CAPITULO TRES
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【Que comience la odisea】
Los juegos habían terminado de una forma grandiosa y a la vez extraña. Primero, Percy había hecho estallar los cañones de agua dándole una ventaja increíble a la Quinta Cohorte. Segundo, Gwen la centurión de esta misma había sido herida de gravedad, lo que causo su muerte, pero segundos después había despertado de nuevo dejándonos completamente atónitos.
Finalmente poniendo la cereza del pastel, Marte, el dios de la guerra apareció frente a todos solo para informarnos que Tánatos, el dios de la muerte, había sido capturado y por aquella razón nadie podía morir. Seguido de ello pidió hacer una misión para recatarlo nombrando a Frank, su recién reconocido hijo, líder de la misión. Frank tenía la decisión de incluir a dos semidioses más aparte de Percy, a este ya lo había sentenciado Marte gracias a la increíble sutileza del hijo del dios del mar para hablar con un Olímpico.
¿Algún día los semidioses estaremos libres de misiones peligrosas?
Sabía la respuesta, pero me negaba a aceptarla.
Después de todo el alboroto, Reyna ordenó que regresáramos a nuestras cabañas y descansáramos. Nadie replicó, todos estaban sumidos en sus propios pensamientos, era muy raro que los dioses hicieran acto de presencia por lo que la aparición de Marte era totalmente una muy muy rara sorpresa.
Al día siguiente parecía que todos estaban un poco más relajados, luego de discutirlo con el Consejo se le autorizó a Frank la misión de rescatar a Tánatos. Aun no entendía el porqué de la reunión, después de todo, era obvio que la misión se tenía que hacer.
Decidí que buscaría a Reyna para hablar del asunto, sabía que había mucho que discutir y al no estar Jason, quien también es pretor, iba a buscar consejo en mí. No sabía mucho, pero al pasar mucho tiempo con los pretores debido a que eran mis amigos, tenía conocimiento sobre algunos temas que los implicaban.
Antes de que siquiera buscará a Reyna con la mirada sentí una mano agarrar mi brazo, voltee solo para encontrarme con Frank, Hazel y Percy.
— Lo siento, Meira —se disculpó Frank con las mejillas coloradas al momento que soltaba mi brazo— Pero ¿tienes un minuto?
— Claro —le sonreí para relajar el ambiente— ¿Qué sucede?
— Mmm, bueno como sabes tengo que hacer una misión para rescatar a Tánatos —me recordó Frank, parecía que le costaba decir las palabras. Sabía que el chico era penoso además estaba el hecho de que casi no hablábamos así que supuse que era por eso por lo que estaba nervioso.
— Sí... —deje la palabra en el aire para que continuara pero él me miró vacilando.
— Oh, por todos los dioses —chilló Hazel— Marte le dijo que escogiera a tres personas más para la misión. Percy y yo ya estamos en la lista. Así que lo que Frank quiere preguntarte es que, si aceptas entrar también.
Miré a los tres confundida, no entendía porque me elegían a mí. Casi no nos hablamos. Y también estaba el hecho de que seguía buscando a Jason.
— Por favor, Meira. Tus poderes serían de gran ayuda —me pidió Frank.
— Acepta, Mera —se unió Percy y yo lo mire fijamente— Ya sabes, si quitamos la i de tu nombre solo queda...
— Cállate, Percy —reí mientras rodaba los ojos y negaba con la cabeza. Este chico era todo un caso.
No estaba cien por ciento segura sobre si era buena idea ir, no conocía a ninguno de esos tres chicos. No obstante, algo dentro de mí me decía que aquel viaje me daría las respuestas a la desaparición de Jason.
— De acuerdo, iré. Avisaré a Reyna, los veré en unos minutos.
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Nos dirigimos a nuestra gran embarcación. O al menos a lo más cercano que teníamos de un barco. Y es que los romanos no eran muy fanáticos del mar y por lo tanto tampoco el Campamento Júpiter.
— Muy bien, ¿dónde está nuestro barco? —preguntó Percy, se le veía ansioso.
En respuesta Hazel señaló a un bote que estaba cubierto por una lona morada. La tela tenía bordada las iniciales S.P.Q.R con letras doradas descoloridas.
— Tienes que estar bromeando —respondió Percy mirando incrédulo el bote mientras se subía y nosotros lo imitamos.
— Esto es una porquería —exclamó Hazel.
No pude estar más de acuerdo con su comentario.
— Veamos de lo que es capaz este bote —concluyó Percy.
Giro el bote hacia el norte, y en un abrir y cerrar de ojos avanzábamos a quince nudos.
No había pasado ni quince minutos cuando el rostro de Hazel se había tornado de un tono preocupante, Frank le preguntó por su estado y ella le respondió que sentía náuseas. Estaba segura que era más que eso y antes de decir algo saqué mi mano del bote para tocar con mis dedos el mar, al contrario de los romanos a mi no me molestaba el océano.
— Tal vez yo pueda ayudarte con eso —dije después de unos segundos sacando mi mano del mar para luego mirar a Hazel.
Levante ambas manos en dirección a la chica mientras susurraba un encantamiento.
— Esto debería hacerte sentir mejor. No dura mucho, pero siempre puedo volver a hacerlo —sonreí.
— Gracias —sonrió Hazel, su rostro parecía volver a tomar color.
Percy no estaba poniendo atención. Mantenía la vista fija en el litoral. Cuando pasamos por Stinson Beach, señaló tierra adentro, donde una sola montaña se alzaba por encima de las colinas verdes.
— Me resulta familiar —dijo.
— El Monte Tamalpais —comentó Frank— Los chicos del campamento hablan continuamente de él. En la cima tuvo lugar una gran batalla, en la antigua base de los titanes.
Percy frunció el entrecejo y yo me estremecí al recordar aquella batalla.
— ¿Ustedes no estuvieron ahí?
— No —respondió Hazel— Pero Meira sí.
Y entonces los tres me voltearon a ver, sabía que Hazel y Frank ya habían escuchado lo qué pasó ese día. Todo el campamento lo sabía.
— La legión destruyó el palacio del enemigo y mató a un millón de monstruos. Jason y yo tuvimos que luchar contra Crío —relate.
Después que aquello nadie agregó más. Percy continuó moviendo el bote por las aguas del mar y cada quien se limitó a sumergirse en sus propios pensamientos.
Yo decidí que era un buen momento para practicar mi magia, debía de hacerlo si quería nominar a la perfección mis habilidades. Antes de irme del campamento había pasado por mi bolso, adentro había guardado mi cuaderno donde tenía todos los hechizos que me sé y algunos que aún no he practicado. He de decir que son más los desconocidos que los conocidos. Sin embargo, desde la desaparición de Jason he trato de controlar orbes de magia sobre mi mano, he tenido suerte pero no son tan poderosos como me gustaría.
Cerré mis ojos concentrandome mientras juntaba mis manos, segundos después, los abrí nuevamente viendo como un orbe de color rojo flotaba sobre mis manos. Sonreí. Lo único que me faltaba era darle poder y eso aún me costaba. Los hijos de Hécate sabíamos hacer magia, sin embargo, era nuestra tarea aprender y mejorarla para volvernos más fuertes. Separe mis manos y el orbe se dividió en dos cada uno flotando sobre mis palmas. Las cerré y mi magia desapareció.
Pasadas unas horas, la preocupación de Frank incrementó. Hazel se había quedado dormida hace unas horas y aún no despertaba, y eso generó la inquietud del fortachón. Optamos por regresar a tierra, mi hechizo debió de haber pasado así que los mareos pudieron llegar otra vez a Hazel. Frank cargo a la morena para llevarla más allá de la playa. Percy y yo lo seguimos detrás. Metros más adelante Frank dejó con suavidad a Hazel sobre el césped.
— Meira, ¿puedes hacer algo? —pidió Frank y yo asentí.
Me acerqué a Hazel y justo cuando iba a examinarla ella se despertó. Parpadeo unas cuantas veces antes de hablar.
— ¿Dónde estamos?
— ¡Gracias a los dioses, has despertado! —respondió Frank con alegría— Estamos en Mendocino, a unos doscientos cincuenta kilómetros al norte del Golden Gate.
— ¿He estado inconsciente tanto tiempo? —dijo Hazel.
Percy se arrodilló a su lado, mientras el viento revolvía su pelo. Le puso una mano sobre su frente como comprobando que no tuviera fiebre.
— No despertabas, así que decidimos traerte a tierra. Pensamos que tal vez el mareo...
— No fue eso —dijo Hazel— Sufro desmayos.
— ¿Estas enferma? —inquirió Frank, preocupado— ¿Cómo no me había dado cuenta antes?
— No, no es eso —lo tranquilizó Hazel— Nico dice que es un efecto secundario de mi pasado, del lugar donde me encontró.
— ¿Donde te encontró Nico, exactamente? —preguntó Percy. Parecía que no se fiaba de Nico.
— Se los explicaré. Lo prometo. ¿Hay... algo para beber?
— Si —dijo Percy antes de susurrar una maldición en griego antiguo— Que tonto. Lo he dejado en el bote.
— Quédate aquí, voy por el —pidió Frank a Hazel.
— No —dije mientras me ponía de pie—Quédense, yo voy por las cosas.
— Te acompaño —agregó Percy.
Ambos nos alejamos de ellos, caminando directo hacia el bote. El sol comenzaba a esconderse y el viento movía el pasto haciéndolo parecer un lugar tranquilo. Sentí como mi cabello bailaba por el viento y hubiera pensado que sería perfecto sino fuera porque todo se me iba al rostro y me tapaba la vista. Tome una liga y lo amarre. A mi lado Percy soltó una risita.
— No te burles, pececito —recalque para hacerlo enojar.
— Creo que empiezo a aceptar tu apodo —respondió encogiéndose de hombros— No es tan malo.
Me limité a reír e ir por las cosas. Al regresar no había rastro ni de Hazel ni de Frank.
— ¿Crees que les haya pasado algo malo? —dijo Percy.
— Esperemos que no. Mira —señalé un remolino a unos metros de distancia— ¡Vamos!
Corrimos en aquella dirección. Casi al llegar vimos a Hazel trapeada en una gran roca y a Frank peleando contra... ¿minis cupidos? No sabía que era aquellas cosas, pero eran demasiadas. Percy y yo atacamos. Al cabo de unos minutos, los mini cupidos se habían convertido en trigo y en diferentes cereales antes de recomponerse, adoptando de nuevo su forma original.
— Son karpoi —deduje.
Los karpoi iban a abalanzarse sobre nosotros otra vez sino fuera porque mis manos comenzaron a brillar. Al segundo dos llamas de fuego se posicionaban en cada una.
— Inténtelo —advertí— Y todo su precioso campo quedará hecho cenizas.
Hazel se unió a mi dramática actuación gritando:
— ¡Lo hará! ¡Está loca!
Gracias a ello, todos los karpoi se dispersaron con el viento.
— ¡Chicos! —grito Frank luego de haberse subido a aquella roca gigante— Tienen que ver esto.
Percy y yo nos reunimos con ellos. En cuanto vi lo que había a lo lejos, pedí a chico ojos lindos que guardara su espada ya que esta emitía una luz brillante que inmediatamente nos delataría.
Debajo de nosotros había un ejército avanzando.
El campo descendía hasta un barranco poco profundo, donde una carretera serpenteaba hacia el norte y el sur. Al otro lado de la carretera, no había rastro de civilización a excepción de un supermercado situado en lo alto de la cuesta más cercana.
Todo el barranco estaba llena de monstruos: una columna tras otra, marchando hacia el sur, tan numerosos y próximas que me sorprendió que no hayan escuchado nuestro espectáculo de hace unos minutos.
Los cuatro nos agachamos contra la roca observando con incredulidad como varias docenas de humanoides grandes y peludos pasaban vestidos con pedazos de armadura y pieles de animal. Cada criatura tenía seis brazos, tres de cada lado.
— Gegenes —susurro Hazel— Los nacidos de la tierra.
— ¿Has luchado contra ellos antes? —pregunto Percy.
— No, pero he oído hablar de ellos en la clase de monstruos en el campamento.
Más allá de los gegenes pude notar una manada de centauros y... por todos los dioses, también había cíclopes en ese ejército.
Percy se presionó las sienes.
—Cíclopes. Centauros. Esto no va nada bien. Nada bien.
Un ejército así podía hacer perder la cabeza a cualquiera, pero Percy se veía pálido y débil a la luz de la luna, como si sus recuerdos estuvieran intentando regresar y confundieran su mente.
Lancé una mirada a Hazel y a Frank.
— Tenemos que llevarlo al bote. El mar le hará sentirse mejor.
—Además tenemos que avisar al campamento —añadió Frank.
— Ya lo saben —dijo Percy gimiendo y yo me encogí incomoda— Reyna ya lo sabe.
Pero claro que lo sabía. Era Reyna, a ella nada se le escapaba y tan pronto como se había enterado fue directo a contármelo. No se lo dijo al campamento para evitar la ansiedad y la preocupación.
Entonces a la vista de todos apareció un gigante, era tan alto como una torre de asedio o hasta más, tenía unas horribles patas escamosas de reptil. Su cara era humana, pero tenia el pelo desgreñado y verde. Al girar la cabeza hacia un lado u otro le caían serpientes de las trenzas.
Iba armado con un enorme tridente y una pesada red.
— Polibotes —mascullé por lo bajo.
Justo cuando iba a acercarse una mujer cíclope rompió filas para acercarse a hablar con él. No pude escuchar lo que dijo, pero pareció hacer enojar al gigante puesto que lanzó un grito, reprimiéndola.
— ¡No! —protesto— Vamos con retraso. Alcioneo quiere que estemos en el campamento dentro de cuatro días. ¡No tenemos tiempo para diosas de segunda!
La cíclope gruño.
— El campamento, sí. ¡Venganza! Los naranja y morado destruyeron mi hogar. ¡Ahora Ma Gasket destruirá el de ellos! ¿Me oyes, Leo? ¿Jason? ¿Piper? ¡Vengo a aniquilarlos!
En cuanto escuche el nombre de Jason me levanté de golpe. Esa mujer cíclope me iba a decir de donde lo había conocido sino quería que le cortara la cabeza de un tajo. Casi al instante me regresaron de nuevo abajo de un tirón del brazo y me limite a mirar a Hazel molesta.
— Luchó contra Jason. Eso demuestra que todavía está vivo. Además, Percy no está en condiciones, debemos de curarlo —razonó Hazel removiéndose incómoda ante mi mirada.
Parpadee tranquilizándome, no era tiempo de perder la cabeza. Hazel tenía razón, pero no podíamos regresar hacia el bote, los karpoi podrían seguir ahí, si nos veían podían armar un escándalo y llamar la atención de todo aquel ejército.
— Vamos al supermercado —dijo Frank— Si hay una diosa dentro, a lo mejor puede ayudarnos.
— Solo que hay serpientes vigilando —repuso Hazel. Los basiliscos eran una cortesía de Polibotes.
— Déjenmelo a mi —concluí antes de correr hacia el supermercado.
¡Hola! ¡Hola!
Solo vengo a aparecerme por aquí porque tengo una duda.
¿Les gustan los capítulos largos o prefieren los cortos? 🤔
Personalmente a mi me gustan los capítulos cortos, sin embargo, cuando escribo me doy cuenta de que a veces necesito hacer más largo el cap para que todo quede entendible y no cortado. (según yo xd)
Me encanto este gif así que decidí compartírselos. ¿Ustedes se consideran del campamento Mestizo o del campamento Júpiter?
Yo sin duda soy del campamento Júpiter💕 Se gano mi corazón, no sé porque si no sale tanto, pero bueno xd
SIGAN DISFRUTANDO LA LECTURA
MIL GRACIAS POR EL RECIBIMIENTO A LA HISTORIA ❤️