La Limerencia Del Lobo

By N_I_X_X_X

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Se supone que el destino ya está escrito y que es inmutable, pero ¿Qué pasaría si te dijera que es la mentira... More

Presentación
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capitulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 35
Capítulo 37
Capítulo 34
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 36

Capítulo 1

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By N_I_X_X_X


Cuando salí del agua un pequeño dolor me invadió en la parte inferior de mi cuerpo, ya que al encontrarme fuera de mi hábitat este se adaptaba al ambiente en el que me encontraba. Sentí como poco a poco iba cambiando toda esa zona que dolía, para ser exacta mi aleta. Sentí como se iba separando para convertirse en un par de ¿piernes?, creo que así se llamaba, bueno, esas cosas que ayudan a los humanos mantenerse de pie.

Una vez cerca de la orilla me fui arrastrando, hasta que terminó el proceso y con un poco de dificultad me erguí sobre mi par de piernes para avanzar por la arena. La primera vez que me levanté caí, me reí de mi propia torpeza, pero decidida a lograrlo por lo que me apoye en mis manos para empujar y lograr algo de estabilidad; Sin embargo, volví a caer, después de un par de caídas más lo logré: era un poco incómodo, ya que no era de usarlas muy seguido, pero conquiste la dificulta de usarlas a la velocidad de un tiburón marrajo.

Al avanzar me tambaleaba, mas no era algo que me importara del todo, tenía un propósito claro y no me iría hasta lograrlo: encontrar moras; con eso en mente deambule entre flores, árboles, ciervos, conejos, grandes zanjas de hojas secas hasta que di con mi objetivo: un arbusto repleto de jugosas y exquisitas moras, una gran emoción se albergo en mi al encontrar algo totalmente diferente; estaba a punto de agarrarlo cuando escuche una rama crujir detrás mío, volteé rápidamente para ver de qué se trataba y grande fue mi sorpresa al ver a un joven de cabellos y ojos negros parado mirándome fijamente.

- Tú.

Susurró el joven.

- te he estado buscando

"¿Yo?" Formulé la pregunta en mi mente.

Deslizó sus ojos por mi rostro.

- Eres totalmente hermo . . . - hasta que llegó al resto de mi cuerpo y su semblante se deformó por completo - oh, vaya, estas desnuda - volteó la vista y aproveché la oportunidad para correr.

- ¡Noo, espera, no te vayas!

Cómo si me llevara el diablo, corro lo más rápido que puedo hacia la playa. Giro mi cabeza para ver si me sigue y quedé anonadada al ver que un lobo negro, me sigue.

Hombre Lobo, es lo único que se me ocurre.

No sé en qué momento llegué a la orilla, pero al sentir como mi pie toca el agua me sobresalto.

Sintiéndome más segura volteo para encararlo, ya estoy en mi territorio.

- ¿Qué quieres de mí? - grito demostrando no tenerle miedo.

El joven lobo me mira y pareciera que me quiere transmitir algún mensaje, hasta que caigo en cuenta.

- Transfórmate.

El mueve la cola y va a esconderse detrás de un arbusto, al regresar veo que viene con cosas extrañas puestas encima, creo que le llaman "ropa" algo con lo que suelen cubrirse, la verdad, no lo entiendo, de donde vengo no usamos esas cosas.

- Es un gusto el poder conocerte, he esperado tan . . . 

No lo dejo terminar pues muevo mi mano y el agua se mueve dirigiéndose a él hasta el punto de volverse un tipo de lanza que está cerca a su abdomen

- ¡No pregunte quien eres! , pregunte qué quieres.

Repetí, él solo me miró entre fascinado y asustado.

- Disculpa, creí que debería ser formal al conocer a una sirena tan bella, me disculpo.

El que me llamara "sirena" y no "mujer", como solían hacerlo otras especies, me dejó boquiabierta.

"Bueno, la educación ante todo", la lanza desaparece cuando bajo mi mano. Me acerco a él sigilosamente, atenta a todo movimiento.

- Darya, hija del mar.

- Hermoso nombre. -halagó - El mío es Lucien, soy un licántropo. 

- ¿Qué quieres de mí? ¿Por qué me has seguido? - levanté un poco mi barbilla en un intento de intimidarlo, puesto que la altura de diferencia que existe entre los dos es muy notoria.

- Vale, Darya, quizá sea difícil de entender pero espero que lo hagas.

- Procede

- Como te habrás dado cuenta soy un hombre lobo y nosotros no escogemos a nuestras mates o parejas, como lo llaman los humanos, La diosa Luna los y las elige, y nosotros al cumplir cierta edad somos capaces de sentirlas por su olor.

- ¿A qué viene todo eso? - aunque es una pregunta tonta, ya que entiendo por dónde va su mensaje, he escuchado historias sobre esto.

- Tú eres mi pareja destinada, lo siento aquí - se toca el pecho y parece tener la intención de hacer lo mismo en el mío, pero al bajar su vista se sonroja y detiene su mano, lo cual es raro ¿por qué se incomodaría tanto? ¿Será por mi desnudez?

- Uhm... ¿No quisieras taparte un poco?, tengo un polo extra por si deseas - me dice apenado.

Noto que el mostrarle mi piel resulta incómodo para él, en mi cultura esto pasa por alto, pero al no estar en mi zona de confort opto por seguir sus costumbres; muevo la cabeza en señal de afirmación, rápidamente el desaparece de mi vista rumbo al arbusto donde posteriormente se había transformado y al regresar me tiende una manta foránea.

Lo miró extrañada y él parece entender que no entiendo cómo ese pedazo de tela me va a cubrir.

- Oh, disculpa, déjame ayudarte.

Se acerca a mi y voltea la manta.

- Alza los brazos, por favor

Hago lo que me dice y él se acerca a mí, tratando de evitar mi mirada.

Lo coloca por sobre mi cabeza y lo desliza por mi cuerpo.

- Ya está.

Agacho mi mirada para ver hasta donde llega, ya que se veía un tantito largo, pero me sorprendo al ver que se pega a mi cuerpo que en comparación de la de él es suelta.

- Se pega - comenté

- Es porque tu cabello está mojado, hace que el polo se pegue a tu cuerpo.

- ¿Polo? - pregunte

- Eso que llevas puesto - dijo señalando la manta - ¿Nunca habías usado un polo?

Negué con la cabeza.

- Nosotras las hijas e hijos del mar no usamos este tipo de cosas, jamás. - enfatice

El arqueo la ceja

- O sea ¿alguien más te ha visto desnuda?

- claro, nosotros no nos avergonzamos, nos sentimos orgullosos de cómo somos y lo que somos.

- Me parece muy admirable, pero siento un poco incómoda que te hayan visto desnuda.

- Apenas me conoces.- tomé un poco de distancia.

- Somos almas destinadas a amarnos, no puedo evitarlo. - él corto esa distancia.

- Comprendo - bueno, no del todo - en cierto modo . . . 

Me vi interrumpida por varios aullidos que escucho acercándose y al girar mi cabeza veo como unos tres lobos están mirándome amenazadoramente y corriendo hasta donde me encuentro.

"Oh no, cachorritos, a mí no".

Muevo mi mano izquierda en dirección a ellos y el agua responde a mi señal: se forma como un tipo de red con púas internas que se vuelven hielo, esta red los envuelve y empieza a apretar, elevó mi mano derecha y al lado se forma una esfera llena de agua, estoy a punto de meterlos, pero un grito me distrae.

- ¡NOOO, DARYA!

Mi cuerpo se tensa y por acto reflejo dejó caer las manos provocando que el agua tan solo se vuelva un chorro para fundirse con la arena.

Escucho como uno de los lobos se queja y siento algo en mi interior que me hinca ¿o me conmueve?.

- Ellos son parte de mi manada - me aclara y corre hacia ellos.

- No sabía - me excuso

Por inercia también me dirijo al mismo lugar.

En la arena se encuentran los tres lobos recostados con unas cuantas manchas de sangre en su pelaje, de reojo miro a Lucien que está revisando a un lobo cobrizo.

- Déjame arreglarlo.- le pido.

Me mira un poco desconfiado, pero cede. 

"¿Desde cuándo soy tan compasiva?"

Muevo mi mano, otra vez, y la colocó encima del lobo más próximo, el cual es color marrón, y el agua empieza a cubrirlo. A su vez, eso pasa con los demás.

- No tengas miedo - le susurro - esto ayudará para que sanes.

El lobo me mira desconfiado, pero al encontrarse débil no tiene más opción que aceptar.

Concentro mi energía en curarlos, el usar mi habilidad con el agua para tratar sus heridas. A los pocos segundos pongo una distancia prudente para que los tres afectados se levanten y estos lo  hacen como si no hubiera pasado nada.

Lucien los mira de una forma que pareciera se comunican y estos parecen captarlo, puesto que dan media vuelta y al rato regresan transformados en jóvenes.

Cada uno diferente del otro.

- Lucien, ¿Quién es ella? - pregunto un peli blanco.

Lucien lo mira y le da una sonrisa, se acerca a mi y pasa un brazo por encima de mis hombros

- Ella mi querido amigo, es mi mate, su Luna

- ¿Nuestra Luna? - preguntó atónito un joven que tenía cabello rojo, vaya que curioso - ¿una sirena? ¿Eso es posible?

- Al parecer sí - respondió Lucien

- ¿Pero ellas no son normalmente distinguidas por carecer de amor? - comentó el tercero de cabello castaño

Sentí el brazo de Lucien atirantar.

- Lo había olvidado, ustedes son conocidas en el mundo terrenal por sus poderes singulares, por su gran belleza y por su falta de sentimientos - enumeró con tristeza

- Nosotros sí tenemos sentimientos, no somos de piedras - contradije - pero a diferencia de ustedes no los hemos desarrollado en su totalidad puesto que nacemos del mar, es cierto que desconocemos el amor de un padre o una madre, pero el cariño que nos tenemos entre nosotros lo recompensa.

- Pero ¿Han experimentado el amor de pareja? - el de cabello rojo hablo.

 - Ah . . .  no - tuve que admitir - pero si somos parejas destinadas aprenderé a amar.

- Entonces, ¿sería cuestión de enseñarte lo que es amar? - preguntó Lucien con un brillo en sus ojos.

- supongo que sí - dije dubitativa

- Yo puedo enseñarle, si gustas

Escuché una voz ronca a mi espalda e inmediatamente me sobresalte.

- Pero que hermosa criatura me he venido a encontrar por estos lares, una cabellera larga y negra, esos ojos negros, labios rosados... - empezó a describirme mientras avanzaba hacia mí - unas curvas - observó mi cuerpo con una mirada lujuriosa - de peligro

Al voltear me quedé simplemente impactada inclusive quise moverme hasta él, mas mi propio cuerpo no respondía, no supe cómo explicarlo, era una combinación de inquina, pero ,al mismo tiempo, sentí asombro, sentí un cosquilleo en toda mi piel y vientre bajo, un hombre, en definitiva, muy guapo.

- ¿Qué quieres, Rowan? - intervino Lucien

"¿Rowan?" ese nombre hizo clic en alguna parte de mis recuerdos.

El susodicho giro hacia la dirección de Lucien.

- ¿Yo? - se señaló - Solo busco a una joven mujer, hermosa - sus ojos volvieron a caer en mí - y me parece que ya la encontré.

Sentí el cosquilleo en mi vientre con más fuerza.

- Estas loco si piensas que te dejaré tocar a mi mujer - amenazó Lucien.

- Te recuerdo, amigo mío, que no puedes hacerme nada, el tratado de paz que tenemos es lo único que asegura la prosperidad de tu manada.

Sus ojos perdieron contacto conmigo y todo lo que experimenté desapareció, siendo reemplazado por pura furia que amenazaba con quemarme.

- En todo caso tú tampoco puedes hacer nada, ella es mía.

Rowan solo sonrió.

- ¿Es de tu manada?

Hubo un breve silencio.

- No veo que tenga tu marca, querido amigo.

- Acabo de encontrarla.

Se justificó Lucien.

- Oh, felicidades, no todos tienen la dicha de encontrar a su pareja tan rápido como tú. - una leve sensación de pesar cruzó por su tono de voz y por sus ojos - si fuera tú la marcaría lo más pronto posible.

Enredó sus brazos y con una mano tocó suavemente su mentón.

- Suerte que no eres yo.

Lucien se distanció un poco de mí y eso provocó que un frío recorriera el lado por donde segundos antes él había estado cubriendo.

Noté que Rowan estaba avanzando y tomé una posición de defensa.

- Tienes razón - caminó hasta estar a escasa distancia de Lucien - Suerte que no soy tú. - sonrió con pura ironía.

Lucien se mostraba molesto e incómodo, mientras que Rowan solo sonreía socarronamente. En realidad, todo lo que hacía era de esa forma.

Rowan intentó acercarse a mi, pero fui más rápida y me distancié conservando mi posición de combate

- Estas demente si crees que permitiré que me toques, enfermo - moví mis manos y el agua hizo lo suyo, apareciendo en estas como dos látigos.

- Vaya, la sirenita me salió agresiva, me gusta lo agresivo - se lamió sensualmente los labios y miró a Lucien - yo que tu tengo cuidado.

- ¿Con qué? - escupió el nombrado

- Con que quieran robarte a esta hermosa sirena.

La furia en los ojos de Lucien era clara, ese comentario lo había sacado de quicio.

- ¡Largo!

- Hasta luego, bella dama - hizo una reverencia y se transformó en un lobo rojo, resultó ser un poco más pequeño a comparación del lobo negro que era Lucien, pero Rowan tenía una extraña belleza que me dejo embelesada al verlo alejarse. Por un momento olvide como respirar, era hermoso.

Dio la vuelta y un gruñido salió de él, desapareció entre los árboles y arbustos, y no fue hasta no verlo más que la vorágine de emociones se esfumó, mas una pequeña punzada se formó en mi pecho.

Al recuperar la cordura solo pude maldecir.

- Maldita sea.

- ¿Lo conoces? - preguntó el castaño.

- Al principio no lo reconocí puesto que nunca lo había visto en persona, pero después de que dijeron su nombre pude recordar quién era -respondí - en mi mundo es conocido por raptar a las sirenas para tener a algunas como esclavas y a otras, se rumorea, les obliga quitarse sus escamas para venderlas en la industria de la textilería, la mayoría le tiene un gran terror.

- ¿En serio hace eso? - habló el peli blanco - que hijo de...

- Calla - lo paro Lucien poniendo su mano delante de él.

- Me retiro - dije - ya me he ido mucho tiempo, debo regresar con los demás.

Agarre la parte baja del polo y estaba a punto de subirlo cuando un par de manos me sujetaron con firmeza y detuvo mi acción.

- Quizá, lo puedas hacer en privado, cariño - hablo entre dientes el que se dice llamar mi pareja destinada.

- ¿Por qué? ¿Acaso nunca han visto a una mujer desnuda?

- Pues, no...

- No, que va

- No, no, jamás, ojos inmaculados

Empezaron a decir los tres otros lobos al unísono.

Escuché un ronco gruñido y comprendí que el chiste no le había hecho mucha gracia a Lucien.

- ¡Cállense! O juro que serán comida de los gusanos - amenazó, pero ellos siguieron riendo.

Lucien agarró mis manos y con gentileza las acurrucó entre las suyas.

- No quiero que nadie vea lo hermosa que eres, no te desnudes así, Darya.

- Lo siento, pero yo no veo el problema, además bajo el mar es imposible el usar un - observe lo que me cubría - polo.

- Bien, hago lo posible por comprender, lo juro, pero al menos hazlo una vez estés dentro, aquí delante de ellos no, por favor - me miró con una ternura en sus ojos la cual me conmovió.

- Está bien, una vez esté dentro - él me sonrió e intento rodearme con sus brazos.

- ¿Qué haces? - pregunté distanciándome de su intento.

- ¿Abrazarte? - frunció el ceño - ¿puedo abrazarte?

- ¿Abrazarme? - mi cabeza se inclinó un poco - ¿Qué es eso?

- Es cuando te despides de alguien - se rascó la nuca - Aquí arriba, tenemos la costumbre de rodearlo con nuestros brazos, para así demostrar que lo extrañaremos.

¿Extrañar? ¿Me va a extrañar?

- En el Reino Nanshe nos despedimos diferente.

Me acerque a él y con una mano lo agarré suavemente por la nuca y lo acerque a mi hasta que nuestras frentes chocaron, cerré mis ojos al sentir su piel caliente y moví un poco mi frente de un lado para otro.

- Cuídate - dije

-Quiero volver a verte - dijo sin más - mañana mismo

- Al medio día - abrí mis ojos y me separe de él - aquí mismo.

- ¿Lo prometes?

- Lo prometo

Me aleje, mire a los jóvenes lobos y me encamine al agua.

Una vez dentro sentí como se daba mi transformación:  mi aleta se iba formando y de verdad que la amaba.

Una vez terminado el cambio procedí a quitarme el polo y salí a la superficie a dejarla cerca de la orilla, procurando no sacar del todo mi cuerpo para que no me vean los otros tres, solo él.

Luego de eso me sumergí a lo más profundo pensando en esa promesa pendiente: 

"Quiero volver a verte".


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