XLVI

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- Ésta es la última cerveza existente en ésta casa - dice Harry mientras me extiende la lata hacia mí.

Me río por lo bajo y lo miro sonreír.

Estamos sentados en la sala de estar de su casa. Solamente hemos estado hablando un poco. Yo de mi escuela y sobre los maestros y materias que tengo. En cuales amo trabajar y cuales son las que más detesto.

Mientras que él también me contaba un poco sobre las escuelas en las que había estado, en Inglaterra y cuando estuvo aquí durante un par de años. También hizo mención de la universidad a la que iba, la cual, había dejado e hizo que su padre terminara por odiarlo completamente. Estudiaba la carrera de Leyes. Claramente él no quería ser abogado.

- Aún no decido qué ser - me dijo.

Y la verdad es que yo tampoco sabía qué iba a estudiar y en donde. Tenía miedo. Porque solamente tienes una vida para ser alguien que quieras, y si la desperdicias no habrá otra cosa que aguantarse con el futuro que has elegido erroniamente.

- Gracias - le dije abriendo mi lata de cerveza.

Por lo menos he contado cuatro cervezas, y Harry quizá lleve una o dos más que yo. Entre ambos hemos acabado con las cervezas en su casa, y según él, tendrá que ir a comprar mañana más porque no puede no beber, por lo menos, una en el día.

- ¿Segura que aún no estas borracha, Samantha? - sonríe.

Niego con la cabeza mientras me contagia de su sonrisa. Bebo un largo trago.

- De todos modos estoy aquí, en tu casa - le respondo -. No creo que me pase algo.

La sonrisa de Harry desaparece por un momento y me mira más fijamente de lo que estaba haciendo.

- ¿Quieres decir que confías en mí? - pregunta. Está sorprendido.

Suelto una risa, pero él sigue igual de sorprendido.

- Claro que sí - le confirmo con una sonrisa en mis labios.

Ahora él vuelve a sonreír y se inclina un poco hacia mí.

Estamos sentados en el mismo sillón, solamente que yo del lado izquierdo y él del derecho. Nos miramos de frente.

- Está confirmado que estas borracha, Samantha - ríe por lo bajo.

Niego con la cabeza.

- Claro que no - le digo.

No me siento mal, y mucho menos borracha, sólo siento que las palabras me salen de mi boca sin que yo las haya pensado.

- Si quieres pregúntame algo que quizá la Samantha sobria contestara mintiendo - le digo con una sonrisa en mis labios y bebiendo un poco de mi cerveza.

Él también arrima la lata a sus labios y bebe un poco de ésta. Se concentra en su pregunta mientras me mira directamente a los ojos.

Peina su cabello hacia atrás con una de sus manos para luego hacerme la pregunta:

- ¿Te atraigo, Samantha? - pregunta.

Ahora ninguna expresión en su rostro es visible. Él me está viendo para ver de qué forma he reaccionado, y qué estoy a punto de decirle.

Pasan cinco segundos de su pregunta, y yo respondo sin siquiera haberlo pensado:

- Claro que sí, por Dios, Harry - le digo comenzando a reír un par de segundos y detenerme. - ¿A quien no le atraerías con esa maravillosa sonrisa, ese par de ojos color verde, tú peinándote el cabello hacia atrás mientras miras fijamente a alguien? - le digo viéndolo a los ojos -. ¿Cómo no le vas a atraer a alguien con esa personalidad que tratas de esconder y eres misterioso? Podrías atraer a cualquiera cuando pasas tu lengua encima de esos labios, y más cuando tus dedos juegan con la comisura de ellos.

Black | H.S.Where stories live. Discover now