UNSTOPPABLE ━━Percy Jackson

By -beifong

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❝No puedo dejar de mirar esos ojos oceánicos ❞ ⇝ Basado en la... More

━━━ Unstoppable
01. Problema a futuro
━━ Acto I. Alma frágil ━━
02. Percy Jackson aka pececito
03. Que comience la odisea
04. Una promesa que solo la muerte puede romper
05. En medio del caos
06. Más preguntas que respuestas
07. Los límites de la hospitalidad
08. Iluminas mi camino
09. Poder creciente
10. Energía que se agota fácilmente
11. Sembrando dudas peligrosas
12. Sacrificio
13. Hacia la tormenta
14. Demuestra tu valor
15. Tregua perdida
16. Sentimientos encontrados
17. Intervención divina
18. Masticar el cristal roto
19. Dolor de un corazón ajeno
20. Blackjack
21. Entra al vacío, alma frágil
22. Bajo las estrellas
23. Lazos irrompibles
24. Calma que precede a la tempestad
26. Los hijos de la noche
27. Solo quieren crueldad
28. Las desgracias no vienen solas
29. La misericordia de una madre
30. Máscara de porcelana frágil
31. Presenta nuestros respetos
32. La sombra de una leyenda
33. Un legado familiar
34. El hedor de la traición
35. Secretos que matan
━━ Acto II. Voluntad de Hierro ━━
36. En tierra extraña
37. Aún más profundo
38. Demonios al asecho
39. Una dinastía maldita
40. Este no es mi sitio
41. La muerte está en el aire
42. Antes morir que perder el honor
43. Corazón de guerrera
━━ Acto III: Dulce Venganza ━━
44. La trampa está tendida
45. Deserta si te atreves
46. Respuestas en las cenizas
47. Lobo solitario
48. Nacidos para la batalla
49. El final del viaje
50. En busca de una voz propia
51. La venganza se sirve fría
52. Vencer o morir
53. Prepárate para la gloria...
54. Epílogo
Curiosidades

25. La herencia de las sombras

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By -beifong



















CAPÍTULO VEINTICINCO

【La herencia de las sombras】

Matthew Daddario as Cassian
Belmont




Percy, Frank y el entrenador Hedge habían dejado el barco hace ya unos minutos.

En este momento me encontraba en la cubierta del barco, esperando a que Jason se reuniera conmigo. Frente a mi la ciudad se alzaba metros más adelante. El día estaba soleado y el viento traía consigo una brisa agradable.

- Necesito un consejo -soltó alguien detrás de mí, interrumpiendo la concentración sobre el pueblo que observaba. No tuve que voltear a verlo, sabía que era Jason.

- Dime que pasa -dije.

Traía una camisa del Campamento Júpiter, su cabello rubio apenas bailaba con el viento debido al corte que traía y sus irises azules me veían con cierto pesar. Entrecerré los ojos al mismo tiempo que ladeaba mi cabeza, tratando de descubrir los secretos que se escondían bajo esa mirada triste.

- Esto de tener una relación no funciona -exclamó de repente, ocasionando que mi rostro mostrara una mueca de confusión.

- Creí que querías a Piper -dije dudosa.

- Claro que la quiero -me respondió en seguida- Déjame explicarme.

- Por favor.

- No soy un buen novio -exclamó bajo un aura de desesperación- ¡Dioses! Siento que cada vez que estoy con Pipes, meto la pata y la cago de una forma terrible.

No pude evitar sonreír ante las palabras reveladas por mi amigo.

- Me alegra que al menos tú saques provecho de esto -dijo frunciendo el ceño- Dije que me ayudaras, no que te burlaras de mi.

- Me da risa porque vienes a buscar consejo con la persona que tiene la peor suerte en ese tema -dije y reí- Sin embargo, te daré el consejo que buscas: solo se tu mismo. No pongas murallas en tu corazón cuando no las necesitas. Se que a veces odias seguir las reglas, pues entonces trágate tu orgullo y rómpelas. ¡Por Júpiter, diviértete y expresa lo que sientes!

- Si rompo las reglas...

- No estarás dañando tu honor. No estarás dando una mala imagen de ti -le di una sonrisa mientras ponía una mano sobre su hombro- No eres tu madre, Jason. Y sé que, harías todo por cumplir una promesa, por ayudar a otros. Incluso por sacrificarte por otros. Porque eres un líder, uno grandioso, por cierto, pero que eso no te impida ser feliz.

No me gustaba sacar el tema de su madre, porque sabía que aún le dolía, pero no podía evitarlo cuando quería compararse con ella y sus promesas rotas.

Él no era así y nunca lo sería.

Jason sonrió con la vista fija en el suelo. Después de unos segundos, la apartó y me miró. Tenía un brillo en los ojos, mirándome como siempre lo hacia cuando nos apoyábamos en los momentos difíciles, con cariño. Pero no en el sentido romántico, porque el amor se representaba de distintas maneras.

Se acercó más y me rodeo el cuello para abrazarme. Aquello me hizo sonreír al instante. No necesitábamos palabras para describir el enorme cariño que sentíamos el uno por el otro, después de todo éramos hermanos, nos habíamos convertido en familia y no necesitábamos un lazo de sangre para demostrarlo. Nuestras acciones y sentimientos hablaban por si solos.

- ¿Nos vamos? -pregunto luego de unos minutos.

Asentí.

- Andando, chispitas. Hay que darnos prisa o el entrenador me dará otro sermón.












La diosa de la Fortuna estaba de mi lado. Encontramos un mercado a unos cuantos pasos de la entrada de la ciudad. En el vendían todo tipo de cosas y había una enorme cantidad de puestos, ofreciendo una variedad de artículos. Los mortales iban y venía, comprando y buscando algo de su interés. Todos inmersos en sus propias conversaciones.

No tardamos en encontrar las plantas que estábamos buscando y pedí las necesarias en caso de sufrir más desafortunados accidentes. A mi lado, Jason no paraba de mirar hacia todos lados, como si en cualquier momento un monstruo fuera a salir de entre la multitud dispuesto a arrancarnos la cabeza.

- ¿Por qué no vas a comprarle unas flores a Piper mientras termino aquí? Estoy segura de que le encantará -sugerí, señalando un puesto que estaba a unos pasos de nosotros- Después de eso podemos regresar.

Jason asintió, sus mejillas se tornaron de un rojo tenue y se alejó de mi lado antes de que me burlara de él.

Una vez que terminé de comprar, voltee en busca de mi mejor amigo y cuando lo vislumbre, no pude evitar reírme. Sabia que tenia que haberlo mandado desde el principio y es que una mueca de incertidumbre adornaba su rostro al no saber qué escoger. Había mandado a Jason a la misión más difícil de toda su vida. Negué con la cabeza, era un caso perdido.

Caminé hacia él, dispuesta a ayudarlo en su misión y estaba tan concentrada en sus gestos que no mire por donde iba, lo que ocasionó que chocara mi brazo derecho con el de alguien.

- Oh, lo s... -mis palabras quedaron en el aire en cuanto vi su rostro.

Sus ojos verdes se posaron sobre mi por solo unos segundos antes de continuar su camino. Yéndose del lado contrario a donde yo me dirigía.

No sabía por qué, pero la niña con la cual me acababa de tropezar me resultaba demasiado familiar y debido a eso, me encontré caminando hacia ella.

- ¡Espera! -le pedí, sin embargo, ella no se detuvo.

Me abrí paso entre la multitud con dificultad, haciendo un gran esfuerzo por no perderla de vista. Alcancé a ver como entraba a un templo, uno grande hecho de piedra sólida. Construida con la misma belleza que se podía apreciar en las estructuras de la antigua Grecia.

Entre al edificio, sus grandes columnas atravesaban la sala y esculturas adornaban todas las esquinas. Pero no había nadie. Y estaba tan concentrada en poder alcanzar a la niña que no reparé mucho en ello. Aquella pequeña mortal cruzó por una de las enormes puertas que, seguramente, daban a otro salón. Pero tuve que detener mi caminata cuando escuché pasos detrás de mí.

Alguien venia corriendo a mis espaldas.

Siguiendo mis instintos di media vuelta, dispuesta a descubrir quién había entrado al templo de una forma tan poco usual.

Era un chico.

Atravesó la sala corriendo hasta llegar a una de las columnas, escondiéndose detrás de una de ellas. Fruncí el ceño, extrañada por su actitud. No obstante, cuando tuve una mejor visión de él, vi que llevaba un arco en la mano junto una flecha lista para ser lanzada. Antes de que pudiera hacer algo, tres lestrigones entraron. Inmediatamente me escondí también detrás de una columna para así evitar ser vista.

- ¿De verdad crees que puedes esconderte de nosotros, semidios? -cuestionó uno de ellos. Aclarándome todas mis dudas, aquel chico no era un mortal.

Quería seguir mi camino y encontrar a la niña por la cual... había desviado mi camino. Dioses, Jason iba a matarme. Estaba a unos cuantos pasos de la segunda puerta, podía escabullirme en silencio y así evitar el problema de los lestrigones. Pero algo dentro de mi se negó a dejar que aquel pobre chico peleará solo.

Él le respondió al lestrigón con una flecha.

- ¡A él! -gritó uno de los monstruos restantes.

Antes de que siquiera uno levantara su maza, un orbe de magia roja lo impactó, convirtiéndolo en cenizas.

- ¡Allá hay otra! -exclamó un lestrigón casi para él mismo ya que era el último que quedaba de pie. El monstruo no dudo en correr hacia mí, pero de nuevo una flecha atravesó el salón y se incrusto en su cabeza, desintegrándolo al instante.

Miré al dueño de aquella flecha, encontrándome con su penetrante mirada. Parecía tener mi edad, tenía los ojos oscuros que hacían juego con su ropa y su cabello azabache. Su ceño fruncido me hacía pensar que estaba meditando su siguiente acción, justo lo que también me encontraba haciendo.

En esos segundos de indecisión por parte de ambos hicieron que el chico bajará la guardia, alguien aprovechó la situación y lo arrojó contra la columna de piedra donde él se había escondido minutos atrás. Y es que uno de los lestrigones se había vuelto a regenerar, dibujando una sonrisa de satisfacción en su horrible rostro, luego de dar un golpe por la espalda.

- Eso te enseñará. Ahora, ¿quién es el siguiente?

- Creo que es tu turno -dije al momento que lanzaba otro ataque para destruirlo.

En cuanto se convirtió en polvo corrí en dirección del azabache.

- Hay que irnos -advertí, jalándolo de un brazo para ayudarlo a levantarse.

- ¡Cuidado! -me gritó.

Desafortunadamente, su advertencia me sirvió de poco, porque fui lanzada con fuerza a una de las paredes centrales. En cuanto caí, llevé una mano a mi cabeza debido al dolor que comenzaba a hacer acto de presencia. Mi vista se nubló y mis piernas protestaron cuando las obligue a levantar mi cuerpo.

El chico corrió hacia mi y ya que era más alto tuvo que bajar su rostro para observarme mejor. Sus labios se movían, pero yo no escuchaba nada de lo que me decía. No fue hasta que tomó una de mis manos y me obligo a correr, cuando mi visión comenzó a mejorar de poco a poco.

- ¡Por acá! -dije agitada. Quería ir en busca de Jason y de paso largarnos de este lugar.

Ahora era yo quien dirigía el camino. Ninguno de los dos dejamos de correr y tampoco volteamos a ver si el peligro seguía detrás de nosotros. En cuanto distinguí a Jason en el centro del mercado tomé su mano y lo obligue a seguirme el paso, llevando a los chicos hacia el Argo II.

- ¿Pero dónde demonios te has metido? -reprimió Jason, sin dejar de correr- ¿Y quién es él?

Excelente pregunta.

- Te lo explicare cuando lleguemos al barco -dije apenas en un susurro, sintiendo como mi corazón aceleraba más su ritmo de trabajo.

No fue hasta que llegamos al barco cuando me permití voltear y buscar algún rastro que me indicará si los lestrigones seguían detrás de nosotros.

- Parece que les hemos perdido la pista -dijo el chico, a un costado mío.

- Eso espero -dije tratando de regular mi respiración.

- ¿Ahora si vas a decirme que está sucediendo?

Jason se acercó a nosotros a grandes pasos y por su mirada, podría decir que no estaba demasiado feliz por el hecho de haberlo dejado solo en el mercado.

Antes de que pudiera responder a su pregunta, Percy, Frank y el entrenador Hedge arribaron de nuevo al barco, los tres se veían como si hubieran atravesado una tormenta. En cuanto subieron se dejaron caer al suelo y Frank gritó que debíamos marcharnos ahora si no queríamos ser alcanzados por más problemas.

Leo salió con un sándwich en la mano, seguido por Hazel, Piper y Annabeth. El hijo de Hefesto soltó una maldición por no poder acabar su comida y fue corriendo al mando.

Nuevamente el Argo II se elevó por los aires.

- A Charleston -dijo Percy, levantándose con dificultad- Pon rumbo a Charleston.

- ¿Charleston? -Jason vaciló, y él y yo nos dimos una mirada de consternación.

- ¿Qué encontraron exactamente en Atlanta? -cuestioné.

- ¿Por qué no nos reunimos con...?

Annabeth se interrumpió a sí misma y todos volteamos a ver qué era lo que llamó su atención. En el momento que di media vuelta, cubrí con la palma de mi mano parte de mi rostro.

Había olvidado ese insignificante detalle.

- ¿Quién es ese? -Annabeth preguntó entre confundida y molesta.

Jason volteo a verme y de repente me sentí aún más pequeña. Gracias a su mirada todos entendieron que aquello era mi culpa.

- Si, bueno, verán... él es -quise responderles, pero no tenía la respuesta que estaban buscando. Volteé a ver al chico y pregunté: - ¿Quién eres?

- ¡¿Trajiste al barco a un desconocido?! -Annabeth estaba más que enojada.

- Es una historia bastante divertida que por supuesto voy a explicar si prometes no arrancarme los brazos -pedí, casi suplicante.

- Soy Cassian. Cassian Belmont -dijo el azabache, presentándose. Se acercó a nosotros mientras acomodaba su arco detrás de su espalda, donde estaba su carcaj de flechas- Y estoy aquí porque su amiga me ayudo en una pelea contra tres lestrigones. La encontré...

- Lo vi a lo lejos -lo interrumpí. No les iba a decir todo lo que pasó, más porque no entendía cómo es que había seguido a una niña que ni siquiera conocía- Vi que estaba en problemas y decidí intervenir, pero como aquellos monstruos volvía a regenerarse tuvimos que escapar de ahí. Así que regrese al barco, junto con él y Jason.

Todos estaban mirándome, pensando las palabras que saldrían a continuación de sus labios. Hazel fue la primera en hablar.

- ¿Quieres que regresemos a Atlanta para dejarte? -pregunto dudosa, buscando una solución al problema, sin dejar a un lado su personalidad amable.

- No -dijo Cassian, llevó una mano a su cabello y lo revolvió un poco. Se le veía dudoso, como si no quisiera revelar lo que tenía en mente- En realidad, voy al otro lado del océano, pero aquellos lestrigones me han estado persiguiendo por semanas y, si no es mucha molestia... ¿podría ir con ustedes hasta Charleston? Tal vez ahí encuentre un barco que pueda llevarme hasta Grecia, sin necesidad de pagar el viaje, claro.

- ¿A que vas a Grecia? -cuestioné, frunciendo el ceño. Demasiada coincidencia no podía ser bueno.

- Estoy buscando a un amigo, nos separamos hace unos días -relató- Pero antes de eso, él estaba intentando llegar hasta Grecia, dijo que allá había una antigua reliquia: La lanza de Leónidas. Según sus palabras, aquella arma era increíblemente poderosa y él la quería para protegernos de los monstruos, con esa arma estaríamos seguros. Así que nos dispusimos a encontrarla.

- ¿Quieres correr riesgos para buscar un arma que probablemente no exista? -preguntó Jason.

- No es el arma... Will es como un hermano para mí. No tengo a nadie más y me niego a abandonarlo.

En sus palabras había determinación con un toque de tristeza. Cassian apartó la mirada de nosotros y observo el cielo, no queriendo hablar más del asunto. No pude evitar sentir una fuerte empatía por él, después de todo, yo lo entendía a la perfección. Cuando Jason desapareció nunca me di por vencida. Fui incapaz de dejarlo atrás, de olvidarme de él.

- ¿Cómo sabes qué... lo encontraras allá? -preguntó Frank con cautela, tocando el tema, de manera indirecta, de que un monstruo podía comérselo en el camino.

- Es el semidiós más escurridizo que he visto -sonrió de lado- Estoy seguro de que llegará. Casi podría decirte que el que tendrá problemas soy yo, pero estoy seguro de que podré llegar en una pieza.

Annabeth soltó un suspiro cansado. Quería darle fin al asunto de Cassian para así pasar al de nosotros.

- Bien, puedes ir con nosotros a Charleston, pero eso será lo más lejos que te llevemos -dijo con firmeza.








No me aguante las ganas de publicarlo hasta el viernes jajaja

No saben lo que me encanto escribir este cap y más que conocieran por fin a este nuevo personaje que es Cassian.

Siendo sincera, cuando empecé la historia no era un personaje que tenía en mente. Pero conforme avanzaba me di cuenta de que podía crearlo para enriquecer mi fic.

Díganme que les pareció☺️

¡Hasta el siguiente capítulo!
-B.

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