregunto mientras acomodo algunas cosas de mi casillero.

   - Sí, llega en cinco minutos. Dijo que estaba cerca de aquí. - Dice subiendo sus hombros.

   - Bien, entonces te veo mañana. - Ella asiente y me envuelve en un cálido abrazo.

   - Cuídate - me dice. Antes de irse planta un amistoso beso en la mejilla de despedida.

La veo desaparecer a paso apresurado por el pasillo.

 Tengo mi mochila colgada en uno de mis hombros mientras trato de meter mis cuadernos y libros a ella. Mi cabello se posiciona en mi cara y bufo. Lo muevo de mi cara y lo pongo detrás de mi oreja.

Cierro el casillero.

Mientras voy caminando por el pasillo voy cerrando mi mochila que está atascada del cierre, mierda. Hago el intento de cerrarla pero no puedo. 

Choco con el pecho de alguien, mi libro de La Dama de las camelias. Obra literaria de Alejandro Dumas, cae al suelo. El maestro de Literatura nos lo ha dejado leer, y la verdad me he quedado clavada en ese maravilloso libro.

El chico se inclina para recoger el pequeño libro.

Ese peinado lo reconozco. Esa bandana igual, ¿Harry?

   - ¿No tienes otra cosa qué hacer? - le pregunto mientras él observa el título del libro.

   - ¿La Dama de las camelias? - pregunta Harry ahora viéndome a mí con las cejas arrugadas.

   - Sí, es muy bueno el libro. El maestro de...

   - Lo sé, es bueno. Pero prefiero otros. - Me extiende el libro y lo tomo en mis manos.

¿Harry lee? Vaya, eso no me lo esperaba de él.

    - Puede llegar a sorprenderte todo lo que hago, Mikesmall. - Se cruza de brazos mientras sonríe de lado.

    - No me llames así - susurro. Escucho reírse.

    - ¿Cómo? ¿Mikesmall? - Vuelve a reír. Yo asiento.

    - No te rías de mí. Styles. - Le digo.

Se sorprende en cuanto le llamo por su apellido. Creo que tampoco le gusta que le digan por su apellido, pero me debía una.

    - ¿Ves lo que se siente?, si a ti no te gusta que te llamen por tu apellido no me llames tampoco a mí por mi apellido. - Digo.

    - De hecho me gusta como lo dices tú. Mikesmall. - Sonríe torcidamente.

Para ser realistas también me gusta la forma en la que Harry me dice por mi apellido.

    - Y veo que tu hermano te ha contado de mí - dice. Se relame los labios y es inevitable no ver sus rosados labios.

   - ¿Qué te hace pensar eso?

   - ¿Me crees un tonto, Samantha? - Niega con la cabeza mientras sigue sonriendo.

Aprieto el libro a mi pecho.

Es muy raro tener una conversación con él. Yo no lo conozco y según él sabe mucho sobre mí, no sé que cosas sepa de mí, pero esas palabras que me dijo el otro día me dejaron con la duda.

   - M-Me tengo que ir. - Trato de pasar a un lado de él, pero pone su mano en frente de mí y me regresa a mi posición de antes. Frente a él.

    - ¿Tienes prisa? - pregunta. Y la verdad es que no tengo prisa. Nada. - Yo sé que no...

   - ¿Qué haces aquí? - pregunto. - ¿Vienes a molestarme o a vigilarme? - levanto una ceja.

   - No te creas importante, linda. - Me dice mientras vuelve a reír.

Odio que se burle de mí.

    - No te estés riendo de mí - le advierto.

   - Oh, vamos, Samantha. No es para tanto. - Levanta los brazos a sus lados mientras tiene una hermosa sonrisa en sus labios. Enseñando esos perfectos dientes blancos.

    - Me voy - Ahora sí paso de largo a un lado de él, pero jala mi cola de caballo y me hace detenerme. Suelto un pequeño grito y sostengo mi cabello mientras giro para ver a Harry. - ¡Qué te pasa! - lo golpeo con el libro que llevo en mis manos y solo ríe por mi acción.

    - Eres un idiota, ¿lo sabías? - le digo mientras voy dando pasos hacia atras. Él sigue en su lugar, viéndome con esa sonrisa sarcástica en su perfecto rostro.

    - Me lo han dicho muchas veces, nena. - Me informa.- Pero terminan diciendo lo contrario.

Frunzo el ceño ante esas palabras. La sonrisa en su rostro crece más cuando choco con una chica de espaldas. Le pido disculpas y la chica simplemente no me hace caso. Harry ríe.

    - Que te vaya bien, Samantha - Lo oigo decir en cuanto me volteo para mirar al frente y continuar con mi camino.

Tengo que procesar todo lo que ha pasado con Harry. Debo de saber o al menos saber un poco de lo que él pretende.

Espero que sea algo bueno.

Black | H.S.Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt