Black | H.S.

XXXIII

La música sonaba extraña, pero agradable. Mis pasos en la pequeña pista de baile eran estúpidos, pero me sentía de lo mejor.

David, Mike, Caroline y yo, junto con otro par de chicos, nos encontrábamos bailando alegremente en la pista de baile. Disfrutando cada cambio de música.

Era extraña la forma de sentirme. Cuando llegué aquí me sentía pequeña e insignificante. Y en un abrir y cerrar de ojos ya me encontraba bailando con los amigos de Harry. Me sentía alegre y despreocupada por lo que fuera a pasar.

Harry no ha aparecido, y la verdad es que ya no me importa. Estoy comenzando a llevarme bien con éstos chicos. Son muy agradables.

David me había traído una bebida igual a la que me había traído desde un principio. Yo llevaba dos de estas, en cambio los demás a puesto a que habían perdido la cuenta.

Caroline y yo gritábamos y reíamos. Bailábamos en medio de los cuatro chicos que nos acompañaban a bailar.

Entre tanta gente que habíamos en la pequeña pista pude ver la cabellera de Harry intentando pasar entre la multitud alegre de adolescentes.

- ¡Harry! - grité fuerte para que Harry pudiera escucharme.

Al darme cuenta de que no me había escuchado, me separé de la bolita con la que estaba para ir directo con él. Ellos ni siquiera se dieron cuenta de que me alejé.

- ¡Harry!

Iba riéndome, y yo misma ni sabía la razón.

Caminaba con pasos torpes y chocando con cada persona que se ponía en frente de mí.

Harry me escuchó y comenzó a buscarme. Al verme sonrió.

Cuando llegó junto a él tropecé y caí al suelo. Comencé a reír fuertemente mientras que Harry me ayudaba a ponerme de pie.

- ¿Estas bien, Samantha? - lo escuché preguntarme pero no le hice caso.

- Ven a bailar conmigo - le dije.

Me sentía completamente estúpida, pero no podía detenerme.

Jalo a Harry de su mano hacia el lugar en donde estaba bailando con Caroline y los demás. Los encontramos rápidamente.

En cuanto llegamos yo comencé a bailar. Harry igual, pero mientras lo hacía comenzó a hablar con David.

Yo no le tomé importancia. Seguía concentrada en lo mío. Caroline y yo nos movíamos juntas pero separadas, hasta que ella me dejó sola en medio y la vi caminando hasta donde se encontraba Harry.

Él, al verla cerca, dejó de hablar con David. Sonrió con los labios apretados y el ceño fruncido.

De un momento a otro, Caroline comenzó a bailarle a Harry.

Todos comenzaron a decir en coro "¡Uuh!" mientras aplaudían y se animaban más.

Caroline hacía que Harry pusiera sus manos en su vientre, luego en su espalda, mientras que ella acercaba cada vez más su cuerpo al de Harry haciendo movimientos con sus caderas. Él no apartaba la vista de la chica.

Cuando ella decidió separarse de él, todos aplaudieron, hasta Harry. Quien tenía una gran sonrisa en sus labios.

Ella me guiñó un ojo mientras comenzaba a bailar sola. Después del agradable show que hizo Caroline, cada quien seguía sumidos en sus pasos.

Y yo, al haber presenciado el baile de Caroline, ya no me sentía tan estúpida como desde un principio. Me sentía ahora con impotencia y con ganas de hacer cualquier cosa sin que yo sintiera vergüenza.