LII

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Llegamos a un pequeño lugar en donde servían comida rápida.

Al parecer a Harry le gustaban estos lugares. Para ser ésta hora, había gente, pero no tanta como en los lugares a los que me ha llevado antes.

Nos sentamos cerca de la ventana.

Una chica nos entregó la carta del menú de lo que servían ahí, y se retiró.

           - ¿Qué vas a pedir? - pregunta Harry sin levantar la vista.

Me dedico a leer cada una de las cosas. Qué es lo que contiene, y también , el precio.

No sé cómo le hacía Harry para pagar cada vez que salimos. Yo siempre cargo con dinero, porque nunca se sabe cuando se puede llegar a necesitar en verdad.

Por supuesto que no solamente se mantiene del dinero que gana en esas apuestas, o puede que sí. Mejor me pongo a imaginar en que el dinero, con el que paga nuestra comida, no sea nada malo.

Nada de lo que decía el menú era de mi apetito en ese momento. Tenía hambre, pero no demasiada para pedir algo de aquí.

           - Quizá solamente pida un burrito - le respondo cerrando el menú.

Harry levantó la vista del menú para verme.

           - Debes de comer algo más - mira de nuevo el menú -. ¿Qué tal una hamburguesa doble, o ambas? - propuso, y ahora me miraba.

           - ¿Hamburguesa doble? - le pregunto soltando una carcajada -. Ni siquiera sé si sea capaz de acabarme la mitad - digo -. Un burrito. Está bien.

Lo veo negar con la cabeza.

Harry volvió a leer la carta, y yo me dediqué a distraerme con la vista que había a nuestro alrededor.

Nosotros no somos los únicos que tenemos problemas en éste momento. Quizá las personas que están en la mesa a la derecha de la nuestra, tengan más problemas. Claro, ningún problema se compara con el de alguien más.

Si a alguien le está yendo mal en el trabajo, eso es lo que le hace sentirse mal. Si alguien perdió a un ser querido, eso lo hace sentir mal. Si alguien recibe golpes por parte de su esposo o de quien sea, un familiar, eso lo hace sentir mal. Si alguien no consigue algo que quiere, eso lo hace sentirse mal.

Hay muchas maneras de sentirnos mal. Cada quien decide qué en verdad nos hace sentir que no podemos más, o de alguna forma, triste. Todos vivimos con nuestros problemas.

        - ¿Ya saben qué van a ordenar? - pregunta la chica de hace un par de minutos.

Yo iba a hablar, pero Harry me gana:

          - Dos hamburguesas dobles - dice.

Abro los ojos de par en par por sus palabras. Le he dicho que no quería una hamburguesa doble y la está pidiendo.

           - ¿Qué? - le digo.

Harry pone su dedo índice en sus labios, dándome a entender que guardara silencio.

La chica comenzó a apuntar.

También pidió dos refrescos y fue todo.

Cuando la chica se fue, le dije a Harry:

             - Te he dicho que no quería una hamburguesa. Yo quiero mi burrito - cruzo mis brazos en mi pecho.

Harry sube sus hombros y se recarga por completo en el respaldo de la silla.

            - Hay que hacer una apuesta - propone.

Pongo los ojos en blanco mientras río.

Black | H.S.Where stories live. Discover now