UNSTOPPABLE ━━Percy Jackson

Od -beifong

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❝No puedo dejar de mirar esos ojos oceánicos ❞ ⇝ Basado en la... Více

━━━ Unstoppable
01. Problema a futuro
━━ Acto I. Alma frágil ━━
02. Percy Jackson aka pececito
03. Que comience la odisea
04. Una promesa que solo la muerte puede romper
05. En medio del caos
06. Más preguntas que respuestas
07. Los límites de la hospitalidad
08. Iluminas mi camino
09. Poder creciente
10. Energía que se agota fácilmente
11. Sembrando dudas peligrosas
12. Sacrificio
13. Hacia la tormenta
14. Demuestra tu valor
15. Tregua perdida
16. Sentimientos encontrados
17. Intervención divina
18. Masticar el cristal roto
19. Dolor de un corazón ajeno
20. Blackjack
21. Entra al vacío, alma frágil
22. Bajo las estrellas
23. Lazos irrompibles
25. La herencia de las sombras
26. Los hijos de la noche
27. Solo quieren crueldad
28. Las desgracias no vienen solas
29. La misericordia de una madre
30. Máscara de porcelana frágil
31. Presenta nuestros respetos
32. La sombra de una leyenda
33. Un legado familiar
34. El hedor de la traición
35. Secretos que matan
━━ Acto II. Voluntad de Hierro ━━
36. En tierra extraña
37. Aún más profundo
38. Demonios al asecho
39. Una dinastía maldita
40. Este no es mi sitio
41. La muerte está en el aire
42. Antes morir que perder el honor
43. Corazón de guerrera
━━ Acto III: Dulce Venganza ━━
44. La trampa está tendida
45. Deserta si te atreves
46. Respuestas en las cenizas
47. Lobo solitario
48. Nacidos para la batalla
49. El final del viaje
50. En busca de una voz propia
51. La venganza se sirve fría
52. Vencer o morir
53. Prepárate para la gloria...
54. Epílogo
Curiosidades

24. Calma que precede a la tempestad

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Od -beifong


















CAPÍTULO VEINTICUATRO

【Calma que precede a la tempestad】




Ante los gritos de Leo todos, excepto Hazel, salieron a la cubierta, entusiasmados por presenciar la pelea. Está demás decir que el entrenador Hedge era el que estaba más ansioso por ver el combate.

Jason estaba en lo cierto al decir que, en todas las peleas que habíamos tenido, él siempre salía invicto. Sin embargo, yo no podía evitar aceptar un combate cada que salía el tema. No vacilaba y simplemente aceptaba. Me causó conflicto que Némesis no me haya dicho que el orgullo era mi defecto fatídico, porque yo sabía que era una persona bastante orgullosa.

- ¿Mei, si apuesto por ti me darías un beso? -escuché decir a Leo.

- Deja de molestarla, Bob el constructor -gruño Percy en su dirección.

- Bien si no vas a aceptar, entonces apuesto una guardia a que gana Jason -dijo Leo, ignorando el sobrenombre que Percy le puso.

- Hecho -dijo Frank, aceptando su oferta sin pensarlo.

- Nunca subestimes a una hija de Hécate, Capitán -dije sin apartar la vista del hijo de Júpiter. Me sentía confiada porque en los meses que Jason había desaparecido me mantuve practicando todo el tiempo que podía. Una parte de mi sabía que podía ganarle.

- Tú tampoco deberías subestimarme -añadió Jason.

Casi podía ver pequeños relámpagos en los ojos azules que tenía enfrente, reluciendo e intimidando al mismo tiempo. Sin embargo, eso no me hizo retroceder.

- ¿Lista? - preguntó Jason, levantando su arma.

- Nací lista.

Nuestras espadas chocaron, haciendo una cruz frente a nuestros rostros. Chirriaron y sacaron chispas debido a la fricción del acero. Nuestros movimientos eran ágiles y precisos, demostrando lo que cada uno había aprendido en el campamento. Las gotas de sudor no tardaron resbalar por mi rostro y mi ritmo cardiaco se elevó.

Un movimiento en falso y Jason logró desarmarme, mi espada cayó a unos cuantos pasos de donde yo me encontraba. Cuando quiso contraatacar, lo detuve con mis brazales. El impacto contra mi armadura hizo que retrocediera un poco. Aprovechando aquello, le di una patada en el pecho y él cayó de bruces contra el suelo. Jason se levantó sin problemas e iba tirar su espada para hacer un combate justo, tal y como lo hacían antes los gladiadores para mostrar honor en una pelea. No obstante, se retractó cuando, en un movimiento veloz, rodee sobre el suelo y tome de nuevo mi espada.

- Creí que habías dicho que me vencerías, frater meus-lo provoqué.

- Estoy dándote ventaja, sororea -respondió con burla.

- Cuidado, podría costarte caro.

Volví a atacarlo, esta vez, con más intensidad, una combinación de movimientos rápidos y certeros. Había perdido tantas veces como para conocer perfectamente los puntos ciegos de Jason.

Esta vez iba a aprovecharlos.

Esquive uno de sus ataques, me acuclillé y estiré una de mis piernas para golpear su pie derecho, el cual tenía más adelante. Él se desestabilizó y perdió el equilibrio, encontrándose de nuevo con el piso de madera. Antes de que se recuperará, puse mi espada en su garganta.

- Parece que te he quitado el título de campeón.

Mi pecho subía y bajaba constantemente por el esfuerzo que había hecho, aún así aquello no me impidió sonreír, feliz por mi victoria. Jason estaba cansado, pero parecía demasiado sorprendido como para preocuparse por eso.

- ¿Tú... me has ganado? -dijo mostrando una sonrisa de medio lado. Casi pareciendo orgulloso.

- Siempre te olvidas de proteger tus piernas, Jason.

Él asintió, entendiendo que lo había estado estudiando y que había logrado encontrar un punto al cual atacar.

- Siempre fuiste una contrincante difícil. No estés tan contenta, a la siguiente no voy a bajar la guardia.

- Ya lo veremos.

Baje mi espada y se convirtió de nuevo en una serpiente enroscada en mi mano derecha. Luego, le tendí mi mano a Jason para ayudarlo a levantarse.

- No puedo creer que haya perdido -susurró Leo.

- Suerte con la guardia de esta noche, colega -Frank sonrió con suficiencia. Le agradecí internamente al fortachón por la confianza.

- Tu espada es de oro imperial -señaló Annabeth, alargando su mano para casi tocar mi brazalete- ¿Dónde la conseguiste? Es un material muy raro.

- Sinceramente no lo sé. Cuando llegué al campamento ya venía con ella.

Annabeth me miró ladeando la cabeza.

- ¿No recuerdas nada antes de eso?

Miré de reojo a Jason, comenzando a sentirme incómoda. Mi pasado no era algo que compartía con todo el mundo y menos con alguien que quería arrancarme la cabeza cada vez que me veía.

- No.

- ¿Creen que sean lo mismo que le paso a Percy y a Jason? Ya saben, Hera robó sus memorias.

Los ojos de Annabeth brillaron, como si hubiera hecho un descubrimiento asombroso. Sin embargo, aquello solo le duro unos segundos, porque pareció atar cabos y descubrir que eso no podía ser posible.

- Pero Mei no tiene memoria de su infancia desde que llegó al Campamento Júpiter. Si Juno le hubiera robado sus recuerdos...

- Tienes razón, Hera no pudo haberlo hecho porque sino se hubiera mostrado interesada en que Meira participe en esta misión y está claro que nunca dijo una palabra de ella -dijo haciendo especial énfasis en la palabra nunca, queriendo recalcar nuevamente lo que pensaba sobre mi.

- Cuidado, hija de Atenea. No quiero volver a pelar por lo mismo -advertí, dando un paso para estar frente a ella.

- Si estás amenazándome creo que no soy yo quien debería tener cuidado -espetó mirándome con sus enormes ojos grisáceos.

Si las miradas mataran, Annabeth y yo ya estaríamos de viaje al inframundo. Y, si ella creía que podía intimidarme, tendría que esforzarse mucho más. Solo estaba esperando un movimiento de ella, una señal, para que mi puño se estampara contra su rostro y quitarle esa expresión de superioridad de la cara.

Normalmente soy una persona tranquila, pero Annabeth se estaba pasando de los límites.

- Bueno si lo quieres ver de esa manera, es tu problema. No digas que no te lo advertí -dije.

- Si piensas que tu magia me da miedo, creo que deberías buscar otro método. Soy la hija de la sabiduría, la inteligencia se antepone a todo -gruñó, parecía que también se estaba aguantando las ganas de golpearme, lo que era una verdadera lástima porque eso era lo que yo estaba esperando. Tal vez una verdadera pelea sacie por completo nuestro odio mutuo.

- Puede ser. Pero recuerda que aquello viene de la mente, y esta misma puede ser muy frágil. Yo podría mostrarte tu verdadero miedo y desmoronarte en cualquier instante, tu misma lo dijiste: yo puedo crear ilusiones muy reales. Dime, hija de Atenea, ¿a qué le temes?

Levanté mi mano, la cual era rodeada de un aura roja mezclada con el humo verde de la Niebla. Casi podía sentir mis ojos cambiar de color a ese tono rojo tan característico de mí.

- Dímelo y déjame mostrarte lo que la magia puede hacerte -terminé, sin apartar mi mirada de la de ella.

Fue solo un segundo. Un solo segundo en el que pude apreciar como Annabeth vacilaba y es que sus ojos me mostraron el temor que estaba sintiendo. A pesar de ello, se recuperó al minuto. Mostrándose firme como siempre. Al menos eso se lo aplaudía, no se dejaba intimidar tan fácilmente.

- Esto, ¿por qué no me ayudas un poco con la limpieza, Mei? -Jason interrumpió la tensión que la rubia y yo habíamos levantado. Me tomó de los hombros y me alejó con cuidado de Annabeth.

- ¡No la soporto! -chillé cuando estábamos lo suficientemente lejos para que Annabeth me escuchará, pero siendo sincera no me habría importado si se lo gritaba a la cara.

- ¿Cuál es su problema? Parece que todo el tiempo quisieran arrancarse la cabeza -me cuestiono Jason.

- No lo sé -masculle apretando los puños.

- Si esto es por Percy...

- No -respondí de inmediato- Esto no es por él. Hay algo más, algo que hace que nos odiemos, pero no se que es. Parece como si fuéramos enemigas por naturaleza.

- Pues más les vale calmarse -añadió Jason, casi como una orden, en un tono alto para que Annabeth también lo escuchara- Todos somos parte del equipo. Y entre todos vamos a cuidarnos. Gaia se está alzando, no hay tiempo para peleas entre nosotros.

- Pues deberías tomar tu consejo -susurré entre dientes.

Él me miró levantando una ceja y yo levanté las manos en señal de defensa. Jason suspiró e hizo un gesto para que lo siguiera.










Jason me pidió que limpiara el comedor. Para mi buena suerte, lo tuve que hacer sola. Y es que él y Piper fueron a limpiar los establos, Leo y Annabeth trabajaron juntos en no sé qué cosa y Hazel, bueno ella seguía encerrada en su habitación. Percy, Frank y el entrenador fueron a alistar las cosas que necesitarían para su pequeña travesía.

El comedor estaba hecho un asco, comida tirada por doquier, mesa sucia, sillas desacomodadas. Empezaba a creer que Jason me había dejado esta habitación a propósito.

Lo bueno de ser una hechicera es que de un chasquido podías limpiar las cosas. Y una vez terminé, decidí que sería bueno ir a ver a Hazel, si tenía suerte no terminaría enterrada entre piedras preciosas. Aunque algo en esa oración no sonaba tan mal.

La encontré en su camarote. Había tocado dos veces sin resultado y a la tercera abrió, más por molestia que por otra cosa. Su habitación era diferente a la mía, pero no reparé mucho en ello, yo venía a ver cómo seguía.

- Hola, Hazel -salude con cuidado, no quería hacerla enojar más de lo que su rostro me mostraba- ¿Puedo pasar?

Hazel solamente asintió con la cabeza y dejó la puerta abierta para luego irse a aventar a su cama.

- Si de algo te hace sentir mejor, le di una paliza a Jason -expresé tomando asiento en la única silla que había.

- La verdad es que si es grato escuchar eso -respondió con la cara entre la almohada.

- Escucha...

- ¿Vas a decir que Jason tiene razón? -cuestionó volteándome a ver, sentándose sobre la cama- ¿Qué lo que dijo es cierto?

Entrelace mis dedos de manera nerviosa. Sí, más o menos iba a decirle eso.

- ¿Tú que pensarías si estuvieras en su lugar? -pregunté.

- Esto... de acuerdo. Entiendo el punto. Pero no soy Jason y Nico...

- Es tu hermano y confías en él. Lo sé -la interrumpí- Vamos a rescatarlo, que eso no te quede la menor duda. Sin embargo, tienes que admitir que es raro que se paseara entre los dos campamentos sin decir nada.

- A lo mejor lo hizo para no generar un conflicto -señaló- Sabes lo que Octavio piensa de los griegos.

- Suena lógico -concorde con ella- Disculpa a Jason, a veces es un poco...

- ¿Tonto? ¿Cruel?

Reí al escucharla.

- Y puede ser que también sea bastante despistado en ciertas ocasiones.

Hazel sonrió y el ambiente se relajó considerablemente.

- Gracias, Mei. Se que puede parecer que Nico no es leal, pero juro que lo es. Confío en él tanto como confío en ti.

Una suave sonrisa se formo en mi rostro, era muy grato oír algo como eso. Me acerqué a ella y le di un abrazo, uno que me devolvió enseguida. Me dolía verla tan triste. Hazel se había convertido en una buena amiga, era leal y demasiado valiente. Además, de que como todos nosotros, había pasado por muchas cosas.

Luego de eso, hablamos de cosas más alegres. Como el día en que ella, Frank y Percy habían ganado los juegos de captura la bandera o como cuando los cuatro comenzamos a hacernos más cercanos. También me contó un poco acerca de su relación con Frank.

- Supe que terminarían juntos desde que los vi -señalé alegre- Se veía desde lejos lo mucho que se gustaban.

- Pues no fuimos los únicos -dijo Hazel burlona. Sabía de antemano que se estaba refiriendo a Percy y a mí.

Sacudí la cabeza en un intento por evitar que una sonrisa tonta apareciera en mi rostro. Por un momento, podríamos haber pasado como aquellas amigas que se visitaban en sus casas para hablar de momentos divertidos, buscando consejos o simplemente hablar la una con la otra, desahogándonos de nuestras penas o conversar de cosas graciosas. Y una parte de mi deseo que en realidad fuera de ese modo, sin gigantes de por medio, sin la cara de tierra, sin una guerra aproximándose.

Era una verdadera lastima que no fuera ese el caso.

Deje a Hazel después de unos minutos, quería darme un baño antes de bajar con Jason a buscar las plantas medicinales que el entrenador Hedge me había pedido. Debía de apurarme, el Argo II estaba casi por aterrizar. Casi al llegar a mi habitación vi a Piper pasar y no se veía muy bien.

- ¿Todo bien, Piper?

Ella me miro vacilando al mismo tiempo que detenía su caminata.

- Esto... sí -contestó, sin muchos ánimos que digamos.

- Jason hizo algo tonto, ¿no es cierto?

- Parece que lo conoces bastante bien -dijo adoptando un tono hostil en cuestión de segundos.

Aquello me hizo sonreír. Y es que me daba mucha gracia que Piper actuara de esa manera conmigo solo porque tenía unas ideas erróneas en su cabeza.

- Por favor, Piper. No pienses que Jason y yo somos algo más que amigos. Lo conozco desde los nueve años, es obvio que se como es. Somos mejores amigos -explique tratando de relajar el ambiente, cosa que pareció funcionar.

Ella soltó un suspiro contenido.

- Es solo que... -vaciló y luego negó con la cabeza, para restarle importancia- Es algo tonto.

- ¿Jason? A veces sí que lo es, créeme -bromeé y ella sonrió de lado-¿Qué te preocupa, Piper?

- Jason parece estar muy sujeto a las reglas, no quiere contradecirlas y se que eso no es malo, pero... estoy segura de que si yo le hubiera pedido que se quede conmigo para mirar las estrellas como Percy y tú lo hicieron, se habría negado rotundamente -expresó con cierto pesar- Y, bueno, se ve que solo tú podrías hacerlo cambiar de opinión. Parece que solo contigo se deja llevar con total libertad.

Piper se veía desconsolada y entendía su punto. Se sentía mal porque no podía convencer a su novio en ciertas cosas, pero su amiga sí que podía hacerlo, o eso es lo que ella pensaba. Y la verdad era que, si bien la mayoría de las veces lograba salirme con la mía y hacía que Jason dejará a un lado las reglas, también había ocasiones en las que era imposible hacerlo cambiar de opinión.

Y es que Jason seguía las reglas por una razón. La promesa incumplida de su madre había determinado por completo su personalidad. Ella le había jurado que volvería por él, no obstante, eso nunca paso. Aquello me lo había contado hace ya unos años, cuando comenzábamos a ser más cercanos. Lo que me hizo entender su actitud.

«La gente miente. Las promesas se rompen», me dijo en una ocasión, casi los primeros días de habernos conocido. Y justamente ese era el motivo del por qué Jason seguía las normas al pie de la letra, pese a lo mucho que le fastidiaban. Siempre cumplía sus promesas. No deseaba abandonar a nadie como lo habían abandonado y mentido a él.

Sin embargo, luego de unos años yo había logrado hacer que aquellos pensamientos que él tenía se esfumaran. Me había ganando su confianza y no estaba dispuesta a fallarle, de eso estaba segura. Me sentía bien ser lo suficientemente confiable como para que Jason estuviera de acuerdo en hacer una promesa conmigo.

- Jason es un cabeza dura, a veces ni siquiera yo puedo hacerlo cambiar de opinión -dije en un tono suave- Que Jason sea así no significa que no le importes, tienes que entender que también el Campamento Júpiter es mucho más riguroso que el Campamento Mestizo, es más duro, después de todo Roma fue un gran imperio. Incluso los dioses se volvieron más belicosos. Es normal que todos los que vivimos en el campamento al cabo de un tiempo adoptemos esas personalidades: obediencia, lealtad, honor, disciplina, bravura -explique, sin poder evitar que un tono de orgullo acompañara mi voz- Nos volvemos todos unos guerreros.

Puse una mano sobre su hombro, tratando de generar un poco de confianza en ella.

- Jason te quiere, Piper. Lo veo en sus ojos y en esa sonrisa de bobo que se torna en su rostro cada que te mira -dije con una sonrisa cálida- Y si eso no funciona, un buen golpe en la cabeza lo hará cambiar de opinión, ya verás.

Piper soltó una carcajada, al menos había logrado subirle el ánimo.

- Gracias, Mei -sonrió mostrando los dientes.

- Me alegra haber podido ayudarte -dije sincera- Ahora, tengo que irme. Necesito prepararme antes de bajar a tierra firme. Algo me dice que no vamos tener un viaje tan corto como Jason lo espera.









En el próximo capítulo veremos cosas nuevas, descubiertas principalmente por Mera

¡Hasta el siguiente cap!

Oh, por cierto la historia ya llegó a 5k y esta próxima a alcanzar los 1k de votos 😱 estoy que no me la creo

MILLONES DE GRACIAS

-B.

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